jueves, febrero 28

De genios y giles

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El otro día se planteó una discusión muy simpática entre los conductores de Pink Moon Radio: uno contaba una película y el otro le recriminaba, con humor, que siempre que lo hacía llegaba hasta el primer plot point, hasta el momento en que se arma la trama principal, se plantea la intriga inicial, comienza a entramarse la historia. El retrueque era que al otro le interesaba más contar quiénes actuaban y desde ahí establecer coordenadas temáticas y/o estilísticas. Lo bueno del asunto es que, quizás sin buscarlo, estaban planteando un poco algunos de los caminos elegidos por la crítica cinematográfica actual. Si bien hay muchas formas de entender y encarar la crítica, yo -que no soy crítico, que nunca lo quise ser, ni lo sería, más allá de que eventualmente escriba sobre películas, música o televisión y hasta cobre por hacerlo (magramente, sólo por la mera literalidad del término)- siempre dividí de manera mental el escribir sobre cine en esos dos grandes grupos: la reseña previa al visionado del lector / potencial espectador, y el texto de análisis de la obra en cuestión, ese que piensa, destripa, vivisecciona la película, la critica (la amplía, la potencia, la continúa, la destruye, etc.). Después aparecen todas las posibilidades que están en el medio de ambas opciones: su combinación, sus medias tintas, blablá. Finalmente, hay gente que sabe desplegar una u otra opción, y gente que, de manera deliberada, se encarga concretamente de cagarla. Y sí, toda mi introducción gira alrededor de un caso puntual que me resultó indignante: el "Caso Forn Vs. Rodríguez".,.
Unos días atrás, el gil -no puede, no debe ser tratado de otra forma- de Juan Forn -"escritor, traductor y asesor literario argentino", reza Santa Wikipedia- escribió, en su multitemática columna de los viernes, una nota sobre Sixto Rodriguez, un músico relativamente poco conocido. Sí, el compositor de Sugar Man, esa canción perfecta, revivida por David Holmes diez años atrás. Sí, Rodriguez, el responsable de esos dos grandes discos, Cold Fact y Coming from Reality. Sí, Rodriguez, el eje central de Searching for Sugar Man, el largometraje de Malik Bendjelloul que acaba de ganar el Oscar al Mejor Documental.
La cuestión es que Forn, un escriba experimentado, alguien a quién suponemos no habría que explicarle la intención -la búsqueda, la idea- detrás de la estructura de una obra, se orina plácidamente sobre el documental de Malik Blablájelul, arruinando TODAS las elecciones hechas por su director.
Es necesario aclara que Searching for Sugarman es una de las películas más interesantes de los últimos años, que narra una historia real -de ribetes surrealistas- con una pasión, una delicadeza y una intensidad inéditos. Malik Berdulojulol logra dosificar la información con inusual maestría, logrando que el espectador se sumerja en la increíble historia de ese genio llamado Rodriguez. Un documental sobresaliente, una historia conmovedora, un personaje insuperable.
El gil de Forn, en una torpe y vergonzosa seguidilla, no sólo CUENTA la película, sino que ahonda en detalles que directamente arruinan uno de los más intensos e interesantes procesos que ha dado el cine en 2012: el derrotero trazado por el director del documental para que siga su público, con el simple uso de la dosificación de información, proceso elevado al punto del arte, aquí. Y el GIL lo cuenta todo. Así, cuando veas la película, no tenés ninguna sorpresa, no disfrutás de ese camino que te proponen recorrer.
Estamos de acuerdo, lo que hace de Searching... una gran película no es sólo lo que cuenta y la forma en que lo hace (la dosificación de la información), sino la creación de climas, esa lograda sensación de intimidad y la asombrosa destreza de un director para capturar la esencia exacta de un artista tan particular.
Pero que el documental tenga otros méritos no justifica que un tipo -un gil- que tiene que escribir una columna semanal salga del paso arruinándola para los desprevenidos lectores. Es un poco insólito que un gil con varios premios encima, una buena cantidad de libros publicados y mucha experiencia, no entienda que lo que está haciendo está MAL. Que es peor que arruinar el final de Sexto sentido, Bajos instintos o El juego de las lágrimas. Que está accionando en contra de una película que parece haberle gustado, en contra de de sus lectores y, sobre todo, de un creador a quien él mismo aplaude (sí, el mismísimo Malik Baruyololol). Juan Forn: sos un gil. ¿Acaso alguien arruinó la trama de alguno de tus libros y por eso te vengás con el universo? ¿No encontraste mejor forma para hablar de una película que arruinarla? ¿No le pudiste buscar la vuelta a la historia de Rodriguez y tuviste que recurrir a COPIAR el proceso del documental?
Juan Forn, gil o no gil, no es crítico de cine. Su nota dista mucho de ser una crítica y no busca serlo, por supuesto, pero se vuelca hacia esa sucia enfermedad actual de menospreciar el talento ajeno arruinando su obra, a fuerza de spoilers.
Si se trata de elegir cómo contagiar una película -atraer potenciales espectadores, esparcir la alegría que uno vivió como espectador- hay cientos de formas. No es necesario ser crítico, ni siquiera de los modernos, cuyos análisis no exceden los cuatro renglones porque es para internet. Sólo es necesario entender la película -o el disco, o el libro, o lo que sea- y contagiarla respetándola, en su buena ley. No ser un gil.
Pulgar abajo a la nota del gil de Juan Forn que, no, acá no la vamos a linkear. Espero que no la hayan leído antes de ver Searching for Sugar Man. Si es así, ustedes han sido víctimas de un gil a quién quizás, habría que sacarle el registro para escribir, algo que hay que hacer con mayor responsabilidad...
Hombre grande...

