miércoles, junio 30

Flame y Citrón, de Ole Christian Madsen

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Si vos sos como yo y estás podrido de ver películas sobre nazis, esta peli del danés Ole Christian Madsen quizás te interese. En parte porque no es sobre nazis, sino sobre lo que se hizo con ellos. Flame y Citrón se inscribe dentro del tipo de películas que miran más
qué hicieron los buenos con los malos que lo que hicieron los malos, tal como hiciera “Black Book”, del inefable Paul Verhoeven.
Los protagonistas del título, Flame y Citrón, son dos héroes de la resistencia danesa durante la ocupación nazi. Ídolos de grandes y chicos, y figuritas repetidas en los manuales escolares de Dinamarca, ellos son dos agentes secretos contra los nazis, que tienen como misión aniquilar la mayor cantidad posible de daneses colaboracionistas. Todo va bien: muertes, alcohol y sexo, pero después las cosas se complican y los que parecían amigos al final son enemigos y viceversa.
La película tiene aciertos y defectos (como vos y como yo). Por un lado, siempre es saludable (hola, ¿qué tal?) el gesto audaz de discutir los mitos fundacionales de una nación. Por otro lado, la película no termina de decidir qué hacer, como diría el pelado de Simbirsk, respecto al tono que quiere tener, entonces se contradice y pierde fuerza. O sea, dejame que te explico. En la película mal-coexisten un realismo seco (que parecería ser lo que una desmitificación requiere) y una estilización extremadamente deudora del cine negro, que contamina ese realismo con un abuso de algunos elementos del noirismo. Entonces tenemos mucho jazz, mucho bar, mucha noche, mucha femme fatale que juega a dos puntas y sí, héroes perturbados que hacen sus propias reglas y viven en un mundo oscurísimo. No está mal darle un toque noir a una historia real, pero
en Flame y Citrón se fuerza a un punto tal que parece más una parodia de ese cine que una revisión sobre la resistencia. Esta contradicción e indefinición se prolonga por casi toda la película y le hace perder fuerza. Sobre el final, da la sensación de que el realismo se evapora, el noirismo se flexibiliza y la leyenda termina absorbiéndolo todo, pero de la peor manera. Vencen los clichés narrativos y las dicotomías gastadas (pasiones individuales versus necesidades colectivas; pragmatismo versus moral; el fin que justifica los medios versus los medios que justifican el fin). La película se hace cada vez más larga y menos interesante. Pasan unas cosas y termina. Seh, no está buena. Ya te dije.

Ahora Olé Christian Madsen está filmando “Superclásico” en la Argentina, una película sobre un jugador de Boca (interpretado por Sebastián Estevanez) que se enamora de su representante danesa. Solamente el tiempo dirá si Madsen sigue el camino de la mediocridad (tal como lo hace la selección danesa actual) o si se encamina en la senda vistosa y disfrutable de la Dinamarca guiada, en tiempos más benévolos, por los hermanos Laudrup.

Juan Upma

jueves, junio 17

La dama desaparece

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De esta ciudad me gusta el nombre en inglés; Cologne, suena a francés un poco. Llegué hace una semana ya. La nota más importante es que ella desapareció. Soy yo el que crucé el océano, pero es ella la que se esfumó. Nos gustaba tanto Hitchcock. Un último mensaje para preguntar como había llegado y después el silencio. Como en una historia de Murakami. Como en una especial historia de Murakami que empecé a leer en estos días, U.F.O.in Kushiro. Tal vez fue abducida. Lo curioso del cuento; lo curioso para mí es que no se cómo termina. Peligros de leer cosas bajadas de la web. Se corta a la mitad. La mujer un día está y otro día ya no más. No se como sigue esa historia ni la mía. Volé de Buenos Aires hasta San Pablo muy temprano y después pasé horas blancas en el aeropuerto brasileño durmiendo y viendo películas hasta el próximo avión que me trajo. Me gustó dormir en tránsito. El limbo, menos vistoso que el limbo de Lost pero limbo al fin. La vida en suspenso. Cuando estábamos aterrizando en Colonia de golpe Hop! El avión vuelve a subir; se sienten ruidos extraños y por fin el capitan habla. Veo el río Mainz otra vez, los campos, las autopistas y los manchones verde de bosques aquí y allá. Por unos segundos largos pienso; tal vez no debía estar en este avión.. pero aquí estoy. Finalmente aterrizamos. Carolina todavía no había desaparecido. En la estación me esperaban Andreas y Mira. Caminamos hasta el Rhin y tomamos unas cervezas displicentes. Todo es muy relajado en esta parte del mundo; ¿Crisis? ¿Qué crisis?. Así se llamaba un disco de Supertramp creo. Jamás lo escuché pero recuerdo ese título. Tal vez era otro grupo intragable de aquellos años que ya eran viejos incluso para mí. Todo el mundo anda en bicicleta. Debo tomar nota. En algunos lados encajamos inmediatamente. ¿A qué vine? No lo se bien. A ver el mundial lejos de Argentina tal vez. Andamos de aquí para allá. Estudio mapas, empiezo a curiosear los futuros conciertos y encuentro un nombre que me viene resonando Ruby suns. El último disco lo escuché varias veces y fue directo a mis favoritos. No puedo decir más porque mi memoria retiene pocas cosas ultimamente. Los veré en vivo y ahí descubriré por qué. Leo que son holandeses y los describen como un encuentro entre los Beach Boys y Wampire Weekend. Entre mis planes está conseguirme una bicicleta decente y cruzar los Alpes hasta Italia para reclamar una herencia. Siempre me gustaron las novelas de Stendhal. ¿Qué más hice esta semana? El martes fuimos hasta una laguna escondida rodeada de un pequeño bosque. En realidad es un pozo gigante del pasado que se llenó de agua de lluvia; pura y cristalina. Nos tiramos entre los patos. La laguna es profunda, el agua fresca. Cuando estoy bien en el centro descubro que estoy cansado. Los brazos me pesan; sería tan fácil irme para el fondo y yo también desaparecer. Todos somos una ausencia para alguien.

Dj malhumor

domingo, junio 6

¿Me como un Ket Shup Boy o la paella que quedó de anoche?

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¿Sabían que al Primavera Sound se puede ir con el tapper? En serio, si llevás la viandita no te la sacan en la entrada. No importa que haya unos 50 puestos de venta de morfi con diferentes opciones: desde falafels a choripanes, desde pizza en cubo a panqueques, desde hamburguesas ovni a hamburguesas ecológicas (no miento, venden eso, lo dicen los carteles y no se por qué me las imagino tan tóxicas como las del más afamado fast food). No importa que haya decenas de maneras de consumir lo que se te ocurra, si querés te traés loS fideos que te sobraron ayer y te los zampás mirando a Wilco.
Unos cuantos pensaron que podían hacer eso mientras disfrutaban del show de Low en el Auditori, ahí si pedían que dejes la comida a un costado. Era gracioso ver a un patovica con más cuello que Mike Tyson gritar "let the food over, later you can ricover", y mirás a un costado y están las tentadoras pilas de tappers, sanguchitos en papel aluminio y caserísimos etcéteras. Apenas te revisaban las mochilas, los patovas simplemente preguntaban si traías comida y si decías que no, te creían y uno podía pasar una pata gigante de jamón serrano entre la ropa sin problemas. Loco ¿no? Estos europeos están majaretas.