sábado, marzo 30

Postales charrúas III: Montevideo, capital de Corea (del sur)

No hay comentarios.:
El día 26 de marzo, pasadas las 11 de la mañana, por las calles de Montevideo se escucharon bocinazos. Los motivos de esta urbana manera de expresar alegría, se debían a que el BAFICI acababa de anunciar la visita de Hong Sang soo a tierras porteñas. Un motivo de júbilo justificado. Sobre Hong y las implicancias de su visita (que básicamente opacan todo el resto de lo que pueda ocurrir en cualquier festival) nos ocuparemos más adelante. Un par de días después se exhibió aquí, en el festival de Montevideo, la ante-última película del autor coreano. La luminosa y divertida In another country (ya hay una más: Nobody's Daughter Haewon y –dicen- otra en camino). La sala de la Cinemateca uruguaya estaba casi llena, lo cual era de esperar, y al final de la función nos fuimos todos felices. No es ninguna sorpresa. Felicidad es lo que generan siempre las películas de Hong. Sobre todo las de esta última etapa. Al volver a verla, confirmo que Joon Sang Yu (para quienes vieron la película, es quien interpreta al bañero) es, después del argentino Tony Leung -claro-, el mejor actor del universo. Diría también uno de los más guapos, pero prefiero no hacerlo y evitar maliciosos comentarios sobre mi persona. Aunque el más guapo siga siendo, también, el ya nombrado Tony Leung. 
Sobre la película, como de casi todo lo que mencionamos en este texto, hablaremos más adelante.
Es sabido que las casualidades suelen venir encadenadas. El día de nuestro arribo, descubrimos un restaurante coreano recién inaugurado a pocas cuadras de nuestro hotel.
La colectividad coreana en Montevideo es más grande de lo que uno podría suponer. Una simple recorrida por el centro nos lleva a descubrir un par de restaurantes e iglesias coreanas. Cerca, Corea (del sur), siempre estuvo cerca.
Sobre el local recién inaugurado, podemos decir que una de sus mozas es una chica uruguaya que habla coreano con una corrección inesperada (aseguro con un caradurismo al que por suerte, creo, ya los tengo acostumbrados) y es, como todo el mundo, fanática del K-pop. La comida de este lugar (del cual no recuerdo el nombre, pero al cual volveremos) no está mal, pero el restaurante que no hay que perderse es Arariyo. Verdadera comida coreana, con una atención que me hizo sentir en mi Incheon natal y en el cual probé por primera vez un delicioso postre llamado hongsi.
Sirva este pequeño adelanto cinéfilo-culinario (seguramente en el bello idioma coreano existe una palabra que unifique estos dos placeres) como un precalentamiento al banquete hongsangsooniano que nos espera a nuestra todavía lejana vuelta a Buenos Aires.
(Acerca de las recientes noticias sobre la tensión entre Corea del norte y Corea del sur, sólo tengo para decir, según mis amigos coreanos, que no es para tanto, que se trata de exageraciones de la prensa occidental. Esperemos que así sea.)
Abandonemos a un maestro para pasar al otro.
Dentro de la programación del festival hay un corto sobre la figura de Godard, realizado por el director de fotografía Fabrice Aragno (el de Film socialisme y la inminente y futura ganadora del festival de Cannes Adieu au langage) y con guión escrito por el mismísimo JLG. Su pomposo título es Jean-Luc Godard – Quod erat demonstrandum (que significa algo así como: lo que se quería demostrar o probar) y es uno de los grandes momentos del festival para la peña godardiana. Ya informaremos al respecto, una vez que la veamos.
Debido a obligaciones laborales, me perdí su primera función y tengo miedo de que ocurra lo mismo con la segunda. Esos miedos, junto a los excesos culinarios del banquete coreano me llevan a tener pesadillas durante la noche.
En esas pesadillas se aparece sentado al lado de mi cama, el mismísimo Jean-Luc Godard, quien mientras se fuma un terrible habano me mira a los ojos y me dice:
“Mentiroso”. Sin ningún tipo de reacción de mi parte, el irónico franco-suizo continua con su acusación: “Mentiroso” repite, “por que en todas estas crónicas en las que decís contar la verdad sobre tus días en el festival de Montevideo, ni una sola vez escribiste sobre esa chica coreana con la que vas a todas partes”.
Me despierto sobresaltado por el ruido de la ventana que, cual película de terror clase b, se abre y cierra ruidosamente. Me asomo a la ventana y en la esquina, iluminado por la luz de la luna llena (je), la desgarbada figura de Jean-Luc me mira, todavía acusador y, a pesar de la distancia, alcanzo a leer en sus labios, nuevamente, la palabra mentiroso. Me vuelvo a despertar y esta vez sí, abandonamos el mundo de los sueños y los recursos trillados.
Acepto la lógica de los sueños, pero no logro entender cómo es que Godard me habló en un perfecto castellano y mucho menos con acento uruguayo.
Trato de recuperar el sueño, pero es imposible. Bajo al desabitado hall del hotel y empiezo a escribir esta crónica, en la cual les prometo a partir de ahora, contar toda la verdad y ver si de esta manera, consigo exorcizar el terrible y acusador fantasma del Godard uruguayo.

Marcelo Alderete

Fotos: Cecilia Barrionuevo


jueves, marzo 28

Postales charrúas II: The Last of the Famous International Print Traffic Coordinators

No hay comentarios.:
El tiempo pasa muy rápido. Anoche, durante una excelente cena que nos brindó la gente del festival de Montevideo, la directora, programadora, presentadora y todo terreno Alejandra Trelles, me cuenta que cuando le dijeron a Manuel Martínez Carril que yo era otro de los jurados, Martínez Carril dijo: “Mi viejo amigo Alderete”. 
Alejandra, en un principio, dudó de la memoria de Manuel, sobre todo por el adjetivo “viejo”. Pero, aunque sea exagerado y demasiado halagüeño para mi, hay bastante de cierto en la frase del mítico ex-director de la Cinemateca.
De ser esto una película, el color de la imagen viraría a sepia (o blanco y negro) y comenzaría a moverse de manera ondulada, acompañada también por una ondulada musiquita de, digamos, theremín…

(No se si fui claro con este noble y añejo recurso, quiero decir que viajamos al pasado).

