Bueeeno... no sabemos bien cómo empezar. No es culpa del pobre Hal que Trust me y The unbelievable truth hayan sido tan importantes para tanta gente. El no pidió la medalla de portavoz generacional. Pero la tenía, a su pesar. Más de diez años después, la expectativa era demasiada, y la película no se la aguantó. Hal se sale de su molde suburbano con un guión futurista distópico, a la manera de 1984 o Brazil pero un poco menos, rozando peligrosamente la alegoría. Los personajes no dan para encariñarse mucho. Ah, además hay extraterrestres y mucho movimiento de cámara. Que no se me malentienda, la película está bien, es entretenida todo el tiempo y hasta puede conmover un poquito. Pero esperábamos más. El problema son siempre las expectativas.
Marcela Basch
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