Roberto me preguntó qué podía decir de la película. Puff le dije. Cuando salí del cine había sol y una luz que no había cuando entré a la mañana. Fueron casi tres horas, y como en aquel recital de Spiritualized, hubo un momento en el medio en qué me perdí y no se qué pasó. Entonces empecé por decir que a mí me gustan las películas de Gaspar Noé. Que Irreversible todavía la siento y que no tengo problema con sus exhibicionismos y su manipulación sentimental. La película es una subjetiva de drogas, sexo y muerte. De subjetivo no queda nada y todo apunta a la despersonalización total. Todos los personajes están perdidos; todos son no más que un manojo de sensaciones y flashbacks automáticos. Porno y Zen. Una metrópoli desquiciada (Tokio) y la discoteca como un espacio primordial. No podía ser más Noé. Todo es irreal; como estar allí en una mañana soleada, en un cine inmenso y semivacío, en la oscuridad total rodeado de un puñado de otros perdidos que creemos tener una profesión respetable mirando películas. Anoche había salido pensando que la lluvia había pasado pero no. Cuando llegué a donde iba empezó el repiqueteo de las gotas. Y después una persona que llama solo porque tuvo una corazonada (yo la había tenido unas horas antes como una punzada que aparece de improviso y sin razón) y ahí estoy saliendo a la medianoche con The Rip Tide de Beirut en el modo repeat y el agua y las luces de los coches con esa luz especial en la llovizna. Su vida es como una película y entonces su nueva casa es un escenario. Una ventana iluminada y ella ahí escribiendo y pensando cosas. La gata tirada en el sillón. Le fui a mostrar el casco que me había regalado y que el otro día se me ocurrió usar de casualidad y me salvó de una contusión segura y horas de hospital y quizás algo peor. Hablamos un rato como los dos últimos habitantes de la tierra y después dormimos abrazados. Estas escenas robadas también son parte de mi película de Noé; llena de lagunas para que rellenemos con nuestros recuerdos y fantasías. Después la luz y el vacío; en partes iguales. Yo también, como Noé, soy un muchacho sentimental.
dj malhumor.
PD: la película se estrena mañana.
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