De joven (tele en blanco y negro, hombres con boinas en los bares, señoras baldeando la calle) supe ganarme la vida como coordinador de tránsito de copias (print traffic coordinator, in english) para el BAFICI y el Festival de Mar del Plata. Durante muchos años fui uno de los pocos que iba de un festival al otro, generando enojos obviamente, sobre todo en el BAFICI. Su espíritu elitista y de exclusividad se remonta a aquellos años. (Algo que los responsables de esta nueva etapa, aseguran que cambiará). En los ya lejanos comienzos del festival, nadie sabía como era el trabajo de coordinador del tránsito de copias (y -a decir verdad- de ninguna de las otras áreas necesarias para el funcionamiento de un festival, todos aprendimos a medida que las ediciones del festival se sucedían). Dicho trabajo consiste en lograr que todas las películas, después de atravesar por países inhóspitos y hostiles aduanas, lleguen al festival a tiempo para ser chequeadas y proyectadas, en horarios acordados con mucha antelación. Es un trabajo burocrático, rutinario y que nadie en su sano juicio querría (o debería) hacer. Es -detesto las comparaciones futboleras pero no se me ocurre otra- similar a la tarea del arquero. Si al final del festival todas las películas llegaron a tiempo (no te hicieron ningún gol) nadie te va a felicitar, es tu trabajo. Si sólo una copia llega tarde o no llega, la desgracia cae sobre tu persona (el gol siempre es culpa del arquero). En francés se usa la coloquial expresión: “un trabajo de mierda”.
Recordar aquellos años en los que realizaba esa tarea, hace que me corra un frío por la espalda.
También, claro, tenía sus cosas buenas. (Mentira, es un recurso literario para sumar los caracteres que me exigen mis tiránicos jefes de redacción de Encerrados Afuera).
En aquellos años fue cuando conocí a Manuel Martínez Carril, entonces director del Festival de Uruguay. Manuel se contactaba conmigo para coordinar el envío de copias desde la Argentina a Montevideo (a veces, inclusive, él mismo se encargaba de pasar a buscar las copias. Lo que implicaba cargar las películas en un auto y partir a tierras charrúas). Casi siempre eran muchas las películas y pocos los recursos con los que el festival contaba (algo que –creo- continua hasta el día de hoy). Debido al temor que generaba el trabajo del tránsito de copias (y mi hosca actitud de aquellos años) nadie se metía con mi laburo. Lo que me llevaba a permitirme pequeños gestos tiránicos que rozaban lo ilegal, pero que -espero- ya proscribieron. En todos los años que fui coordinador de tránsito de copias, siempre hice que el festival argentino (sea BAFICI o Mar del Plata) se encargase de pagar la parte que le correspondía a los colegas uruguayos. Uruguay siempre me generó un amor inexplicable, y esa era mi manera secreta y justiciera de demostrarlo.
Al hacer esta confesión, temo que la policía festivalera me esté esperando en mi retorno a Buenos Aires, para ponerle fin a mi libertad. Aunque si lo pienso bien, habrá valido la pena.
Volvamos del pasado.
A pesar de que comparto la tarea de jurado con Martínez Carril (y con una ex Ministra de Cultura, dato que sirve para que mi madre -mi noble, sufrida y entrerriana madre- se pueda pavonear con sus amigas y familiares), todavía no nos encontramos.
Me imagino el encuentro con Carril como esa escena en Buenos muchachos, en la cual uno de los mafiosos de la película, después de pasar mucho tiempo en la cárcel, se encuentra con un Joe Pesci al que recordaba como el chico que lustraba los zapatos. Fantaseo que Manuel me ve, me saluda, y me dice que todo muy lindo, pero que me ponga a embalar películas y preparar las guías, que en un rato pasa el camión de FEDEX a buscarlas. Yo, seguramente, le diré “si, señor” y emprenderé la labor con el fastidio, la dedicación, el respeto y el amor que se le deben a una tarea que me condujo, después de un largo recorrido, a ser parte de un jurado junto a una ex - Ministra de Cultura (nunca les pido nada, así que, por favor, no se olviden de felicitar a mi madre por los logros de su hijo cuando la vean) y un mito de la historia del cine rioplatense.

Siempre lo supe (y traduzco mal del inglés): una vez print traffic, siempre print traffic.


Marcelo Alderete

Fotos: Cecilia Barrionuevo

martes, marzo 26

Postales charrúas I: Estamos alterados

No hay comentarios.:
Escribo esta crónica a dos días de comenzado el festival de cine de Uruguay, en Montevideo. Festival al cual fuimos invitados con mi colega programadora Cecilia Barrionuevo, para presentar el éxitoso ciclo España Alterada (actualmente en la Sala Lugones de la ciudad de Buenos Aires). Por mi parte, también cumplo la función de jurado de la competencia internacional de largometrajes junto a María Simon (ex - Ministra de Cultura uruguaya) y Manuel Martínez Carril (leyenda viva que supo ser director de la Cinemateca y de quien hablaremos más adelante, en futuras crónicas). Obviamente, las confusiones que generan los apuros y nervios de los festivales, ocasionaron el error que me llevó a ocupar este lugar en semejante jurado. Pero así funcionamos los héroes de la clase trabajadora, siempre dispuestos y listos a cualquier requerimiento, incluso los que superan nuestros merecimientos. Sobre todo cuando esos pedidos requieren juzgar el trabajo de los demás. Tarea favorita de quien escribe. Si bien la llegada al festival fue particularmente tranquila, con apenas un retraso de media hora en el buque bus, el segundo día empezó a hacerle honor al título del ciclo que vinimos a presentar. Pero no nos adelantemos.
La apertura del festival, con El muerto y ser feliz, de Javier Rebollo, fue un momento de justicia. La presentación de la película en un cine de la Cinemateca, lugar al que el film está dedicado, no podía deparar más que emociones. Y así fue, más allá de ciertos desperfectos de proyección. Casi 800 personas en la sala y la presentación y posterior charla de Rebollo, Jorge Jellinek, Roxana Blanco y compañía fue una verdadera celebración, y supongo que para todos los relacionados con el film, el momento en el que la película completaba un círculo.
Después de la apertura nos dirigimos a un bar cercano al mar en donde se reunieron algunos invitados y gran parte del staff. La noche era fresca y la cercanía del mar no ayudaba. Mucho menos las cervezas frías que circulaban de mesa en mesa. El cansancio y el hambre colaboraban poco, y el aspecto del local La Ronda (bar rockero con sus paredes adornadas con tapas de discos de vinilo), nos indicaba que su oferta alimenticia parecía ir de lo inexistente al platito de maníes. Sin embargo, grande fue nuestra sorpresa cuando el mozo nos explicó que podíamos pedir algo llamado “masticable. “El “masticable”, el de pollo especialmente, pero también el de verduras, es una delicia insospechada que nos tenía preparado el pueblo uruguayo. Se come con la mano y se asemeja a los tacos, a pesar de su aspecto endeble, en parte debido al calor, se niega a la ley de gravedad y se mantiene entero, sin desarmarse ni volcar ninguno de sus ingredientes, ni perder calor, hasta que el comensal lo haya terminado de comer voraz o no, según cada apetito. Lo dicho, una inesperada delicia. Antes de retirarnos de La Ronda (repito: oscuro antro rockero, a pesar de su ophülsiano nombre) trate de ubicar la cocina para darle mis felicitaciones al desconocido y sorprendente cheff, pero me fue imposible ubicar el espacio que dedicaban a la preparación del mencionado manjar.
En el segundo día, las cosas comenzaron a “alterarse”. Por mail nos enteramos que el amigo Xurxo Chirro, director de la maravillosa Vikingland, había perdido -por esas cosas de la vida moderna-, el buque bus que lo iba a traer de Buenos Aires para presentar su película. De todas maneras, Xurxo llegó finalmente para una emotiva sesión de preguntas y respuestas con el público. Una emocionada señora, contó a la audiencia sobre sus pasados gallegos y las lágrimas que le produjo volver a escuchar ese idioma, que desde la muerte de sus padres, apenas había tenido oportunidad de oír.
Pero como les contaba, la “alteración” había comenzada antes. Y pongo mi renuncia a disposición de las autoridades una vez finalizada la siguiente anécdota.
El día después de la inauguración, por la mañana durante el desayuno -como corresponde- nos sentamos con Cecilia a armar nuestra agenda del día. Un rito que realizamos en cada comienzo de festival. Armados con grillas, biromes, anotadores y agendas, se planean concienzudamente los pasos a seguir en los días siguientes. Una vez finalizada la tarea, nos dirigimos al cine a ver nuestra primera película del día. Un momento importante en cualquier festival al que se asista y quizás el que decida la suerte sobre la calidad de las que vendrán (esto es un mito festivalero, pero a veces ocurre así). Llegamos a la sala y nos sentamos. Todas las películas en el festival van acompañadas por un corto. El corto que se estaba proyectando no era el que figuraba en la grilla, pero no nos sorprendió. Cosas que suelen pasar en los comienzos de los festivales, nos dijimos. Termino el corto. Típico corto de escuela que en su ingenio y correcta resolución muestra todos sus límites y (escasos) logros. Y empezó la película. Que, según nos indicaban los primeros títulos, tampoco se trataba, señores, de la película que habíamos ido a ver. Automáticamente los dos buscamos en las grillas, alumbrados por nuestros celulares, para darnos cuenta que (respiro profundo y lo confieso) nos habíamos equivocado de sala…
Nos juramos, junto a Cecilia, un pacto de silencio, pero mi labor de cronista me obliga a contar la verdad. Y así, con lágrimas en los ojos, se las confieso a mi público. La expresión “en casa de herrero, cuchillo de palo” cobra un nuevo significado y, al escucharla, nos lastima en nuestro orgullo de programadores de un festival de cine clase A. Si lo que no nos mata, nos hace más fuertes, nuestra fuerza durante los días que le quedan al festival, será inquebrantable. Nuestra mirada no volverá a abandonar el piso, pero ese es otro tema.
Y así, humillado en mi orgullo de programador estrella y “recomendador” nato, me despido de esta primera crónica charrúa.
Pero antes, recapitulemos los acontecimientos de estos días:
Un marinero que pierde un barco, programadores que se confunden de sala y un oscuro agujero rocker en donde un ignoto cocinero prepara sorprendentes e inesperadas delicias.
Podemos asegurar que el tour mundial de España Alterada, ha comenzado.
De todas maneras, creo que estamos llevando el concepto “alterado” demasiado lejos.

