domingo, abril 22
Bafici 2012: Encuesta Encerrados Afuera
1) Mejor película
2) Peor película
3) Mejor escena lisérgica
4) Mejor escena de sexo
5) Mejor banda de sonido y/o canción
6) El personaje
7) El inflado
8) Basta ya de...
9) La frase
10) En el Bafici 15 estaría bueno...
Datos personales:
Nombre/Nick - Cantidad de películas vistas
Aunque gane, aunque pierda... - Los premios del BAFICI
Y llegaron los premios y, casi, el final de una nueva edición del BAFICI. Ayer, poco después de las 12:30, con la presencia de algunos jurados de las diferentes secciones, un político y Sergio Wolf, se anunció el Palmarés Baficiano. El evento fue rápido, limpio y emotivo. En pocos minutos ya estaba todo liquidado. Así da gusto.
Obviamente, a partir de conocerse los ganadores, comenzaron las polémicas. Que tampoco son tantas, o al menos, tan relevantes. O ya serán olvidadas para el lunes, como suele pasar.
La gran ganadora sin dudas, fue la israelí Policeman, de Nadav Lapid, calificada por algún crítico local como “horrorosa”. Este film venía de ganar en el festival de Locarno el premio especial del jurado y, aquí comienza el auto bombo, en
“Dividida en dos partes o en dos bandos. Policías de élite y terroristas parecen convivir en películas diferentes, a pesar de que una refleja a la otra. Un film israelí político y polémico, algo casi inevitable.”
Lo dicho, una película polémica. Y, al contrario de lo que indica el cliché del cine independiente, una película política y llena de garra, al igual que sus protagonistas. Lo mejor que tiene para ofrecer el cine hoy en día: películas que desde la forma de su narrativa cuestionan el cine del presente, sin desconocer su pasado, ni dejar de dar cuenta de cierto estado del mundo.
Siguiendo el orden de importancia, llegamos al Premio del jurado, que fue para Germania, de Maximiliano Schonfeld. Sobre las películas argentinas no nos extenderemos mucho. Seguramente en una próxima entrega ampliaremos. O no. Todo es posible.
Lo mismo pasa con los actores, por acá no entendemos mucho de esta particular raza, así que les creemos a los que nos dicen que los mejores actores fueron Martín Piroyansky por La araña vampiro de Gabriel Medina y la niña Zoé Heran por Tomboy. Nos quedamos, eso si, con la ganas de que la pequeña protagonista de Nana se lleve algo más a su cabaña que un conejo muerto.
El premio a la mejor película argentina en la competencia internacional (un premio que suena demasiado nacionalista) fue para: La araña vampiro, de Gabriel Medina. La cual competía con la ya nombrada Germania y con Los salvajes, de Alejandro Fadel. Algo extraño ocurrió con las películas argentinas de esta sección. Justamente el título del que más se hablaba antes del festival (inclusive por el festival mismo, basta leer el texto del catalogo), termino siendo el que se fue con las manos, casi, vacías. Hablamos, claro, de Los salvajes. A la cual, sin embargo, le espera una próxima parada en uno de los festivales más importantes del mundo. O eso dicen. Germania, por otro lado, era un enigma del cual nadie, excepto los programadores, sabía mucho y terminó resultando una de las ganadoras. Una vez más: Don’t believe the hype.
La emoción llego con el premio a mejor película en la Competencia argentina. El momento en el que fue anunciada Papirosen de Gastón Solnicki, fue sin dudas, el más aplaudido de la velada. Cuentan los rumores que un corte anterior de este documental fue rechazado por el BAFICI. Y ahora, un año después, previo paso por el festival de Locarno, termina resultando la ganadora indiscutible. Solnicki es un director nacido y criado en el BAFICI y un verdadero representante de las creencias cinematográficas del festival. El resto de los premios fue para Luis Ortega como director por Dromómanos. Quizás el premio más extraño y discutible. Y una mención para La chica del sur, de José Luís García. Documental del que hablaba (y gustaba a) todo el mundo, pero el jurado prefirió dejar a un costado. Horas más tarde, sabríamos que, junto a Tomboy, fue ganadora del premio del público. Esperemos que ese, el público, sea el destino de esta película.