The Nautilus Years

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No sé cómo apareció este disco entre las carpetas. Seguramente por el título, The Nautilus Years; o, en mi imaginación, los años que pasamos bajo el agua. Apenas lo empiezo a escuchar y paro la oreja como cuando descubrimos en la clase una chica que no habíamos visto y nos decimos, ¨no es posible que se me haya pasado¨. Pero pasa. Y busco un poco y resulta que el disco es del 2008 (¿qué blog amigo será mi santa Claus?) y que la banda se llama Surrounded y que son suecos pero no; no suenan luminosos, suenan como Mercury Rev. Menos psicodélicos y colgados. Igual de misteriosos. Suenan como los Flaming Lips sin la histeria. Quiero más y apelo al soulseek y hay otros dos discos; uno del 2010 donde hacen un cover de The National. Una canción que había salido ese mismo año; ¿No es genial? Y no solo la idea de hacer un cover de una banda que es tu contemporánea. Es una versión increíble de una canción que no paré de escuchar; Bloodbuzz Ohio. Los años que pasamos sumergidos. Dj malhumor.

Video de Bloodbuzz Ohio (via @silvasanti)

miércoles, febrero 27

Strange Bird - Andrew Bird en Buenos Aires

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¨Gracias por traerme hasta a Buenos Aires¨ dijo el tipo. El pibe es igual a un actor de esos que hace de muchachito tierno en comedias indies. Llegué a la ciudad y me enteré que tocaba por el diario del domingo. Qué mejor programa para el martes que ver a Andrew Bird? La inflación es como un catalizador zen; la imagen misma del movimiento, nada es permanente y entonces si tenemos un billete en la mano lo gastamos inmediatamente porque mañana no va a estar. Toca el violín como un ukelele y silba como en los dibujos animados de los cincuenta; lo acompaña una banda discreta de post rock sin serlo. Me sentía liviano y feliz. Relajado como todo el mundo. En un momento pensé, ¨inspirador¨ y el tipo que dice al rato, ¨hoy me siento inspirado, gracias¨. Andrew Bird es el artista perfecto para explicar cómo funcionan las cosas hoy en día. Como funcionan de bien. El pibe saca muchos discos, distintos, más folk, más experimentales, más serios o más livianos. Nosotros los bajamos y los ponemos para escuchar en las mañanas claras, o lluviosas o mientras hacemos cosas. Y entonces el tipo baja a Buenos Aires y ahí estamos los que queremos ver de qué se trata, y devolverle lo que nos dio; y el tipo se siente agradecido, y una chica simpática vende las remeras en un puestito y todo el mundo está contento. La cosa se mueve, circula, personas especiales hacen música sin esperar volverse millonarios, ni estrella en el firmamento, ni nada. Nos dan y reciben y el mundo es de ellos (y un poco nuestro también). Mientras tanto el show. Por momentos parece John Cougar Mellemcamp (lo tenías a ese?? Ja); por momentos música para niños (hay un compilado de bandas nu folk haciendo eso que está buenísimo) por momentos música de películas (para esta noche fresca de Buenos Aires). El formato canción aparece y desaparece; ah, me dice Silvana, hace lo que quiere. No sabemos lo que viene, no nos importa. Lo hubiera votado como la visita que espero. No por lo qué escuché, sino porque es la clase de artista que querés ver para ver qué hace; compartir un rato con él. Y ahora lo queremos a Stephen y de nuevo a Jens. Y mientras los esperamos la semana que viene toca Daniel. Santiago B.

