domingo, julio 29

Postales coreanas VII

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Inevitablemente tenía que ocurrir y el PIFAN 2012 llego a su fin. La ceremonia de clausura fue ayer (aunque no sé bien cuando escribo esto y mucho menos cuando lo voy a poder subir). La entrega de premios se realizó, al igual que la apertura, en el Bucheon Gym Hall en una ceremonia muy similar a la del comienzo del festival. Alfombra roja, palabras de agradecimiento de las autoridades, número vivo a cargo de un grupo de tap-dance (si, tap-dance) al ritmo de una canción que sonaba siempre previo a las proyecciones y fuegos artificiales antes de la entrega de premios y una gran película de clausura, pero no nos adelantemos…
Los ganadores fueron los siguientes (y prometo volver sobre cada título con un poco más de tiempo y un estado mental no influenciado por el soju):

SPACE BROTHERS de MoriYoshitaka  (Japón), se llevó dos premios (al igual que todas las ganadoras en una extraña pero justiciera casualidad), el de mejor película y el premio del público. No es común que el jurado y público coincidan en un premio y, la verdad, tampoco aconsejable. Pero hay algo irresistible en la inocencia de esta película, casi un cuento para niños, en donde dos hermanos sueñan con ser astronautas. Hay que decir que uno de ellos tiene los rulos de Maradona cuando el Diego era Pelusa. Si, un japonés con rulos, se los dije: irresistible.
Para CITADEL de Ciarán Foyd (Irlanda), los premios fueron a su director y a su actor Aneurin Barnard, ambos debutantes. CITADEL es una película clásica con una trama que ya vimos con diferentes variaciones (personaje que arrastra un trauma del pasado debe proteger a su bebé del acoso de unos seres extraños que bien podrían ser ¿demonios? ¿zombis?, todo ambientado en la barriada más lúgubre de Irlanda) pero a la cual el director le agrega unos toques autobiográficos que la vuelven perturbadora. Foyd demuestra un conocimiento de su oficio y un gran amor por el cine de terror. Como suele decirse: Ciarán Foyd y Aneurin Barnard son nombres a seguir.
Y last but not least: KING KELLY de Andrew Neel (USA), que se llevo los premios del jurado y el de mejor actriz para Louisa Krause. Quien interpreta a la King Kelly del título, una all american girl que vive con su no menos americana familia, quienes desconocen que la tal King Kelly es una estrella en el mundo del porno amateur. Toda la película está registrada con los celulares de sus diferentes protagonistas. Y, si bien esto al principio parece un simple truco o capricho, promediando la película se transforma en un recurso inevitable y acertado para mantener la adrenalina y velocidad con la que está contada esta comedia en la cual todo lo que parece que pueda salir mal, va a salir mal. A mitad de camino entre el universo de Gregg Araki, After hours (1985) y cualquier reality show televisivo,  KING KELLY (película y protagonista) arrasa con todo lo que tiene por delante y en gran parte es gracias a Louisa Krause, talentosa y bellísima actriz que logra darle corazón a un personaje insoportable y alienado.
Comedia, terror, Youtube… Nada mal y bastante variado el palmarés de este PIFAN 2012. Desde lo personal creo que MOTORWAY fierrera película de Soi Cheang (Hong Kong / China) director de Accident (2009), ambas producidas por Johnny To, podría haberse llevado alguno de los premios. Pero esto ya es historia y detalles sobre lo que pudo haber sido. En el jurado reinó la paz y el amor entre sus miembros. Prometo volver sobre ellos ya que mi experiencia con este grupo de gente no pudo haber sido mejor.
Hay que reconocer, también, el gran trabajo que realizaron los programadores de este festival con la competencia de largometrajes. Con la excepción de BELENGGU de UPI (si, así se hace llamar la directora…), el tipo de película que cree que por disfrazar a un personaje de conejo y mostrar un pasillo mal iluminado está homenajeando a David Lynch y Livid (2011) de la dupla francesa Alexandre Bustillo y Julián Maury, (en este caso tiene que ver con las expectativas creadas después de su anterior película À l'intérieur (2007) expectativas que, por ahora, quedaron en el camino). El resto de la competencia tuvo un nivel muy alto y un marcado gusto por las películas bien construidas (lo que quiera que esto signifique), alejadas del bizarrismo que suele existir entre los amantes del género. Lo dicho, un aplauso para los colegas programadores.
Aplausos que se extienden con la película elegida para cerrar el festival. FOR LOVE’S SAKE de Miike Takashi no es solo una de las mejores películas de Miika en mucho tiempo, es una de las mejores de su carrera. Solo él puede salir airoso con este musical que cuenta la historia de amor (el amor no es algo dulce, es un campo de batalla, se dice al principio de la película), entre un joven pendenciero de clase baja y una chica de la alta burguesía japonesa. Un musical, con grandes canciones y coreografías, pero un musical a las trompadas. Pocas veces se pego tanto (y entre tantos: hombres, mujeres, nadie se salva) y tan bien en una película. Hay algo en esta historia que me hizo acordar al cine de John Cassavetes (aunque también es probable que haya sido el calor, el cansancio, el soju y el final del festival) y esa idea del amor como algo violento, terrible e imposible de detener. Volveremos sobre esta maravillosa película.
Para presentar la película de Takashi estuvo presente el actor japonés Takumi Saitoh, protagonista, además, de otra película de Miike de este 2012: ACE ATTORNEY, también programada en el festival. El tal Takumi es la estrella más grande que visitó el evento. Durante la ceremonia se sentó al lado mío y fui testigo de la cantidad enorme de gente que pidió sacarse una foto con él (de hecho fui el fotógrafo de la mayoría, a causa de mi cercanía con el ídolo) y de la histeria que despertaba entre las adolescentes. Takumi creyó, debido a que subí a buscar dicho premio, que yo era el director de CITADEL y no paraba de saludarme y felicitarme, inclusive después de la ceremonia. Por un rato bastante largo (terminamos tomando tragos, él sólo agua, en un bar de la zona), gracias a la confusión y los malos entendidos idiomáticos, no sólo me sentí una estrella, sino también el mejor amigo de Takumi Saitoh, actor de las películas de, nada menos, Miike Takashi. Una prueba absoluta y perfecta de la magia del cine.
Lo dicho, se termino PIFAN 2012 pero no estas crónicas. Todavía queda mucho por contar, películas que criticar y fotos que mostrar. Por ahora me despido de esta ciudad y me preparo para nuevas aventuras, con un poco más de calma, espero, en la ciudad de Seúl. Próxima parada de esta gira maravillosa e inolvidable por Corea.
Con el dulce sabor de la tarea cumplida (al menos una primera parte), me despido por ahora.

