Estoy a más de 3000 kilómetros del mar hacia cualquier lado que me dirija. Norte, Sur, Este u Oeste. Estoy en el centro del continente, y hacia cualquier lado que dé un paso, muevo la balanza un poco. Aunque esté muy liviano, aunque haya perdido mucho peso últimamente. Hay un momento en que mi cuerpo se transforma en una salamandra que consume todo lo que le eche. Puedo comer una vaca entera, mil kilos de pan o mil platos de fideos que se desvanecen en el aire. Como si mi cuerpo ya no tuviera sustancia; como si mi cuerpo estuviera compuesto de líneas y puntos; soy como una imagen proyectada confundida con el paisaje.
En el centro del continente hay una meseta rodeada de selva que surge como un gran sombrero de la llanura misma. El viento le da forma extrañas, los ríos y torrentes caen hacia los lados, los paredones son de un rojo como los ladrillos y las canchas de tenis. Estoy sobre la meseta misma y los bordes no se ven, se intuyen. Es un lugar extraño este; una pequeña ciudad veraniega y de fin de semana algo vacía con hippies añosos como los árboles caminando por las calles. Me siento flotando en el espacio un poco;
ladies and gentleman we are floating in space. All I want to do/ is just to take the pain away/a giant step today/a giant step each and every day. No sé cómo voy a hacer para irme de aquí. Quien viene por un día se queda una semana, quien viene por una semana se queda un mes, quien viene por un mes se queda un año. Leo las aventuras de Coronel Flashman en la India; le escribo cartas a Batichica y miro el atardecer con una cerveza en una mano y las enseñanzas de Buda en la otra. Leí hace tiempo un libro llamado así, ¨El Infinito en todas direcciones¨. No recuerdo casi nada de él. Fue la época en qué descubrí que la ciencia no es el positivismo y una tarde en Caballito, leyendo Goedel Escher y Bach, escribí en un margen que me convertiría en matemático algún día. Lo que todavía no cumplí claro. Quiero dejar algo para cuando sea viejo de verdad. Mientras tanto abandoné a Lacan, dos novias, una amante, la universidad, varios amigos (encontré muchos otros), el futbol cinco, la casa donde nací y otra donde fui muy feliz, facebook, Buenos Aires (donde soy una especie de fantasma), la escucha compulsiva de Red House Painters y con ello un poco de melancolía, Milan Kundera y Win Wenders; Paul Auster y Murakami; Hal Hartley (o él nos abandonó a nosotros) y la filosofía del lenguaje. Mientras tanto llegué al centro exacto del continente y me paré en puntas de pié sin decidirme bien hacia qué lado caer; pensando, sin pensar, qué diablos será lo que sigue ahora. Dj Malhumor.
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