Soy Cuba, El Mamut Siberiano, de Vicente Ferraz
La sola historia de la filmación de Soy Cuba es apasionante. Imaginen a un equipo de filmación ruso arrivando a la Cuba de la naciente revolución. Imaginen ese choque, imaginen ese enorme malentendido. Conocer cómo se filmo esa película ya sería muy interesante; que esa película sea una obra maestra hace que la visión de Soy Cuba sea casí una obligación. Si no me quieren hacer caso, los entiendo, pero entonces hagánle caso a Scorsese y a Coppola que fueron los que sacaron esta experiencia demencial del olvido y la colocaron en su lugar. El gran Martin jamás recomendaría una película que solamente tuviera valor de museo. El documental muestra imágenes sorprendentes y planos secuencia jamás vistos (¿alguién puede recomendarme algún buen libro que explique su filosofía?). El director de Soy Cuba fue el ruso Mikhail Kalatozov, sus imágenes de la revolución son alucinadas. Pretendían ser realistas. A pesar de que el personaje del director solo aparece desde fuera, imáginamos los problemas de esa creación, la obsesión por ciertas ideas y lo duro que debe haber sido el fracaso. Soy cuba fue un fracaso tanto en Cuba como en Rusia y su destino era la desaparición. Es notable ver como mismo los protagonistas cubanos de esta película hablaban hasta con verguenza; decían, esa no era Cuba, esos no éramos nosotros. Y sin embargo las imágenes nos golpean por su belleza y delirio; nos parecen más venidos de la idea del cine que del cine mismo, como si ello no fuera posible de filmar por demasiado perfecto. El documental está bien hecho y es clásico. La rendición ante la elocuencia de las imágenes de Soy Cuba así lo exigía y lo agradecemos. Mucho para pensar sobre la producción y la recepción de una obra de arte; mucho que decir sobre los abatares del realismo también. No es menor virtud de este documental el descubrir también a la personas que allí participaron y a sus destinos azarosos.
Me tome un café y sin saberlo, como un antídoto, una casualidad o una broma del programador me ví una pelicula anticomunista (aunque con verguenza de serlo).
Spying Cam de Whang Cheol Mean
Película apuesta por un director atrevido (y coreano). Película a cuarto cerrado (pero que sabrá darnos el respiro a tiempo). Dos hombres en una habitación esperan y mientras esperan filman y mientras filman realizan puestas caseras de Dostoievski. No sabemos de qué se trata y entonces hay que tener paciencia. Por suerte hay comedia que contraresta la claustrofobia (nuestra y de los protagonistas). Película ensayo también porque se pregunta qué es filmar. No se asusten que esa pregunta no evita, como en muchos casos, filmar una película y contar una historia. En un momento los acontecimientos se precipitan y tememos nunca saber de qué se trató, tan a merced estamos del director y sus ganas de decirnos qué pasa. Sin embargo al final comprendemos que no hay cine que nos sea politico (ni que no sea de género).
Dj malhumor
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