Marcelo Alderete, amigo de Takumi Saitoh y jurado de PIFAN 2012.

viernes, julio 27

Postales coreanas VI

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El amigo Conde me pregunta por mail si el PIFAN tiene un mercado o algo similar. Mi primera respuesta es decirle que no, y que me sonaba raro que un evento de estas características, dedicado al cine de terror, fantasía, etc., le haga lugar a esos feos espacios que pueblan los festivales del mundo y los llenan de personas a las cuales lo que más le gusta del cine son los negocios. Y sin embargo…
Terminadas mis tareas de jurado me disponía ver todas las películas posibles.
Por algún motivo organizativo, la deliberación y posterior decisión sobre los títulos a premiar, se realiza mucho antes del cierre del festival. Lo cual hace que los primeros días el jurado sólo pueda dedicarse a las películas de la competencia que le corresponde y poco más. Lo malo es que al terminar esta tarea, algunos títulos ya fueron exhibidos y no se vuelven a pasar. Lo que me llevó inevitablemente a la videoteca del festival, que en verdad son dos, una en el noveno piso del City Hall, impresionante edificio y sede central del festival y otro en el tercer piso del Koryo Hotel en donde también se realiza, durante el festival, algo que responde a las siglas de NAFF (Network of Asian Fantastic Films), pero no nos adelantemos…

Mi primera visita a la videoteca del hotel, me hace dar cuanta de este otro evento que se realiza dentro del festival y con menos días de duración. El NAFF se parece mucho a lo que es el BAL dentro del BAFICI. Incluso tienen catálogo, credenciales, proyecciones de la industria, fiestas e invitados propios. La tarea del NAFF, entre otras cosas (y toco un poco de oído, prometo averiguar más), es crear una cadena de films asiáticos fantásticos en donde cada productor, distribuidor, etc., esté enterado de futuras películas y, además, durante el festival se seleccionan proyectos en algún estado de producción que participan por algún tipo de premio. Básicamente, se organizan constantes reuniones de gente de “la industria”. Como decía antes, algo muy similar a lo que realiza el BAL durante el festival porteño.
El día que descubrí esto, intentaba ver una película en la videoteca ubicada en el hotel. Sitio que (me di cuenta en ese momento), pertenecía al NAFF pero se podía acceder con la credencial del festival.

