lunes, marzo 30
Kirikou et les betes, de Michel Ocelot
Sí: me encanta el baficito. ¡Gran idea! De todas formas, me decepcioné un poquín con Kirikou, al principio. Por supuesto, la culpa es mía: esperaba un dibujito más cool, más de vuelta, con chistes para adultos y todo eso a lo que Shrek nos tiene acostumbrados. Y no: Kirikou es pura inocencia, desde los trazos limpios del dibujo animado tradicional hasta el relato episódico de héroe pequeño que salva a su pueblo de peligros grandes. Kirikou es un bebé que nace con el intelecto y la capacidad de acción de un hombre, en medio de una aldea agrícola en el norte de Africa. En esta peli, la segunda de la saga, defiende a su aldea de los múltiples males que una hechicera le envía. Kirikou, en la tradición de Ulises, gana por su astucia, y también por su buena voluntad. Así, enseña a su pueblo a hacer vasijas de arcilla, encuentra un antídoto para el veneno que tomaron las mamás y hace un viaje fantástico en la cabeza de una jirafa. La canción ritual, que dice cosas como que Kirikou no es grande pero es valiente, se resiste a dejar mi cerebro.
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