Marcelo Alderete

Fotos: Cecilia Barrionuevo

lunes, marzo 25

My Bloody Valentine en vivo en Glasgow

No hay comentarios.:

My Bloody Valentine: MBV Tour. Barrowland, GlasgowEscocia. Sábado 9 Marzo de 2013.

"Mi problema con el shoegaze es que cuando toca la banda se apagan las luces y no veo un puto zapato".

La gira presentación de MBV debía empezar hoy, sábado 9 de marzo, y acá estamos por verlos en Glasgow, pero nada de estreno para nosotros. A último momento agregaron una fecha anterior en Birmingham, InglaterraMuchas bandas inician sus giras por UK o europeas acá y suele ser más o menos así: Primera fecha, nervios, falta de contacto con el público, falta de escenario, poco entusiasmo, material nuevo poco ensayado. Juega todo, bien o mal, siempre es un test que resulta wow o puaj. El secreto de un buen show no tiene que ver sólo con los músicosPara que todo salga bien es importante el feedback del público con la banda. O sea, es simple: ellos cobran por tocar y nosotros compramos la entrada para verlos, pero la responsabilidad del resultado, que sea una buena noche, en mi humilde opinión, es compartida.
Hace dos días fui a ver a Living Colour abrir su gira por el 25 aniversario de Vivid. El show fue en un boliche chiquito, y no había ambición mayor que compartir la fiesta en sí. Arrancaron y parecía un ensayo. Digamosle nervios. Pero el ánimo de celebrar que había, tanto arriba como abajo del escenario, armó la complicidad. Los músicos se aflojaron, los espectadores bajamos las expectativas y entre todos la pasamos pipa. Vale decir que el concierto no entró a la historia de la música, nadie va a hablar de esa noche como fundamental, pero alguno que otro se habrá llevado un hito personal: ese jueves a la noche en un boliche sin pretenciones en el que tuve feedback con una banda de humanos y viceversa. Para algunos será cosa de fans, para mí es una responsabilidad del espectador para con toda forma de arte.

Barrowland es uno de esos salones de baile en donde te imaginás gente bailando swing en los 40's, twist en los 50's, rock&roll en los 60's y northern soul en los 70's. Desde entonces, sigue adelante por el empuje por sobrevivir a puro concierto. Actualmente, los pisos de parqué antes impolutos son testigos más de vasos plásticos vacíos que de bailarines tirando pasos innovadores. Pero es un lugar repleto de magia.
Entonces, decía, es sábado a la noche y estamos en la puerta de Barrowland con mi amigo Brydon, que ya vio a los MBV en vivo antes y hoy se trajo unos earplugs (tapones para los oídos). Yo canchereé y dije no será para tanto. El patovica corta las entradas y con la misma mala onda con que grita "por acá, no se amontonen" nos dice uno por uno "al final de la escalera mis colegas reparten tapones para los oídos y recomendamos seriamente que los usen". Entiendo que Brydon no exageró. Me siento un espectador que va al cine el día del estreno de Psycho y en la puerta uno de la Cruz Roja le dice: "No te preocupes, estamos acá para cuándo te desmayes".
Mirando zapatos en el Barrowland
Entramos y el soporte ya está tocando. Se llaman Le Volume Courbe. No entiendo esta elecciónA ver: me queda claro que no eligieron a alguien grossoSe nota que hay una amistad entre ambas bandas. Noto que tienen momentos quasi-shoegaze pero también otros hipposos que realmente me desconciertan. Seguramente suenan mucho mejor en estudio, pero en ningún momento del show pienso en la posibilidad de comprarles el cd a la salida. Lo que sí hago mientras los oigo, es preguntarme qué carajo hace el guitarrista con un poncho tipo spaguetti western. Los veo terminar el set y sé que ni por Grooveshark les volvería a dar mis oídosEn este caso, no soporté la lotería del grupo soporte.

Con luces todavía prendidas 
como si fuera un martes a la tarde en un club de jubilados, My Bloody Valentine sube al
histórico escenarioHay titubeos, se miran entre ellos tipo "empezá vos" y no hacen nada. Parecen una banda nueva. Finalmente, cuando arrancan, cambia el aire y la incertidumbre se combierte en otra cosa, en todo lo opuesto a vacilarEmpiezan con "I only said", la canción más linda de Loveless, en un volumen que no conozco, con un sonido que no busca explicar nada. Ruido puro. Bailo como puedo en el montón.  Me descubro sonriendo.
Un Rothko sonoro
Siguen un par de temas en los que parecen haber vuelto los nervios, arrancan y paran un par de veces, suenan perdidos. Pero otra vez vuelven a encontrar el cauce, se aflojan se les nota: sube todo a otro nivel, es la música más hermosa del planeta y no hay banda que les emparde. Después de tres canciones así me pongo los earplugs y la experiencia no se altera; el volumen se hace un susurro gigante, tangible y presente como un bosque. Ni me importa que casi no toquen nada del disco nuevo. Hacen más de la mitad de Loveless y nadie se queja. La presentación de MBV termina siendo un grandes éxitos y celebramos entre todos. Entonces llega "You Made Me Realise", la canción con la que suelen cerrar, con su mentada sección apocalipsis. Me saco los earplugs porque estoy preparado para que me suceda una de las maravillas del mundo, el tsunami de ruido que hizo de los recitales de esta banda material de leyenda aún antes de que grabaran Loveless, para muchos el mejor disco de los 90's. Era como estar parado frente a un cuadro de Rothko: mucho de una sola cosa en una intensidad y cantidad impensada para sentir lo que uno quieraA los cinco minutos de ruido tuve que volver a ponerme los earplugs. Con los oídos protegidos igual entiendo el estimulo, lo percibo. Es un acto de hipnotismo topadora, no hay forma de escapar la presencia del ruidoLos minutos y la falta de movimientos de la banda en el escenario no hacen más que reforzar la sensación de que el tiempo está detenido. Entre el ruido pienso que el tiempo ya lleva detenido un tiempo y mientras lo pienso la sensación es que este momento-ruido puede no terminarse mas. Pero se termina, de alguna manera pasan del caos al resto de la canción y parece que nos hubiéramos caído todos de una situación gravedad cero, como en Inception, estábamos en el sueño de otro. Soñamos un concierto soñado.
El ticket, el setlist y los tapones para los oídos
oficiales de MBV
El bis es "Wonder 2", quizás el mejor tema del último disco, pero lo estropean mal. Sale sin onda, el baterista se manda al frente a hacer ruido con una guitarra y se desinfla todo. Igual sabemos que es nuevo, que es  yapa, que con algo tenían que cerrar y que nadie puede romperte la cabeza tan rota y definitivamente usando tan pocas ganas como estos pibes a los que todo les sigue chupando un huevo.