La ubicación de la videoteca hacía que uno quedara enfrentado a la sala de reuniones del NAFF, la cual se podía ver a través de los espacios que dejaban los banners de publicidad y de los auspiciantes, mientras se escuchaban palabras como “pitching”, “budget”, “production values”. Tal es el entusiasmo que despiertan estos eventos en sus participantes que se hacía difícil la tarea de seguir con un mínimo de atención la película elegida. Después de tantas risas y parloteos, decidí abandonar la videoteca del hotel y caminar las cuadras que separan al hotel del City Hall. Una vez instalado en la otra videoteca ubicada en un noveno piso, en donde reina el silencio y el frío del aire acondicionado, trato esta vez sí, de concentrarme en la película. Pero se me hace difícil, me pregunto cómo es que estos directores, productores, y etcéteras, tan conocedores de los terrores cinematográficos, no logran ver que el verdadero horror se encuentra escondido detrás de las buenas intenciones y sonrisas de este tipo de eventos y asociaciones. Me respondo que así funciona el mal, adoptando las formas de la normalidad y las buenas costumbres y haciéndolas pasar por negocios. Aunque estos pensamientos quizás tengan que ver con haber expuesto mi cabeza al sol en las cuadras recorridas previamente y seguramente, como siempre, esté exagerando.
Cuando vuelvo al tercer piso, dispuesto a sacar una foto que ilustre este texto, encuentro que el espacio que antes ocupaba el NAFF, ahora se encuentra vació y a oscuras. Como si en ese lugar nada hubiera ocurrido. Algo similar sucedía en El golpe (The sting, 1973), aquella película sobre estafadores protagonizada por Paul Newman y Robert Redford.

Al volver a mi habitación, por algún motivo no logro hacer arrancar el aire acondicionado. Empapado en sudor y con dolor de cabeza, tirado en la cama para recuperar la compostura y mirándome en el espejo, me siento (exagero de nuevo, claro) Martin Sheen en Apocalipsis Now! Hasta llego a escuchar por los pasillos del hotel a alguien que susurra: “El horror, el horror…”. Seguramente otro testigo del funcionamiento de “la industria”. O alguien al que le devolvieron las camisas sin planchar. Todo es posible en el mundo del cine, y mucho más en el de los festivales.

(Las fotos que acompañan este texto pertenecen al Korea Manhwa Museum.)

Marcelo Alderete, el industrioso.