martes, febrero 26

La luna sobre el lago.

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La noche que murió el Facha Martel fui a ver a Los Auténticos Decadentes. En realidad quedé encontrarme en el predio del recital con una gente y resultó que tocaban ellos. Al principio pensé que era Kapanga porque me pareció haber visto los carteles por ahí y porque estaba lejos del escenario y porque sonaban horribles. Pero no; eran los Decadentes. Los Decadentes han compuesto muchas canciones memorables. De Kapanga no puedo decir lo mismo y es más, ni siquiera creo que hagan canciones. Y eso que en este momento mientras escribo escucho el último de µ-Ziq que me parece de lo más melódico y lo más canción. Había leído una vez que un mal poema no es un poema en absoluto. No eran Kapanga pero al rato los Kapanga estaban en el escenario junto con otras 20 personas con ropa de payaso. En el predio estaba todo el mundo. Como en esas películas corales que transcurren en un pueblo y las vidas se entrecruzan de manera divertida. Las mozas soñadoras, los choferes, los guías, las chicas morositas que atienden los negocios, los gringos y algunos gauchos. Las guardaparques y yo mismo. Cristina festejaba en privado con los herederos del trono. Creo. Todo el mundo se divertía mucho y la verdad que yo también. Afterhour y la luna sobre el lago. Después nos cruzamos al bar de enfrente donde seguían pasando música de los ochenta y noventa. En los bares de la Patagonia el reloj se detuvo ahí. Faltaba Capusotto. Todo el mundo arriba del escenario tenía aspecto de gente con quien te comerías un asado. Y hablarías glorias del Facha Martel y Cacho Castaña. Hasta que no das más y te tirás a dormir la siesta. El sopor estival. La otra vuelta Guido me dijo que pase por su casa que había invitado un personaje que estudia con él. El pibe vive mitad del año acá y mitad del año en la India. Había sido modelo y tenista ranqueado entre los diez mejores del país en la época del Willy Vilas. Cuando llegué estaban tirados en un sillón mirando el abierto de Australia. El tipo tenía una presencia increíble; alto y delgado con una cabellera entrecana soberbia; así me imaginaba a Dorian Gray. Ageless. Le dije hola y empezó con sus historias de viajes, lujuria y resurrección. A la media hora no lo aguantábamos más. Cuando llegó la novia de Guido que es una persona muy seria empezó sin preámbulos a contarle de su práctica del sexo tántrico con una alemana impresionante que conoció en Nepal. Faltaba Capusotto. Así y todo el tipo tenía cierta maestría con la narración. Y así contó como caminando una vez por Jordania escuchó el ruido lejano que le resultó familiar. Era un partido de tenis que provenía de unas construcciones lejanas. Comenzó a abrir puertas buscando el origen del sonido y se encontró en un hotel de lujo que parecía un palacio. En el corazón del edificio había una cancha de tenis cubierta y dos jugadores jugaban lo que parecía el partido de su vida. Jugaban muy bien y después de un rato, cuando habían acabado lo invitaron a que jugara él mismo. Dejó su mochila y empezó a pelotear con quien después descubrió era el mejor jugador del país y además hijo del monarca. Gano 6-4 6-4. Lo invitaron a quedarse pero siguió como un cowboy solitario. La noche que siguió al concierto soñé que me encontraba a mi padre en un prostíbulo. Y la noche siguiente soñé con mi casa desmantelada sin techos y sin pisos; mis cosas en cajas y un llamado de ella diciéndome que se iba (ya se fue hace mucho). De la nada el sueño. Me había dormido en una casa muy espaciosa y acogedora en un sillón gigante acurrucado por manos suaves. Y la fuerza plástica de las imágenes como en los grandes dramas del cine que nos hacen llorar. El cerebro que se sigue despidiendo después de años. El tiempo no pasa. Todos al unísono saltando y gritando: ¨la encaramos en barra¨. Dj malhumor.