TXT y foto
s: Beto Jet-O
http://betojet-o.blogspot.com/



viernes, marzo 22

Sobremesa

No hay comentarios.:
¨Malhumor, I´m in the movie business¨ . Cuando conté esta frase que me había impresionado tanto nadie se mosqueó. Entonces ensayé esta otra: ¨Mario Levrero hizo hace 40 años lo que Aira trata de hacer hace 20 y no le sale¨. En su novelita Nick Carter se divierte mientras el lector es asesinado y yo agonizo muestra y demuestra que el folletín policial, el noir y los sueños tienen todos la misma estructura. Lo hace escribiendo una novelita y no declamando y haciéndote cagar de la risa. Víctor le dio al chorizo mientras alargó la mano para servir más vino. ¨Pusieron en Nodata un simple excelente de John Cale¨ dijo Pablo. Al pasar dijo que nadie que quiera divertirse debería dejar de ver Banshee. Faisan dijo que descubrió una banda, Thieving Irons, que no puede dejar de escuchar. Yo les pregunté sí habían escuchado la increíble versión de Canción de la Sirena de Tim Buckley hecha por Robert Plant hace diez años. Gol de Argentinos Juniors. Víctor dijo que no pero que Clinic hizo una canción llamada Seesaw, que también es terrible y que aunque parece un cover de MC5 es de ellos. Ví The Master dije. Y me gustó mucho. Es una película de actores. Como cuando mis padres decían ¨que gran actor Alfredo Alcón¨. Qué buen nombre Alcón. Me gustaría llamarme Alfredo Águila. Bueno, está Alfred Adler. Pablo pidió postre y los que dijimos que no nos arrepentimos, cambiamos de opinión y pedimos helado.
Dj malhumor

miércoles, marzo 20

España alterada: en busca del nuevo cine español

No hay comentarios.:

España alterada fue una de las grandes secciones del  27º Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, poblada de material de fuerte calidad, prueba fehaciente de un gran trabajo de investigación. Ahora, sus programadores, Cecilia Barrionuevo y Marcelo Alderete redoblan la apuesta, trasladando todo ese trabajo a la Sala Leopoldo Lugones, con el apoyo del Complejo Teatral de Buenos Aires y la Fundación Cinemateca Argentina, en colaboración con la Oficina Cultural de la Embajada de España y el Centro Cultural de España en Buenos Aires. Pero lo mejor es poner entre comillas a sus programadores:
"Documentales, ficción, híbridos entre ambos. Historias propias, diarios íntimos, visiones del estado del mundo, recuerdos, memorias, paisajes. Y algunos trabajos imposibles de definir desde lo formal: eso es lo que contiene esta selección. Obras que, en vez de respuestas, prefieren ser un aporte a la confusión general y ofrecerse como opción o -por qué no- enfrentarse a un cine que semana tras semana puebla las carteleras locales de películas, cuya único aporte a una discusión sobre el cine actual, suele ser el de sus éxitos o fracasos en la taquilla. Un cine extremadamente personal como un modo de resistencia a la uniformidad, que parece –también- haberse adueñado de las expresiones culturales. Otro cine, invisible y secreto –decíamos- pero que también existe".



La programación día a día:

Jueves 21: Vikingland y Lupita, ambas de Xurxo Chirro.

Viernes 22: Kubrik, de Chus Domínguez y Montemor, de Ignasi Duarte.

Sábado 23: Enero 2012 (o la apoteosis de Isabel, la Católica), del Colectivo Los Hijos; La matanza del cerdo, de Isaki Lacuesta y Ensayo final para utopía, de Andrés Duque.

Lunes 25: Diamond Flash, de Carlos Vermut

Martes 26: Fantasmas #1 y #2, de Ángel Santos Touza, Invisible, de Víctor Iriarte, Cosas raras que pasaban entonces, de Francina Verdés y Perseveranca, de Francesc Font

Miércoles 27: Pedazos, de Xacio Baño; Pepe el andaluz, de Alejandro Alvarado y Concha Barquero; Ya llega el tiempo de agitar las cerezas, de Jorge Tur Moltó; El silencio entre los disparos, de Lluís Escartín Lara y El jurado, de Virginia García Del Pino.

También estarán presentando sus películas los directores Ignasi Duarte (Montemor) y Xurxo Chirro (Vikingland), que va a dar una charla titulada "Modo de Creación Alterada – El Caso Gallego", el miércoles 20 de marzo a las 18.30 en el Centro Cultural de España en Buenos Aires (Florida 943), con entrada gratuita.
Aquí están los horarios de proyección. Perderse estos títulos sería un error.
Están avisados.

martes, marzo 12

Nuestros años felices - Jean-Luc y François

No hay comentarios.:


Este compilado de textos surge a partir del entusiasmo que despertaron una serie de tuits (¡tuits!) que publiqué hace unos días en esa red social. Dichos textos eran, básicamente, extractos de cartas de François Truffaut, sobre todo de su relación con Jean-Luc Godard. Esas frases estaban sacadas del libro François Truffaut – Correspondence 1945-1984. Libro que había encontrado ese mismo día a un precio irrisorio en una librería de segunda mano. La historia de Godard y Truffaut, y la de todo el grupo original de la revista Cahiers du cinema es el típico material de suplemento cultural o revista dominical. Inclusive Juan Forn le dedicó una de sus contratapas. La idea, entonces, es dejar hablar a los protagonistas y tratar de molestar lo menos posible.

Aquí vamos.

En mayo del 73 se estrena La noche americana (La nuit américaine). Jean-Luc Godard, después de verla, le escribe una carta a François Truffaut, con quien había roto relaciones desde mayo del 68. Entre otras cosas, le dice:

Ayer vi La noche americana. Probablemente nadie te va a decir que sos un mentiroso. Así que lo haré yo.

Truffaut le responde:

Me importa un carajo lo que opines de La noche americana.

Y agrega:

Ha llegado el momento de decirte que, en mi opinión, te estuviste portando como una mierda.

La novela entre François Truffaut y Jean-Luc Godard, como todas las historias de odio, comenzó siendo una historia de amor.

Dudley Andrew en su biografía sobre André Bazin, cuenta así el supuesto (y  glamoroso) primer encuentro:

Aunque era una alternativa a los certámenes fílmicos, el Festival du Film Maudit (corría el año 1949) aún adolecía de todas las trampas de Cannes. Celebrado en el suntuoso hotel de este lugar de vacaciones de la costa atlántica, estaba presidido por Jean Cocteau, y se enorgullecía de un comité de honor integrado por el prefecto del departamento, el alcalde de Biarritz, un marqués d’ Arcangues, Orson Welles y Cocteau. Un portero controlaba a todos los invitados y detenía o impedía la entrada de quienes no eran esperados o  no vestían adecuadamente. Entre las personas que a todas luces no eran esperadas se contaban Jacques Rivette, Godard y Truffaut. Ninguno había cumplido los veinte, eran “bohemios” y vociferantes, y  le armaron  una escena al portero hasta la oportuna llegada de Cocteau, vestido de frac. Condujo a sus jóvenes amigos adentro con un movimiento de su mano y, como presidente del festival, consiguió reunir a la aristocracia y  a los jóvenes turcos, o al menos mantenerlos a prudente distancia.

