Yacine es un muchacho desocupado de origen argelino, es fan de Pelé y vive en un trailer. No tiene laburo y anda a la deriva por casi toda la película. Camina, corre, roba y se arrepiente, visita un museo de cera, se tira debajo de la pollera de Marylin para mirarle la bombacha, visita a los viejos, vive varias escenas recordables y entendemos que algo le falla.
El director Alain Gomis la lleva bastante bien aunque se encargue de arruinar algunas escenas que podrían ser perfectas, cómo cuando Yacine les explica una jugada de Pelé a sus amigos homeless. Yacine se posesiona, les muestra la jugada con chapitas en el suelo primero y luego los usa como muñecos parándolos en una cancha imaginaria ("vos sos Tostao y vos Mazurkiewicz"), todo se cuenta y se muestra de una manera que uno cree revivir una escena que quizás nunca vio. ¿Que hace el torpe de Gomis? A continuación pone la jugada original con fosforecencia catódica repetida en varias velocidades.
A pesar de esto, venía pasándola bien hasta que llegó el desconcertante viaje final (una mujer en la calle le dice "andá a Toledo" y el vá). Yacine entra en un trance con inserts que parecen de documentales de National Geographic y va en busca de la redención. Yo voy en busca de la salida más cercana pensando en que bien la van a pasar con esta peli los amigos programadores de cine club con debate.
Ah, el librito dice que Andalucía: "se permite reírse del cine francés de época". No esperen una sucesión de gags descacharrantes, la escena es una sola, tiene su gracia pero son 2 minutos como mucho.
Jota Pérez
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