domingo, febrero 17

Gerry

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Jon Krakauer es uno de mis autores favoritos. Leí Mal de Altura hace muchos años en Mendoza rumbo a plaza de mulas. El libro lo había llevado mi cuñado. No recuerdo en qué momento lo hice pero sé que me lo devoré como se dice. Recuerdo también que en una de las noches que pasamos en el campamento base me faltaba el aire y empecé a pedir que abriéramos la carpa para que entrara oxigeno. Afuera helaba y de haber estado solo me hubiera congelado como unos pibes que una vez encontraron tirados en una montaña en Neuquén. Una especie de locura temporaria. Cuando bajamos a Mendoza encontré en una librería de usados Into The Wild, el otro gran libro de Krakauer en una edición de tapa dura con fotos lindísimas que ahora desapareció de mi biblioteca. Los libros van y vienen. Encontré por ahí otra investigación que hizo sobre los mormones (es la clase de autor de la que leo todo lo que me cae) en la calle Corrientes y a precio de regalo. Después me enteré que tenía otro librito; Eiger Dreams, Historias de Hombres y Montañas. Una colección de artículos sobre montañismo que publico en la revista Outside; venerable publicación con la que compartimos parte del nombre. Lo busqué y busqué pero no aparecía hasta que la otra vuelta me subí a un barco y fue lo primero que vi en la parte de la biblioteca donde los turistas dejan los libros que ya no quieren cargar el resto del viaje. Me estaba esperando claro ¡Cómo no! Hay un artículo llamado Gerry, como la película de Gus Van Sandt, acerca de un artista de la escalada. El tipo es un matemático que trata a las rocas como problemas a resolver; las rutas que elige como pinceladas de un pintor. No le interesan tantos las alturas como las paredes imposibles. El tal Gerry es una leyenda entre escaladores de todo el planeta. Lleva una vida sencilla como profesor de secundaria en un pueblo de provincias, casado con hijos como un tipo de lo más común y osco parece. Esa es la parte que no me gusta tanto de Krakauer. En general sus historias (reales) melancólicas dicen que al final es mejor la vida de familia que despeñarse una tarde de mal tiempo y mala suerte. Le fotocopié el artículo a batichica que lo dejó tirado por ahí. Está mucho más interesada en colgarse de las rocas que leer historias de escaladores taciturnos. El último libro de Krakauer es acerca de un jugador de futbol americano que se alisto para pelear en Irak y la quedó por las balas de su propio pelotón. No es el mejor aunque sigue siendo un maestro de la narración. Lo leí en una carpa ya no me acuerdo dónde. Tuve unos buenos meses de encontrar buenos libros abandonados en hoteles aquí y allá. Dejó de pasarme lo que tal vez indica que debería cambiar el rumbo. Quizás, tal vez, llegado el caso. Y quizás el escalador no se llama Gerry; tal vez un nombre parecido, quién sabe, tendría que buscar el libro y estoy un poco lejos. Dj malhumor.

jueves, febrero 14

¡Quiero tu amor!