Orson Welles, Jean Cocteau, aristócratas vestidos de frac. Nada mal para un primer encuentro. Sin embargo, Colin MacCabe en su biografía sobre Godard, hace la siguiente aclaración:

No hay seguridad de si ésta fue la primera vez que se reunieron Truffaut, Godard y el resto del “gang Schérer” (grupo de críticos de los primeros años 50 entre los que se contaban Godard, Rivette y, justamente, Maurice Henri Joseph Schérer, alias: Eric Rohmer ). Parece probable que sus caminos se hubieran cruzado en las noches de los martes en el Studio Páranse o la Cinémathèque. Pero sí es cierto que fue allí donde entablaron una firme amistad Truffaut, Rivette y Charles Bitsch, quien sería ayudante de Truffaut en la mayoría de las películas de los años sesenta.

Al principio de la historia, el papel del “chico malo” le pertenecía a Truffaut. Un niño problemático que encuentra en el cine un lugar y una familia a la cual pertenecer. Basta ver Los 400 golpes (Les quatre cents coups) para conocer la biografía de aquellos primeros años del joven y precoz delincuente Truffaut.

Entre los que vieron algo especial en ese muchachito aparecen algunos nombres importantes, entre ellos, su padre afectivo y profesional, el crítico André Bazin y el escritor Jean Genet.

Todo este cruce de nombres, momentos y situaciones, dieron como nacimiento una revista de cine llamada Cahiers du cinema. Pero esa es otra historia.

Volvamos a los jóvenes François y Jean-Luc y sus respectivas infancias.

A diferencia de Truffaut y su disfuncional familia de trabajadores, los orígenes de Godard no podrían ser mejores. Dice el lugar común que los opuestos se atraen. Y  esto dice Godard sobre sus respectivas infancias:

Cuando mis padres se separaron, entonces nosotros nos separamos. Pero aproveché la familia hasta el límite. Truffaut tuvo una infancia muy dura, desgraciada como muchos jóvenes. Yo, al contrario, lo tuve todo. Y la riqueza ya no puede afectarme. Cuando era pequeño, tenía cinco casas, doce barcos. Tenía acceso a las casas, al sol, al mar, a la nieve. Eso es algo que le faltó a Truffaut. Nosotros no teníamos que esforzarnos. Estábamos rodeados de libros. Había un cierto rigor protestante y eso era importante. Si existe una imagen de la democracia feliz, y además rica, creo que la he conocido.
Durante mi infancia fui tan querido que después ya no he tenido necesidad de ese amor, ya estaba colmado. En el caso de François era más bien al contrario; al principio hubo una falta de amor, una falta de reconocimiento…Yo era valorado, aunque fuera como cabeza loca o como granuja, pero también por tener tal don, tal aptitud, tal cabello o tal belleza, en fin, tenía la sensación de ser amado; y eso ha hecho que, después, no haya sentido la necesidad de querer ser amado por Hitchcock o Spielberg.

Con el tiempo, FT le reclamará a JLG de manera burlona, pertenecer “al grupito de Coppola”. En un momento en el que Godard coqueteó con la posibilidad que American Zoetrope, flamante compañía de Coppola, le produjera uno de sus proyectos.

Una vez establecidos como críticos, es François Truffaut quien con su famoso texto “Una cierta tendencia del cine francés” (escrito en 1954) establece las bases para cambiar la historia del cine galo (y más tarde a la del resto del mundo). Y lo hace condenando a la lista negra a nombres que hasta ese entonces, gozaban del prestigio y reconocimiento. Un articulo hiriente sobre el llamado “cinéma de qualité” que preparará lentamente, el terreno para lo que estaba por venir. El texto es, también, -a pesar de se ser algo casi siempre dejado de lado- un duro reclamo al estado de la crítica del momento.

Sobre ese escrito, Jacques Doniol-Valcroze (crítico, realizador y uno de los fundadores de Cahiers du cinema) escribiría más tarde:

Ni Bazin ni yo, y ambos pasamos mucho tiempo pensando antes de publicar el artículo, teníamos la más leve idea de que el impacto llegara a ser tan grande.

Aunque, hay que decirlo, el llamado “cinéma de qualité” seguiría  existiendo adoptando diferentes formas. Formas que, en sus peores momentos, hasta el propio Truffaut terminaría adoptando.

Volvamos a ese texto, una (no tan) pequeña guerra del cerdo. La primera batalla de una ofensiva que se terminaría por ganar con la presentación de Los 400 golpes en el festival de Cannes.

El 22 de abril de 1959, JLG, al enterarse de la inclusión de Los 400 golpes en la competencia oficial del festival de Cannes, escribe un artículo en la revista Arts y lo titula: “Ganamos”.

Era cierto, habían ganado. El cine y sus cánones, ya no serían los mismos. Así como sus formas de mirar y criticar. Inclusive hasta el día de hoy, más de 50 años después, el cine sigue siendo visto a través de la lectura que en ese entonces hicieron los jóvenes críticos de la revista Cahiers du cinema.

Una digresión triste. El primer día de rodaje de Los 400 golpes, muere André Bazin. ¿Qué habría opinado de la película de su hijo adoptivo? ¿O del resto de las películas del grupo de Cahiers? Nunca lo sabremos.

En el prólogo a la biografía sobre Bazin de Dudley Andrew, Truffaut escribió lo siguiente:

En la época en la que escribía Bazin, la producción media carecía de ambición artística, hasta el punto de que a menudo el papel del crítico consistía en señalar a algún realizador vulgar el talento que él mismo no se había descubierto. Hoy sucede exactamente lo contrario. Lo más frecuente es que si bien las ambiciones de los directores son muy elevadas, su trabajo no está a la altura de aquéllas. Si Bazin viviera, nos ayudaría a comprendernos a nosotros mismos lo bastante como para armonizar mejor nuestros proyectos, nuestras aptitudes, nuestras metas y nuestro estilo.
Sí, echamos de menos a Bazin.

Poco tiempo después, JLG debuta en el cine con Sin aliento (À bout de souffle). Película que basa su guión en una historia de Truffaut (y también aprovechando su nombre tras el éxito de Los 400 golpes).

Una vez más, la historia de Sin aliento es otra historia.

Llega el año 1968. El cine de Godard, se radicaliza cada vez más hasta llegar a formar, unos años más tarde, el grupo Dziga Vertov junto a Jean-Pierre Gorin. De ese año son  Un film comme les autres y los Cinematracts. Truffaut  estrena La novia vestía de negro (La mariée était in noir) y Besos robados (Baisers volés) tercera entrega de la saga Doinel. Basta repasar estos títulos para ver hacia donde evolucionó  el cine (y la idea del cine) de cada uno.

Las vueltas de la vida. André Malraux, quien fuera uno de los responsables de la inclusión de Los 400 golpes en el festival de Cannes en 1959, despide a Henri Langlois de su puesto de director de la Cinémathèque. Lugar en donde recibió su educación todo el grupo cahierista. Ante esto, el mundo de la cultura reacciona. El original staff de la revista se vuelve a unir en este reclamo.

Todo esto ocurre durante los primeros días del mes de febrero. El cine, extrañamente, se anticipa por un par de meses a la historia.

Llega el mayo del 68.


Los obreros entran en huelga y los estudiantes toman las universidades. Todo el mundo está en las calles. Truffaut y Godard se vuelven a unir para pedir que se suspenda el festival de Cannes.

Aunque suene a chiste, parece que el mayo del 68 terminó en junio del mismo año.
A pesar de que algunos jóvenes franceses, y otros no tan jóvenes como Godard, pensaban que la batalla continuaba.