La premiación para la sección Cine del futuro, tampoco dejo espacio para ningún reparo. Tanto Ok, Enough, Goodbye, de Rania Attieh y Daniel García, con una mención, como la ganadora É na Terra não é na Lua, de Gonçalo Tocha, son dos películas particulares y personales. Ahora, si se trata del futuro del cine, eso no lo sabemos. Sobre todo frente al clasicismo de la película de la dupla Attieh / García, un guión que tranquilamente podría adquirir Adam Sandler para realizar su remake (norte) americana. Sobre estas películas escribimos en su momento lo siguiente:
“Solamente acompañado por un sonidista, Gonçalo Tocha se interna en la vida de una pequeña isla portuguesa durante varios años, para contarnos en forma de diario personal, las historias de sus habitantes. Una de las más grandes películas de esta edición del BAFICI y no solo por su duración de casi más de tres horas. El cine portugués sigue maravillando.”
“La trama de esta película nos podría hacer pensar en el cine de los hnos. Duplass. Un cuarentón es abandonado por su madre, con quien vive, y a partir de esto su vida se transforma en un desfile de particulares personajes. Sin embargo, hay algo diferente en esta historia a tantas otras películas similares. Quizás tenga que ver con la ciudad en donde esta ficción se desarrolla: Trípoli. O al no menos particular mix de sus directores: la libanesa Rania Attieh y el norteamericano Daniel García.”
Entre los premios no oficiales, las grandes ganadoras fueron Tomboy, de Céline Sciamma y Villegas, de Gonzalo Tobal. Tomboy se llevo el premio SIGNIS y FIPRESCI, recordemos lo que escribimos acerca de este título:
“Una película que, prejuicios de por medio, uno no imagina en la competencia del Bafici. Sin embargo aquí esta y bienvenida sea. Tomboy cuenta la historia de Laure / Michael, durante un verano lleno de pequeñas aventuras y grandes decisiones.”
Tomboy también fue, una de las ganadoras del voto del público. Lo raro de esta triple premiación es que uno espera un poco más de riesgo de una asociación como FIPRESCI. Pero parece que hay algo en esta pequeña película que supo unir gustos, a priori, tan disímiles. Aunque quizás iglesia, público y crítica no estén tan separados después de todo.
Villegas, obtuvo una mención de FEISAL y el premio de la Asociación Cronistas Cinematográficos Argentinos. No obstante, el mayor logró de la película ocurrió días antes, cuando el festival de Cannes anunció que participará en su próxima edición, dentro de la selección oficial fuera de competencia.
La lista competa de premios, la pueden buscar por ahí. Quien esto escribe, no termina de creer del todo en la competición entre expresiones artísticas. Pero tampoco llega al exabrupto de decir que las carreras son para los caballos. Lo que si es seguro es que una buena premiación dignifica un festival y le otorga un cierre perfecto. Un momento en el que podemos llegar a creer que la justicia existe. Y que el arte no le es ajeno. O inclusive puede lograr hacernos mirar con mejores ojos lo ocurrido durante el festival. El resto son anécdotas sobre lo que pudo o debió haber sido. Y pocas cosas hay más aburridas que las anécdotas de los premios y sus injusticias en la historia del cine. Material para prehistóricos cronistas de espectáculos y plomíferas enciclopedias. Lo que si podemos decir, es que esta vez ganaron los buenos. Habrá que ver ahora de que lado se quedan. El tiempo, como siempre, se encargará de esto. Como se esta encargando en este preciso momento, en que los jóvenes responsables de las salas del shopping Abasto, ya comenzaron a lucir sus remeras de Los Vengadores y respiran aliviados por el fin de este BAFICI.
Por otro lado: seguimos sin respondernos qué es el cine.
Hasta la próxima.
M.A.
sábado, abril 21
Repetición y variación - The day he arrives (Hong Sang Soo)
Los Otros - Play (Ruben Östlund)
Lo primero es la familia - Sibila
Cherry serbian bomb - Clip
En épocas pasadas, lo que se llamaba cine de explotación (exploitation) era un cine celebratorio de (y en) su incorrección política. Hoy en día este término se transformó en un elemento más de películas (seudo) prestigiosas que se premian en festivales. La provocación como un elemento decorativo más.
La historia de Clip (2011) es lo de menos: las aventuras sexuales de una adolescente, su vida en familia, las fiestas con sus amigas, una historia de amor violento, etc. Los ingredientes para darle algo de vida a un producto tan anodino, son varios: se trata de una opera prima, su directora es una mujer joven y también es joven y bella su adolescente protagonista. Además, la película contiene escenas de sexo explicito. Como broche final para todo este producto, se trata de una película serbia. País de cinematografía lo suficientemente pequeña y extraña como para transformar a esta película en un objeto particularmente seductor, al menos para los festivales de cine. Lugares donde esta obra de Maja Milos cosechó algunos premios.