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Cada tanto aparecen en mi cabeza vestigios de vidas pasadas, ramalazos de un pasado que no está pisado ni ignorado, pero sí quizás relegado. La carátula del VHS de tal película, la tipografía del logo de las galletitas Ondinas o Manón, las palmas que aparecen en la mitad de tal canción: vestigios pop, aullidos de una época ya extinguida que quiere perdurar, al menos en mi cabeza. Nostalgia barata, saudade de viejo en potencia, presente retro. Y a veces, esos impulsos me llevan a buscar por doquier escaneos de la Lúpin, episodios de Guerreros y hechiceros o discografías completas. El último de estos episodios arrancó con el sonido que hacen los dedos del guitarrista de Transvision Vamp en el primer minuto de Bad Valentine. No recordaba cuál era el tema, por lo que de a poco me bajé los tres discos de la banda. Y -por fin, el motivo de este texto inútil- un videoclip. El de I Want Your Love.
Nunca había visto a Wendy James en video, sólo algunas fotos por aquí y por allá, a fines de los '80, comienzos de los '90. Llegué a Transvision Vamp -una banda inglesa de cuando existía el rock alternativo- por su segundo disco, Velveteen, una experiencia extrema en su momento. Explosión de energía, sensualidad, actitud y despreocupada felicidad pop y punk. Sí, ambas dos.
Volver a escuchar esos temas que fueron rebobinados a tracción Bic hasta el hartazgo, ahora en mp3, provocaron una de esas oleadas de nostalgia que nublan el juicio. Lo mismo pasó con los otros dos discos, Pop Art y Little Magnets Versus the Bubble of Babble. Sí, soy incondicional, pero creo no errar mucho si digo que los temas de TV envejecieron muy dignamente.
Pero me desvío. Wendy James (que tras abandonar Transvision grabaría un regularete disco solista escrito por Elvis Costello y su ex mujer), siempre explotó su sensualidad, algo que inunda cada uno de los temas que interpreta. Verla en video me provocó cosas. No sólo es una pequeña y contenida bomba sexual - comparable a la Diane Lane de Streets of Fire, o la primera Madonna, sino que sabe interpretar como pocas: Wendy no hace playback, sino que vibra con la canción, sacudiendo la cabeza con absoluta seguridad. Ella no quiere tu dinero, quiere tu amor. Tu fuckin' amor. Ahi está la parte en que recita, sin cantar, como ejemplo extremo. Y ese right now final, con la mirada perdida, congelada en un tiempo que siempre va a ser este, cuando uno le dé al play. En ese video, Wendy es la chica ideal: hermosa, apasionada, divertida, caliente, sensual, fiestera y absolutamente fiel. Ni Marlon Brando vale, pues.
De fondo, y de yapa, el póster de la película Betty Blue, nombrada en Born to Be Sold, otro hit de la banda.  Guiñito cinéfilo.
Siempre estuve un poco enamorado de Wendy James. Ahora, es peor...
Aquí el video de I Want Your Love. Pura gloria, vean...