Cuenta Colin MacCabe en la biografía de JLG:

Anne Wiazemsky (actriz de Au hazard Baltazhar y mujer de Godard en ese entonces) recuerda una discusión muy violenta aquel verano, durante la cual Godard trató de convencer a Truffaut para que prestara su apoyo a la campaña para clausurar el festival de cine de Aviñon. Truffaut se negó, no sólo invocando su amistad con Jean Vilar, el director del festival, sino también dejando en claro que si tuviera que escoger entre apoyar un motín proletario de la policía y otro de niños ricos ebrios de revolución, se pondría al lado de la policía.

Los amigos, por primera vez, se pelean y separan por un tiempo.

Pasarían cinco años hasta que se volviesen a poner en contacto. Pero no para continuar la relación, sino, todo lo contrario.

Llega el año 1973 y el estreno de La noche americana.

Godard escribe una carta a Truffaut y lo acusa de mentiroso. Una de sus razones, es la siguiente:

Mentiroso, porque el plano tuyo y de Jacqueline Bisset la otra tarde en el restaurante Chez Francis no está en tu película, y no puedo dejar de preguntarme por qué el director es el único que no tiene sexo en La noche americana.

En un giro extraño, irónico y desafiante, JLG termina la carta pidiéndole dinero a FT para su próxima película. Y a cambio le ofrece los derechos de La chinoise, Le gai savoir y Masculino-Femenino.

La carta es del 73 y, en la edición en inglés, Godard se refiere a dicha película,  finalmente nunca realizada, con el título Un simple film. No confundir con Un film comme les autres de 1968.

La respuesta de Truffaut, como suele decirse, no tarda en llegar.

FT se descarga de todos los rencores guardados hasta entonces.
Le recrimina su comportamiento hacia Jean-Pierre Léaud, hacia Janine Bazin (mujer de André Bazin), lo acusa de mentiroso por Tout va bien y de haber cambiado.

Me importa un carajo lo que opines de La noche americana. Lo que encuentro deplorable de tu parte es que, inclusive ahora, sigas yendo a ver estas películas, cuyos temas, ya sabes de antemano, no corresponden con tu concepto del cine y la vida.
Cambiaste tu forma de vida y tu forma de pensar, y sin embargo seguís perdiendo las horas y arruinando tú vista en el cine. ¿Por qué? ¿Lo haces esperando encontrar algo que siga alimentando tu desprecio hacia el resto de nosotros, algo que confirme tus nuevos prejuicios?

Y aclara sus reclamos contenidos, poniéndose -como corresponde- un tanto personal.

Ahora, ¿por qué te digo todo esto en este momento y no hace tres, cinco o diez años? Hace seis años, como todo el mundo, te vi sufrir por Anna (Karina) y todo lo odioso de tu comportamiento te lo perdonábamos por ese sufrimiento.
Nunca dije una palabra negativa sobre vos, en parte porque eras atacado estúpidamente, casi siempre por razones equivocadas y en parte porque siempre odié las discusiones entre escritores o pintores, dudosos ajustes de cuentas presentados como cartas abiertas a la prensa y, finalmente, porque siempre fuiste celoso y envidioso, incluso cuando las cosas te iban bien –sos muy competitivo y yo, para nada- y también había de mi parte cierta admiración.
Te consideras a vos mismo como el dueño de la verdad sobre la vida, la política, el compromiso, el cine y el amor, todo es un libro abierto para vos y cualquiera que piense diferente es un idiota, incluso si la opinión que tenías en junio ya no es la misma que tenías en abril.

Y se guarda para el final, lo mejor.

Aquí estás, en 1973, tan amante como siempre de los grandes gestos y los anuncios espectaculares, tan arrogante y dogmático como siempre, seguro en tu pedestal, indiferente a los demás, incapaz de renunciar a unas pocas horas de tu tiempo, con sencillez y generosidad, para ayudar a alguien. Entre tu interés por las masas y tu propio narcisismo no hay sitio para algo o alguien más… Necesitas representar un papel y el papel tiene que ser prestigioso. Siempre he tenido la impresión de que los auténticos militantes son como las mujeres de la limpieza, que hacen a diario un trabajo ingrato pero necesario. Tú, sin embargo, eres la Ursula Andress de la militancia, haces una breve aparición, el tiempo suficiente para que las cámaras te retraten y luego desapareces otra vez, arrastrando nubes de misterio egoísta.

A pesar de la aspereza de las misivas, Colin MacCabe, en la biografía de Godard, agrega un nuevo, y ya final, cruce epistolar.

El estreno de Sauve qui peut (la vie) en París, coincide con el estreno de películas de Truffaut, Claude Chabrol y Jacques Rivette. A raíz de esto, Godard propone a Truffaut lo siguiente:

Realmente, ¿no se podría organizar una “conversación”? Cualesquiera que sean nuestras diferencias, me interesaría oírnos decir en que se ha convertido nuestro cine. Ciertamente, podríamos encontrar un “moderador” que ambos aceptáramos. Podríamos hacer de eso un libro, para (la editorial) Gallimard o para donde sea. Me sentiría feliz de invitarte uno o dos días a Ginebra. Me gustaría, si fuera posible, enseñarte un poco mi “locación”. Quizá un encuentro como ése, cara a cara, resultaría demasiado violento: siendo cuatro se podría disminuir la diferencia potencial y circularía un poco de corriente. Con la amistad de siempre.

A este Godard conciliador, le responde un irónico Truffaut.

Tu invitación a Suiza es extraordinariamente halagadora, cuando uno sabe lo precioso que es tu tiempo… Tu carta es sorprendente, y tu pastiche de estilo “político” convence. El “finale” de tu carta permanecerá como uno de mis más felices hallazgos: “Con la amistad de siempre”. De este modo demuestras que no puedes seguir soportando la animosidad hacia nosotros, a quienes llamaste malhechores y estafadores a los que había que evitar como la peste […].
Espero tu respuesta sin excesiva impaciencia porque si te conviertes en uno de los del grupito de Coppola, andarás escaso de tiempo y yo no quiero echar a perder la preparación de tu próxima película autobiográfica, cuyo título creo saber: “Una mierda es una mierda”.

Y eso sería, casi, todo.


En 1984 una amiga en común le cuenta a Godard que Truffaut sufre de un tumor cerebral inoperable. Dicen que JLG dijo:

Eso pasa por leer tantos libros malos.

Truffaut muere ese mismo año. El 21 de octubre a los 52 años.

Anne-Marie Miéville (esposa y colaboradora de JLG), al enterarse de la muerte de FT, le dice a Godard:

Nadie te va a proteger ahora.

Años más tarde, JLG trataría de explicar una de las posibles razones del enfrentamiento:

Como sabes, lo más difícil es decirle a un amigo que lo que ha hecho no es muy bueno. François Truffaut no me perdonó que pensara que sus películas eran malas. Y él sufría, además, porque no podía considerar mis películas tan malas como yo las suyas. No es que fueran malas… No más malas que cualquier otra cosa. No más que las de Chabrol… Pero no era el cine que habíamos soñado.

Godard, también, dijo alguna vez:

Truffaut era el mejor crítico. Si se hiciera una historia de la critica  literaria francesa, y digo literaria, estarían Diderot, Baudelaire, Malraux, Élie Faure y después Truffaut y Daney.

En 1988 se edita el libro François Truffaut – Correspondence 1945-1984, editado por Gilles Jacob (de nuevo el festival de Cannes atravesando la historia) y Claude de Givray.

JLG escribe el prólogo.

¿Por qué nos peleamos con François? No tenía nada que ver con Fassbinder o Genet. Fue otra cosa. Algo que, afortunadamente, no tiene nombre. Algo estúpido. Infantil […]. Lo que nos mantuvo unidos tan íntimamente como un beso, lo que nos unía más íntimamente que el beso falso en Notorious, era la pantalla y nada más que la pantalla.