La película está armada en un tono de veracidad y realismo que lleva a su realizadora a intercalar imágenes grabadas con celulares. Estas imágenes suelen ser escenas de sexo explicito de su protagonista. Los adolescentes hacen estas cosas, parece decirnos su directora. Y nada mejor que reproducir sus comportamientos para acercarnos a ellos. Y basta ver el armado de esas escenas para ver que el supuesto realismo de Clip, es solo un artificio vació y burdo. De nuevo esa palabrita “exploitation”. Falsear todo para lograr un sentido de la realidad, no estaría mal. Ahora, intentar reflejar la realidad, para solo lograr un cliché sacado de otras películas y autores, es una perdida de tiempo. Tratar de “entender” a los adolescentes, es una tarea de viejos. Sobre todo, de viejos moralistas. La típica película que no da respuestas, principalmente porque nadie hizo ninguna pregunta.
Y hablando de otros autores, se suele nombrar a Larry Clark para hablar de esta película. La diferencia sería que a Clark, en su obra cinematográfica al menos, lo que le fascina son esos adolescentes descastados que viven sus vidas alejados de la presencia de cualquier adulto. Es un mundo de ficción que toma elementos de la realidad casi de forma decorativa, de escenario. Una fantasía que prescinde de familiares enfermos y atisbos de redención o prosperidad social. Lo de Larry Clark es una obsesión. Lo de Maja Milos, por ahora, es solo un cálculo, una formula. El primer paso en la carrera de una directora que parece tenerlo todo para triunfar en el mundo del cine. Al menos, en ese espacio de los festivales. Lo cual no es poco. Cosas que al cine, especulaciones incluidas, no le interesan.
(El título de este texto se lo debemos a The Runaways, otras chicas malas que supieron de que se trataba eso del “exploitation”.)
M.A.
viernes, abril 20
Cocodrilos melancólicos - Diálogo con Miguel Gomes
- Los peores alumnos de la escuela de cine se dedicaban a la producción o el sonido. Dijo Gomes con la colaboración de Wolf.
- Si hoy en día dan una película muda por la TV la gente llama para quejarse diciendo que hay un problema técnico.
- Mis primeros proyectos eran muy caóticos. Mi primer corto es muy malo, pero a la gente le gustó y seguí filmando.
- Lo mejor en el cine, a veces, es aquello que ocurre sin estar preparado.
- Mi cabeza es muy democrática, hay espacio para todas las películas que vi, historias que me contaron, gente que quiero filmar.
- A cara que mereces es una película sobre un personaje que tiene q matar su infancia. sus últimas palabras son: Adiós, amigos.
- Todas mis películas están divididas en 2 partes. La segunda es la película que quieren los personajes de la primera.
- En la primera parte colecciono de manera documental, lugares, imágenes, personajes, que después utilizo en la segunda como ficción.
- No tengo el derecho de utilizar el África real. Mi África es de la mitología.
- Wolf pregunta sobre el paso del tiempo y cierta melancolía en el cine de Gomes.
- Muchas veces me pongo melancólico cuando hay alegría. Y alegre cuando el resto de las personas están melancólicas.
- El publico brasileño me dice que Aquele querido mês de agosto es muy alegre y el argentino que es melancólica.
- Huber dice que todas las películas que tienen un burro son muy interesantes. Gomes esta de acuerdo.
- Hay muchos planos de burros que no quedaron en TABU, voy a hacer un nuevo montaje y se lo voy a regalar a Huber.
- Los cocodrilos parecen recordar cosas que los hombres ya olvidaron.
- El comienzo literario de TABU, remite a ciertas canciones que se escuchan en Aquel querido... vienen del mismo sitio. El deseo de la ficción.
- Ese deseo de ficción puede venir de muchos lados, canciones, películas, textos literarios, sueños.
- Me gusta ver en las películas un mundo que no es el real, debe mantener una conexión, pero ser otra cosa. Algo muy diferente.
- No me siento solo, prefiero que me gusten las películas de los otros.
- En el cine actual de autor gano la línea naturalista, realista. No digo que eso este bien o mal. Simplemente no es lo que mas me gusta.
- Uno de mis referentes en el cine latinoamericano es Lisandro Alonso. Uno de los directores mas importantes de cine actual.
- El cine latino americano se esta poniendo muy austríaco.