viernes, febrero 8

The Big Summer

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Después de mi aventura en la Antártida me fui a Mar del Plata con mi novia del secundario. Ella lo niega. Ella niega haber sido mi novia en aquella época pero también me niega el que haya jugado en la tercera de Argentinos Juniors y que a punto estuve de ser fichado por Independiente. Antes de eso pasamos unos días en la quinta fuera de cualquier dimensión. Tampoco me cree que navegué toda la costa Oeste africana en un velero, que participé en la pesca de un gran pez espada y que cruzamos el estrecho de Gibraltar de vuelta a Europa en una madrugada llena de barcos. Mucho menos me cree que conversé con Luis Pedro Toni en el baño del festival de Mar del Plata hablando de películas (salíamos de ver una película en competencia y me dijo cuando le pregunte ¨Y Toni, qué tal la película? Es un thriller con toques iraníes¨). Lo que menos me cree de todo es que My Bloody Valentine sacó un nuevo disco. Porque a veces entre sueños me concede que pudimos haber sido novios en el pensamiento; que tal vez sí yo hubiera sido más osado. A veces uno se lamenta de lo imposible; se lamenta que no haya sucedido lo que jamás podría haber sido. Que nos hayamos escapados juntos por ejemplo. Yo de mis límites y ella de los suyos. Como tantas películas que después vimos de runaways…Es la trampa más sucia de la consciencia; el peor efecto colateral de la evolución. El inconsciente es todo lo que desconocemos y nos determina, es decir, todo lo que está afuera del metro cuadrado donde vivimos y respiramos; ese ecosistema viciado. El inconsciente es el universo. Por alguna ironía de la creación intuimos otras cosas. Teníamos 15 años. Podíamos ser todo lo que queríamos. Siempre podemos ser cualquier cosa que imaginemos. Pero no. Las posibilidades son infinitas pero nuestra capacidad de elección reducida; ciega, corta. Y al final de todo nos cansamos en general y solo tratamos de conseguir un buen empleo. ¨El deseo de consuelo es algo que siempre está al acecho en lo más profundo de tu ser y que te puede tragar igual que aquellas luces rojas por la noche y hacerte desaparecer del todo¨ le dijo Quinn a Rae. Dos drifters de otra novela obligatoria de Richard Ford, The Ultimate Good Luck. Seguiré cantando a Human League peró. Hiuman, born to make mistakes!!! Sigue siendo mi canción del verano. Y Sugarmen de Sixto Rodriguez. Y Cry wolf de Lisa Germano que encontré en un compilado llamado B sides, unusual or simple bad songs. Mejor los errores honestos de unos que los aciertos de otros. Todos mis últimos veinte años han sido tan My Bloody Valentine. Loveless. Desde que salió ese disco. Yo creía que no pero es así. Yo creía que lo había superado. Lleno de melodías dulces y rispideces. De avanzar a los saltos. De paisajes espesos, de azoramiento e incomprensión. De impotencia para salir del atolladero también. De convertir en verdad un sonido distorsionado. Una chica me contó que un amigo de ella se cruzó a Kevin Shields caminando por Buenos Aires. Enfrascado en sus pensamientos. Con la mirada perdida; atormentado como un porteño más. Pensando cómo seguir el mejor disco de la historia. La pequeña anécdota merece ser verdadera. Siempre me azoró la imagen de los miles y miles de divanes y psicoanalistas de esta ciudad. En un momento, digamos al atardecer, en miles de consultorios desparramados por toda la ciudad, miles y miles se lamentan en un solo canto que debe subir a la estratósfera y verse desde el cielo con algún aparato especial de que la vida ha sido injusta con ellos. Miles y miles pensando que deberían hacer algo pero que no saben qué. A primera vista el consultorio del terapeuta es un gran avance sobre el confesionario del cura. Claro; quién puede dudarlo. Pero en esta ciudad ya nadie pide perdón. Aunque sea a los oídos equivocados. Saldremos de este atolladero con el nuevo M V B? Pasaremos a otra cosa o seguiremos viviendo en la indeterminación de esa masa de sonido?? Las quintas también son una suspensión del tiempo. En todo caso en mi quinta ideal. En otras quintas, con otras músicas más reales, a fuerza de asado y vino tinto se resuelve el destino de la patria. En fin. Agarramos el auto y tomamos la ruta dos. Comimos medialunas en el camino y vimos pasar las vacas. El enigma de Mar del Plata en verano. Seguir viviendo la misma vida pero cerca del mar. Yo creo que es como un antídoto. Poder vivir, por quince días, la fantasía de una vida buena; como si Argentina fuera un país normal. Donde la única preocupación es conseguir carne para el asado, estacionamiento para el auto y compañía al atardecer. Todo Buenos Aires con sus barrios y suburbios trasladados allá. La casa tranquila y espaciosa donde estábamos era igual a alguna casa de Ramos Mejía pero sin la paranoia. Caminamos por la playa tratando de eludir la música espantosa de los bares. Miramos a los surfistas y criticamos a nuestros vecinos. Comimos en el puerto, river ganó dos a cero con dos golazos y compramos libros. Apiladas como una pila de ladrillos estaba la traducción al español de Dance, dance, dance de Murakami. Un libro algo extraño que se justifica por un momento maravilloso y lleno de felicidad creado por esa misma extrañez, ese efecto de literatura que tan pocas veces se consigue. De golpe la librería está llena de cosas que quiero leer e incluso algunos libros tienen precios razonables. Es un gran momento. La chica que atiende, el pelo corto con raya al costado, vaqueros y remera como un muchachito, está interesada en los libros, nos escucha hablar con ese entusiasmo de cuando algo nos gusta mucho y nos pregunta como si el libro de Murakami fuera una caja mágica. I pads de otro planeta. Descubrí también un tal Sebald, un Thomas Bernhard viajero y menos misántropo; apenas suavizado por haber abandonado Alemania para enseñar y vivir en Inglaterra. Empezó a escribir después de los cuarenta; todo lo que leí es magnífico por decir algo y lo piso un coche hace unos años. Todo en él es literatura y es auto biografía también. Me interesan más los autores que no se ficcionalizan a sí mismos. La mañana siguiente salimos para el lado de Pinamar a buscar a sus hijos. En Villa Gesell su familia; en Pinamar nosotros. Me dejó en la terminal, viaje leyendo por horas y llegué de vuelta a una ciudad vacía y fresca. Dj malhumor.