A JLG se le reconocen muchas cosas, pocas veces lo emotivo de sus textos. El prólogo, casi, termina diciendo, y es difícil leerlo sin un nudo en la garganta:

El cine nos enseñó a vivir, pero la vida, como Glenn Ford en Los sobornados ( The big heat), se iba a tomar revancha.

Una pequeña digresión antes de la despedida. 

En el documental Morceaux de conversations avec Jean-Luc Godard, vemos a JLG junto a Jean-Marie Straub y Danièle Huillet dando una clase o algo así. Al ver esa secuencia, uno tiene la sensación que, a pesar de que el lugar está lleno de gente, se hablan solamente entre ellos. Que los únicos, y últimos, capaces de sostener ese diálogo (esa idea del cine) son ellos. El resto (todos nosotros), somos simples espectadores. Danièle Huillet murió en el 2006. Jean-Marie Straub y Godard siguen vivos. Me pregunto que pasará cuando uno de ellos muera. En verdad me pregunto qué pasará cuando se muera JLG.

La respuesta, como siempre, la tiene el mismo Godard.

François, quizás, esté muerto. Yo, quizás, todavía esté vivo. Pero ¿cuál es la diferencia?

Fin.
---------------------------------------------
Compilador de textos: Marcelo Alderete

Los libros saqueados, fueron los siguientes:

- François Truffaut – Correspondence 1945-1984 -  Edición de Gilles Jacob y Claude de Givray.
- Godard, a portrait of the artist at 70 – Colin MacCabe.
- Jean-Luc Godard. Pensar entre imágenes. Conversaciones, entrevistas, presentaciones y otros  fragmentos - Edición de Núria Aidelman y Gonzalo de Lucas.
- André Bazin - Dudley Andrew.

viernes, marzo 8

Mark Kozelek, Like Rats

No hay comentarios.:
Mark Kozelek lo volvió a hacer. Volvió (en verdad nunca paró de hacerlo) a grabar un disco de covers. Como esa gloriosa vez que con Red House Painters hizo, en un ep del mismo nombre, Shock me de Kiss. Como había hecho antes Long Distance Round Around de Yes u otra canción de The Cars de la que no recuerdo el nombre. Como Adem en Takes no se tratan aquí ni de versiones ni homenajes; son algo así como revelaciones. Hay otra vez una canción de Yes, Onward, quizás del peor disco de la banda; Tormato, y que una vez traduje torpemente tratando de conquistar a una compañera del secundario. El rock sinfónico cayó en una desgracia total. Ya era viejo cuando se lo escuchaba todavía en los ochenta. Se dice que la dictadura borró el punk. Por eso pasamos casi directamente a The Cure (y por eso estamos tan excitados por volver a verlos). Tantos años después y Mark que viene a decirnos que no estábamos tan equivocados; que había oro mezclado en la piedra y el barro. Carpet Crawlers del Genesis de Peter Gabriel. Cosas tan lejanas y olvidadas; tapadas bajo toneladas de nuevas canciones. Hay canciones también de Ted Nugent, Misfits y Dancig. Esta también esta belleza de Descendants: Nena tonta/decime todo lo que querés escuchar/te lo suplico/decímelo/estoy tan enamorado/silly girl .dj malhumor.

jueves, marzo 7

Sigur Ros en vivo en Glasgow

No hay comentarios.:
Show del Valtari Tour en SECC Glasgow, 2 Marzo 2013.

Póster exclusivo de Sigur Ros en vivo. ¡Imprimilo ya!
No hay mejor regalo de cumpleaños que una entrada para Sigur Ros. Ni siquiera los seis meses  de espera que hubo entre mi cumpleaños y el concierto me van a hacer cambiar de opinión. Ni siquiera saber que esa misma noche en Glasgow y a la misma hora tocaban los Chvrches, la banda escocesa del momento. Fue difícil elegir pero los Chvrches son locales, todavía no tienen disco y habrá más chances próximamente de verlos en vivo. Los Sigur Ros, bué, ya son un clásico y salen poco de gira, pero igual lo pensé, y eso que hacía rato no le daba tanta bola a los islandeses. Desde Takk que solo les escucho los discos nuevos un par de veces para ver que onda y nada más, porque a partir de 2005 se me empezaron a antojar predecibles y hasta cansadores. No creo ser el único.

En 2010 vine a Glasgow a ver a Jonsi en su tour solista, pero porque me gusta Sigur Ros, no por él en sí mismo, y por ese entonces me encantaba Riceboy Sleeps, aquel proyecto ambient que tenía con su novio que le actualizó la chapa de cool al ambient old school tipo Brian Eno. Como era de esperar, en aquella ocasión no hubo hits y el show estuvo dividido en dos partes. La primera fué una colección de esas canciones depresivas que te sacan las ganas de vivir y sólo en la segunda mitad, post intervalo, hubo batería, ritmo, estructura verso-puente-etc y esos elementos que resultan escenciales para mantener la atención del público general. En criollo: la primera parte fué una mierda, la segunda sublime.

Así qué hoy volví a Glasgow para ir al show de una de las pocas bandas que realmente quiero ver tocar en vivo al menos una vez. El concierto es en el SECC, una especie de estadio Obras en esteroides, donde en 2010 había visto a Arcade Fire casi gratis sentado al fondo, tranqui. Hoy, me dice mi amigo Brydon que no habrá asientos, es todo campo. Así que los chicos de la música contemplativa quieren que los veamos de dorapa, como si fueran una banda de rock, otra banda de rock, cualquier banda de rock. Anotado.

Mi amigo Brydon sostiene la idea de que siempre hay que ir temprano a los recitales para chusmear al soporte, sea quien sea. Dice que el grupo invitado casi siempre está a la altura del plato principal. Hace unos años aprendí a hacerle caso después de habernos perdido un set de Zola Jesus que abría para Fever Ray y no la pudimos ver por caer tarde. Sabiendo hoy que terminó siendo una de las bandas del año siguiente elijo no lamentar más pérdidas y ser puntual. Así que a Sigur Ros fuimos casi al alba y vimos todo. Abrió Blanck Mass, alias Benjamin John Power uno de los Fuck Buttons que hace ambient y tiene un disco en bandcamp que bien podría ser la banda de sonido de Cosmos o de la vida misma de Carl Sagan (Escuchá Blank Mass aquí) y es muy recomendable. El tipo arrancó tranca, solari, con su laptop y un par de chiches; y aunque sólo le apagaron algunas luces, el sonido fue bueno, casi full, algo que siempre les juega en contra a los soportes pero en este caso no sucedió: la banda fue un entremés perfecto para lo que se iba a venir. Y otra vez voy a hacer un análisis por mitades. La primera fue interesantísima, una especie de repaso por el primer disco, sin pausas, sin marcar los cambios de un clima a otro, muy etéreo y soñador, un clásico a primera oída. El problema fue que después de 15 minutos de eso la falta de beat o algo que parezca un ritmo empieza a aburrir. Pero, grata sorpresa, justo antes de que empiecen a chiflarlo, el pibe armó en su sopa de loops White Math, su single del año pasado, y con su ambient amenazante empezó a mover a algunos concurrentes. Tan buena fue la cosa que mi amigo Brydon se hizo una carrerita hasta el puesto de merchandising para comprarse el 12" en vinilo. Conclusión: bien, Blanck Mass, un gustazo haberte conocido.