- Gomes habla maravillas del gran Martín Mainoli. Y ese corto genial llamado KENNY.
- Crear ficciones sin ningún tipo de relación con la realidad es demasiado autista.
jueves, abril 19
H/story - La chica del sur
¿Nunca te miró una vaca de frente? - Bestiaire
Es raro lo que me pasó con Bestiaire (Denis Côté, 2011). Antes de empezar a verla esperaba desilusionarme con la película. La vi en un monitor de computadora, donde la percepción real de cualquier película se ve reducida. Poco después, en un acto de justicia cinematográfico, volví a verla como corresponde, es decir en una sala. La sorpresa fue mayor. Bestiarie es una pequeña gran película.
En verdad es injusto referirse a ciertas películas como “pequeñas”, de ese tipo de obras está armada la historia del cine, después de todo.
Denis Côté es uno de esos nombres que existen, y que generan una obra, que le debe casi todo a los festivales de cine. Es de alguna manera (y sin usar el término de forma despectiva) un director “festivalero”. No es extraño que todas sus películas hayan pasado por el BAFICI. Su obra ya consta de seis largometrajes, y sería difícil tratar de establecer algunas constantes o marcas autorales definidas.
En sus últimos films, Carcasses (2009) y Curling (2010) la ficción se juntaba con un registro documental. Con Bestiaire realiza su primer largometraje duro y puro, y extrañamente opta por una forma que ya parece acercarse a su agotamiento: el documental de observación (u observacional, ya me corregirá la policía del documental).
La facilidad que ofrecen los formatos digitales, la pereza de los realizadores, lo económico que suelen resultar, hacen que este tipo de documentales últimamente sea una de las formas más utilizadas.
Lo que antes era considerado como una manera de establecer una mirada rigurosa, ahora se ha transformado en ¿un gesto de pereza? por parte de directores que se refugian en un supuesto respeto por el tema que sea que estén tratando.
Por cada película de Frederick Wiseman, por nombrar un ejemplo extremo, existen decenas de títulos que nada relevante tienen para ofrecer.
Y en este estilo que parece extinguirse Côté realiza su primer documental.
Bestiaire, a priori, parece uno de esos productos de los que hablaba antes. Y no se transforma en ninguna novedad en particular, pero sí en uno de los mejores y más logrados ejemplos de este tipo de documental.
Bestiaire es el registro de la vida diaria de un zoológico en Québec, sólo eso, pero a medida de que la película avanza vemos que, aún sin alejarse del estilo, ni forzarlo o buscar algún tipo de recurso externo o ingenioso, logra hacer interesante cada plano que nos muestra.
No sólo debido a los encuadres (cada uno y casi todos, de una belleza extraordinaria que no devienen en una serie de lindas imágenes, porque la unidad estilística de la película es lo que la termina transformándola en algo tan hipnótico, que uno no puede, ni quiere dejar de mirar) sino también a la duración de cada plano. Como si el director tuviera el secreto de saber cómo y hasta cuando sostener la mirada.
Algo simple de decir pero difícil de realizar.
En la letra de la canción que da nombre a este texto, Miguel Abuelo escribió:
Esta vaca me analiza
ella profundiza y yo me voy
No hay vacas en Bestiaire, pero sí algún familiar cercano. Tampoco es muy seguro que nos analicen. Lo que es seguro, es que Denis Côté profundiza y yo me voy.
Hasta la próxima.
M.A.
miércoles, abril 18
Be My Baby I Love You - La presentación de Tabu
martes, abril 17
Tabú, de Miguel Gomes - Tabuena!
Tabú es la nueva, resplandeciente obra de Miguel Gomes, el de Aquel querido mes de agosto, acá en modo larger than life y, a la vez -si es posible- tan mínimo como un susurro a oscuras. Tabú comienza con la historia de tres mujeres mayores, Pilar, Aurora y Santa, su mucama / asistenta. Aurora, fóbica, ludópata, le tiene miedo a Santa, quizás por su accionar del pasado, el cual será desplagado en las siguientes dos terceras partes del film. Gomes homenajea la Tabu de Murnau no sólo dividiendo su película en dos partes (Paraíso / Paraíso perdido, en el original, invertido en la película del portugués), sino remitiéndose desde la concepción visual al expresionismo de su adorado Friedrich Wilhelm.
