Estuve un mes esperando para ver a este nerd noruego y esas canciones ideales para acompañar una sesión de sana tristeza.
Lo que tuve fue una exhibición de todos los males del rock en vivo de esta época en un club lleno hasta el techo, pegajoso, con chicos haciendo scrum para pasarte por arriba en busca de un lugar desde donde ver mejor y chicas hablando a los gritos y mandando mensajitos, demostrando que para ellas es lo mismo que toque el chabón de Kings of Convenience que cualquier paparulo del rock chabón.
Que el músico pregunte ¿Cómo se dice en español "Shut Up"? ya fué el colmo.
Había que hacer un esfuerzo tremendo para abstraerse del entorno y disfrutar un poco del show, cuando lo conseguí estuvo bueno. Las canciones de los Kings o de The Whitest Boy Alive pueden animar cualquier fogón con su sencillez y calidez. Hubo covers simpáticos: Boys Don´t Cry de The Cure, You can call me Al de Paul Simon y hasta un cachito de Range Life de Pavement. También tocó "Heaven Knows I`m Miserable Know" de The Smiths pero la mitad de la canción me la tapó el relato de la pibita de pelo corto que tenía adelante. La chabona le contaba sus males a una gordita que tenía un celular con una pantalla fosforecente del tamaño de un atado de cigarrillos. Gritaban tanto que les pedí silencio, se dieron vuelta y me miraron con cara de orto como diciendo "¿que le pasa a este anciano desubicado?".Si esto sigue así, este año me retiro del rock en vivo, sea en estadios o clubes. Solo iré a ver grupos chicos en sucuchos para 50 personas.
Y cuando se trate de un set acústico con canciones melancólicas espero que haya pasto o butacas y que haga frío como en Noruega.
Texto y fotos: Alberto Migraña