Entonces sí, finalmente, llegaron los Sigur Ros, ahora trío. El cuarto, que era el único con formación musical decidió volver a estudiar y ya lo veremos algún día al frente de alguna filarmónica o algo por el estilo. Dije trío, si, pero con diez músicos más en el escenario y con el viejo espíritu de cambiar instrumentos cada tanto, los trece al servicio de la canción y pasándola bien todo el concierto. Arrancaron desde atrás de una cortina y tuve que sacarles unas fotos para instagramear más tarde, pero entre la música, los vídeos y el momento mismo la verdad es que me recontra colgué y del resto del show sólo puedo decir que fué un recital que me secuestró el cerebro pensante. Me convertí en un animalito que escuchaba, miraba y respiraba como desde adentro de un bosque Miyazaki con espíritus,  monstruos, otros animales, sombras y una extraña recurrencia de piel gallina.

Pero puedo explicarlo. O por lo menos puedo explicar que la piel de gallina me agarraba en los momentos en que la banda así lo quiso y con las canciones que conocía bien y siempre me gustaron. Cuando entre la marea de música y magia tocaron Hoppípolla la gente se volvió medio tonta, y hubo puños en alto y alaridos que sólo me imagino en un show de no sé, ¿Bon Jovi? pero nunca jamás lo hubiera soñado en uno de SR.

Párrafo aparte para el boludismo de filmar todo el concierto con celulares en alto. ¿Cómo serán los recitales cuando lleguen los anteojitos de Google? ¿Veremos cientos de manos con los anteojitos en alto? No me interesa la polémica. Yo también coleccionaba bootlegs en caset y me grabé un par de recitales que sonaban para el orto y jamás volví a escuchar. Pero esto de tener que ver pantallitas de celulares filmando todo movido todo el tiempo me hace sentir un viejo choto y protestón, como el abuelo Simpson. Tenía que sacármelo del pecho, no hablo más del tema, prometo.

Ponele que al tercer tema, no podría precisarlo porque perdí el sentido del tiempo, bajaron esa cortina que va al frente del escenario y aún sin esa dimensión extra para proyectar vídeos el show no perdió nada. Es más, ganó en intensidad. Casi espíar a la banda cada tanto, cuando ellos decidían tener más luces que proyecciones, y verlo a Jonsi doblarse como un poseído cuando rockeaba con su arco de chelo dándole a la guitarra fue digno de alaridos.

El recital terminó después de tres bises y, honestamente, el último tema podría haber durado otra media hora pero de verdad aunque me sonaba conocido no sabía el nombre ni me acordaba bien en qué disco está y no me importó (video aquí abajo). Nos quedamos todos flotando. Cuando volvieron a encender las luces fui yo el que corrió al puestito. Me compré el vinilo de Valtari porque necesitaba llevarme un cachito de la noche conmigo (y bueno, también porque las remeras y los buzitos que  había eran una garcha).

Txt y fotos: Beto Jet-O
http://betojet-o.blogspot.com/

Nota: Dejo un link al setlist, que más tarde cuando lo revisé para recordar lo que no puedo aún situar en el tiempo formal descubrí que una o dos de las canciones que no conocía son nuevas y serán parte del próximo disco. Dicen que ya está casi listo y sale antes de fin de año.http://www.setlist.fm/setlist/sigur-ros/2013/secc-glasgow-scotland-bdb016e.html

lunes, marzo 4

El teléfono bajo el agua.

No hay comentarios.:
¨De acá no me mueve nadie¨ le dije tirado en unos pufs en el Konex rodeado de la concentración más alta del planeta de estudiantes de teatro y malabaristas. Pero sonó el primer acorde y ya estaba parado y rumbo al escenario para ver y escuchar. Bailé y todo. Se trataba de Palo Pandolfo y La Hermandad. Por esas cosas este sábado se cerraba el concierto del viernes en Niceto de El Mató que no me había dejado del todo conforme. Un arco invisible que va desde Ella Vendrá hasta Chica Rutera. La clase de canciones que nos gustan. El viernes por la noche en la pizzería Imperio y frente a la estatua de Carlitos Balá tuve que confesarle a la mesa a pleno lo que no podía callar más. Que me había aburrido un poco; que habían estado poco punzantes y que en algunos momentos hasta parecía que iban a aparecer las bengalas y las camisetas flameantes como en la cancha. Injusto. Es verdad que terminé escuchando los últimos temas desde la puerta lo que me gustó bastante. Debiera haber dicho más bien que no lograron sacarme del aburrimiento que ya traía lo que es otra cosa muuuy distinta supongo. Igual todo el tiempo esperaba un cover de los Pixies para escuchar una guitarra que calara algo. Me fui de la pizzería dandole como loco a la bici recibiendo las primeras gotas y flipando con los relámpagos sobre los edificios. Lo que no tuve el viernes lo tuve el sábado pero no porque Pandolfo tuviera lo que a El Mató le falta. Se trata más bien de esas extrañas leyes de los colores complementarios; no se,como salir con dos chicas distintas pero algo parecidas. Con una después de la otra. Bajo el cielo de Buenos Aires, en una noche fresca y con tragos a precios razonables todo se da mejor también. Y Pandolfo al que hace tanto tiempo le perdí el rastro; esa especie de talentoso desdeñoso; como Borgui cuando jugaba al futbol. El monumento al indie. El ir siempre un pasito más adelante y cuando el viento cambia a su favor ponerse a hacer otra cosa; como canciones feas. Lo que tantas veces hicieron los Suarez. Pandolfo, que sacó un disco llamado Patria o Muerte y tocó con Iggy Pop la primera vez que pisó el país. Un show impecable; corto y desintoxicado. Tenía algunas fotos pero se ahogaron con el celular que terminó sumergido en la píleta en una linda postal de mi fin de semana. Dj Malhumor

sábado, marzo 2

Blackbird Blackbird - Summer Heart

No hay comentarios.:
Todavía no me llega la madurez supongo (aunque me encanta la versión de Here Comes the sun por James Taylor y Yo Yo Ma y siento que en cualquier momento voy a morir: http://www.youtube.com/watch?v=FrYGaOnPU80) O no me llega del todo y por eso sigo encontrando personas aquí y allá que en un momento de la noche me preguntan y a vos qué música te gusta. Ahí es cuando digo que a mí me gusta la indietrónica. Guot? Empiezo a enumerar: B Fleishman; Her Space Holiday; Herman Klein; Múm; todo el sello MorrMusic bah…Es una respuesta que tiene trampa porque todos los últimos discos de estos artistas han perdido el encanto si no es que esta gente ya está haciendo otra cosa como criar hijos o tener una granja. Así y todo la indietrónica es más o menos el estado emocional con el que voy por ahí. Digamos mi velocidad para ir en bicicleta; que no es la más rápida pero me lleva lejos. Entonces llega Blackbird Blackbird. A mi vida claro. Estamos en ese punto en cuando a cada uno le llegan las cosas cuando tiene que serlo; ni un poco antes ni un poco después. Indietrónica con más alegría que melancolía. Más bailable y soñadora, menos introspectiva y más abierta. En algunos lados lo llaman Chillwave e incluye grupos como Neon Indian, Washed Out, Toro y Moi. Todas bandas que me suben la energía al segundo que las escucho. Máquinas, voces que aparecen y desaparecen; melodías que juegan a las escondidas. La indietrónica fue también el comienza de la diáspora. Fue la aparición definitiva del eje Berlin-Stockholm-Montreal. La diferencia entre B Fleishman y Blackbird Blackbird comienza con los nombres. El austríaco tiene un disco llamado Calle Melancolía; descubrí los pájaros negros con un disco del 2010 llamado Corazón del Verano. Electrónica soleada de autor con canciones llamadas Espuma de Sol: Hawaii; Happy High, Float on. Electrónica elegante para el surfista. Dj Malhumor.
PD: de paso dí las razones para ir a ver a Toro y Moi.

+ info: http://blackbirdblackbird.com/