Gomes trabaja el presente con un decidido clasicismo formal, con un montaje basado en el raccord y un cuidado quirúrgico, post vivisección, del melodrama à la Douglas Sirk, condimentado con un leve salpicré noir. Esas mujeres viven un presente estático, concreto, trágico, si se quiere. En la segunda parte, todo lo anteriormente construido estalla en mil pedazos para darle lugar a una apasionante serie de viñetas en las que todo vibra. Al trágico presente estático de la primera mitad, se le contrapone un pasado caprichosamente anárquico, lleno de canciones, aventura, bonvivantismo, colonialismo y un sinfín de elementos que vale la pena descubrir.
Pese a tener algunos momentos más lentos que otros, Tabú es un derroche de excelentes ideas, llena de inteligentes y efectivos recursos, que dan fe del infinito e insondable alcance del lenguaje cinematográfico. A riesgo y sabiendas de que estas palabras sean muy cursis, hay varios momentos -como el que abre esta reseña- en los que Tabú explicita a través de táctiles relieves, penetrantes aromas, estridentes sonidos e impactantes imágenes la concreta y poderosa idea de lo que es el cine. Y eso, amigos, amigas, da gusto. Estamos frente a la clase de película que te sigue días después de haberla visto, lo que marca no sólo su calidad, sino su inherente condición de Gran Obra Cinematográfica (GOC, para los amigos).
Hay dos oportunidades más de verla en en el Bafici, con Gomes, jurado de esta 14º edición, in situ: hoy a las 22:30hs y el sábado a las 14:15hs. Después se podrá ver en salas, ya que está anunciado su estreno. Eso sí, recomendamos verla en estas dos fechas: estar presentes con Gomes en pleno ejercicio de su portuñol le suma puntos a la experiencia..
¡Programadores del mundo, uníos!
lunes, abril 16
Política de autor - Pater
sábado, abril 14
Vivir su vida - Dos películas de Ross McElwee
viernes, abril 13
Animales sueltos - La maladie blanche
Christelle Lheureux fue jurado en el BAFICI 12, donde también presentó dos de sus películas: Un sourire malicieux éclaire son visage (2009) y Non ricordo el titolo (2008), dos obras que apelaban a nombres prestigiosos de la historia del cine (Hitchcock, Rossellini, Antonioni) para crear ingeniosos productos audiovisuales, siempre deudores del videoarte y la instalación museística y en deuda con el cine. Lheureux es, entre otras cosas colaboradora y amiga –suponemos- de Apichtapong Weerasethakul, quien además aparece entre los agradecimientos de esta, su por ahora última película: La maladie blanche (2011) estrenada mundialmente en el prestigioso festival FidMarseille.
La maladie… transcurre en un pequeño pueblito francés llamado Argot-Dessus, el tipo de lugar al que últimamente el cine moderno nos tiene acostumbrados. A poco de comenzar escuchamos la canción Clandestino de Manu Chao (para quien esto escribe, motivo suficiente para abandonar la proyección de cualquier película, pero como más adelante también se escuchan Alphaville y Joan Jett, mejor sigamos. Eso sí, es música diegética…o sea…). Lo que nos ubica inmediatamente en el clima de festejo que se está viviendo en este lugar, aunque quizás simplemente se trate de un sábado por la noche. Lo que sigue son pequeños momentos, escenas, de parejas y gente conversando, niños alrededor de una fogata jugando a las sombras chinescas. Y un padre y una niña a punto de irse a dormir, quienes derivarán en la parte más importante de esta corta película de poco menos de una hora. Quizás la más alejada de recursos ingeniosos en la obra de Christelle, al menos de las que tuve la oportunidad de ver. Sin embargo hay algo que no funciona o mejor dicho, funciona perfectamente dentro de la lógica de la película y al hacerlo produce cuestionamientos.
Últimamente este tipo de cine, ¿de búsqueda?, ¿artístico?, suele tener una seguridad y una confianza en sí mismo a prueba de todo, y esto sólo genera sospechas. Algo que parece ya visto y redundante en su cuidada estética, en sus escenas bucólicas con niños y aldeanos, en su búsqueda de momentos epifánicos, en su bello blanco y negro digital, y en, otra vez aquí, la aparición de un animal (ya un recurso y lugar común, teniendo en cuenta películas recientes y de este mismo BAFICI -trataremos de ampliar en futuras entregas-). Como si se tratara de un cuento para niños trasladado a la pantalla en forma de documental arty. Pero tampoco se trata exactamente de esto. Al menos, no del todo.
Un cine que, como escribió alguien, busca más un estilo que una estética. Lheureux hace desaparecer la presencia del artificio en sus imágenes y logra así, que su truco sea más limpio y eficiente que en sus anteriores obras.
Y hablando de cuentos para infantes, recuerdo una canción que me cantaban de niño que habla de un accidentado Pinocho al que no podían ayudar en el hospital ya que, decía cruelmente un personaje de la canción: “todo esto será en vano, le falta el corazón”. Quizás el problema de esta película sea ese, la falta de corazón.
Pero escribo esto y me doy cuenta que quizás está mal reclamarle a una película tener corazón o provocar sentimientos, algo visto por casi todo el mundo como la única finalidad del cine. El problema sigue siendo qué se espera o qué se le pide al cine hoy en día. Lo que La maladie blanche ofrece, se parece mucho a un mainstream dentro del cine para festivales. Una película que se dedica a utilizar y acumular formas y recursos ya probados. Casi una nueva forma de cinema de qualité.
M.A.
Este trailer...
Este es el trailer de Fibertel sobre el Bafici, un buen auspicio acompañado de una selección de títulos a emitir, a modo de homenaje, en el canal 90 de Cablevisión, una buena propuesta para quienes no tienen la posibilidad de vivir de cerca el Festival. Eso sí, los que hicieron el trailer nunca fueron, leyeron o escucharon hablar del Bafici, a menos que allí se hayan proyectado alguna de Piratas del Caribe, Ghost o el Willy Wonka de Tim Burton. Eso sí, el look de la espectadora que se hace la película es lo más hispter / gafapasta / esnobiero posible. Cinefilia y publicidad: desentendidos modernos...
Cerrar puertas y ventanas - L’Apollonide (souvenirs de la maison close)
Bertrand Bonello es un claro representante del director autor. Producto (y ejemplo clásico) del cine francés y su historia. Un director “moderno” que gusta de mezclar formas y estilos. En su anterior película, De la guerre (2008), una personalísima adaptación del libro de Carl von Clausewitz, lograba llevar a buen puerto una serie de ideas disparatadas comandando a un trío explosivo de actores; Asia Argento, el finado Guillaume Depardieu y a la joya nacional (francesa) Mathieu Amalric.
(Para desarrollar en otro momento: hay una relación directa entre L’Apollonide y Tournée, más allá de describir universos plagados de mujeres -y mujerotas- y de sus bandas de sonido soul rockeras, hay algo de la liviandad bien entendida y de cierto placer hedonista que une ambas obras).
Bonello esta vez elige contar una historia original, los últimos días de un prostíbulo durante el cambio del siglo XVIII al XIX. El noventa por ciento de la película ocurre puertas adentros y la narrativa esta marcada por las historias de un variado grupo de prostitutas. Las chicas de Bonello (como antes las chicas de Amalric) son la fuerza (motriz, narrativa) que lleva la película. Sus cuerpos, rostros y sus particularidades se entremezclan con la trama y, esa mezcla, logra una puesta en escena hipnótica. Hay un gesto muy obvio en Bonello para alejarse del clasicismo que le indica la historia, y es a través de la utilización de diferentes recursos formales como la pantalla divida, el uso de las canciones modernas (rock, soul), y hasta registrar una escena SPOILER en un formato de video de baja calidad (en la polémica secuencia final). Como si todo eso fuera necesario para mostrar que lo suyo no es simplemente contar un historia ambientada en el pasado. Bonello es un director extraño (y virtuoso) que por momentos parece depender de varias tradiciones cinematográficas y por otros de ninguna (o en tal caso de otras tradiciones, Bonello es además músico). Por alguna extraña razón, algunos directores franceses (ex - jóvenes) y modernos parecen verse obligados a realizar sus películas “de época”, Arnaud Desplechin con Esther Kahn (2000), Olivier Assayas con Les destinées sentimentales (2000) por citar un par. Y esto termina siendo una marca, o síntoma, del cine francés actual. Por un lado nostálgicamente enamorado de
Habiendo dicho todo esto, también es cierto que L’Apollonide (souvenirs de la maison close) es una de las mejores películas que se van a poder ver en este BAFICI. El gran merito de Bonello es mostrar la vida mientras ocurre, a diferencia de lo que suele ocurrir con las películas de época, en donde la vida se muestra en pasado.
Y un saludo a algunos de nuestros colegas quienes ante la belleza, solo ven un gesto reaccionario. Eso les pasa por ser, a diferencia de estas mujeres, tan feos.
(El título de este texto se lo debo a mi colega Cecilia Barrionuevo).
M.A.