lunes, julio 23

Postales coreanas V

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Mientras escribo esto ya pasaron varios días desde la ceremonia de inauguración y mi primer paseo por una alfombra roja como jurado. Basta sólo con ver la cantidad de prensa que convoca el festival, para darse cuenta de la importancia del evento. Lamentablemente sólo tomé fotos con mi celular y salieron bastante mal y con poca calidad. Mis nervios y mi idea de dar una imagen de seriedad hicieron que deje la cámara de fotos en hotel, algo de lo que me arrepentí inmediatamente. 
Después de escribir esto, consigo finalmente, algunas fotos de la ceremonia, gracias a la gente del festival.
La ceremonia de apertura en sí, fue una mezcla de emoción y surrealismo. Ser presentado y subir a un escenario frente a alrededor de 3000 personas no es algo que a uno le pase todos los días. Cruzar la alfombra roja con todo el mundo saludándote y sacándote fotos fue una experiencia única e irrepetible (aunque espero que esto último no sea así).
El acto consistió en una entrega de premios a actores que no logré entender del todo de que se trataba exactamente. Pero, me contaron después, esos premios eran la manera de lograr que los famosos acudan al festival y participen de sus eventos. Qué raro, la vanidad de los actores. Después de esto y de presentarnos a nosotros, los diferentes jurados, y palabras alusivas de varios personajes relacionados con el festival, siguió un grupo que realizó una coreografía bastante espectacular que mezclaba danza con artes marciales, o al menos eso creí entender.
Pero prefiero no hablar mucho de esto, por lo menos hasta el día en el que un festival de danzas o teatro, proyecte una película en el día de su apertura. Eterno sentimiento de inferioridad que siente el cine frente a las otras artes y del cual parece no recuperarse nunca. Al cine, pero sobre todo a la gente que se dedica al cine, le hace falta un psicólogo.                                                                                                                  El final de la ceremonia, previo a la proyección de la película, fueron unos fuegos artificiales que llenaron el Bucheon Gymnasium de coloridos y brillantes papelitos picados. Hermoso visualmente y bastante impresionante ya que se trataba de un lugar cerrado. Hubo gente que se asustó bastante, no yo, claro...
HORROR STORIES fue la película encargada de abrir el festival y, como indica su nombre, es una antología de cuatro historias de terror dirigidas por  Jung Bum Shik, Lim Dae Woong, Hong Ji Young, Kim Gok, Kim Sun, Min Kyu Dong. En ese momento, como suele ocurrir siempre, mucha gente se retiro de la sala para la posterior recepción, por suerte, mi grupo de jurados se quedó para ver la película. El primer test de cinefilia había sido superado.                                                                                                           Como suele ocurrir con las películas dividas en capítulos, por más que haya algo que al final les de un orden (formal o narrativo), nunca terminan de funcionar del todo y alguno de sus capítulos suele sobresalir en relación a los otros. Y esto ocurre también con HORROR STORIES. Viendo la programación del festival, parece que esto de las películas en capítulos vuelve a ponerse de moda, si es que alguna vez no lo estuvo. Aquí están programadas DOOMSDAY BOOK de Yim Pil-Sung, Kim Jee Woon, película que todo el mundo me recomienda y la muy hypeada V / H / S dirigida por esta interminable banda de gente: David Bruckner, Glenn McQuaid, Joe Swanberg, Ti West, Adam Wingard y un colectivo de directores que se hacen llamar Radio Silence, que en verdad son: Chad Villella, Tyler Gillett, Justin Martinez y Matt Bettinelli-Olpin. Tres películas y quince directores. Demasiado para este cronista. Prometo retomar mañana y esta vez sí empezar a hablar de películas de una vez por todas.                                                                             Mis tareas de jurado me obligan a privilegiar las películas en competencia sobre las otras. Y esto que podría haberse transformado en una carga, no lo es debido a la muy buena selección que realizó el equipo de programadores del PIFAN. Todas las películas en competencia (hasta ahora, y vistas ya más de la mitad) mostraron una gran diversidad, desde lo narrativo y lo formal y una búsqueda constante de nuevos caminos para eso que se suele llamar cine de género y que al final no es más que cine. Por obvios motivos, esto es todo lo que puedo decir de los títulos en competencia. Finalizada mis tareas de jurado, ampliaremos en detalle.                                                                                                                                                   Una vez más, las responsabilidades atentan contra el cinéfilo.                                                            Veremos cómo continúa la batalla.

Marcelo Alderete, cinéfilo responsable al servicio de la comunidad. 


domingo, julio 22

Tyche y automaton

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El 15 de Julio de 2012 a las 7.16 de la mañana, en el camino que va desde Puerto Maldonado a la triple frontera entre Perú, Brasil y Bolivia vi una pantera negra (gato onza) corriendo a toda velocidad en medio de la carretera. Primero fue una masa brillante que me sacó del letargo del fresco matinal (todavía se estaba levantando la niebla húmeda). Estaba lejos pero de tan grande no podía ser un perro; mucho menos con ese color negro brillante. Me paré incrédulo y observé con los binoculares. No podía ser verdad. Y aunque todavía a mucha distancia, venía hacia mí sin detenerse. Yo estaba en la cima de una loma así que la perspectiva era la de un cuadro. Cuando llegué a la conclusión de que no me engañaba miré a mi alrededor para ver donde podía refugiarme llegado el caso. Más atrás había una casucha abandonada. Retrocedí unos pasos, apoyé la bicicleta en un poste y cuando volví a mirar la criatura había desaparecido en la espesura. Toda mi existencia justificada en ese encuentro. Mis aciertos y errores, las oportunidades desperdiciadas; las lapiceras perdidas, las monedas encontradas; las torpezas y las palabras no dichas. ¿Qué querés ser cuando seas grande? Ponerme en la situación de que un millonario me invite a recorrer las costas africanas en su velero. Ponerme en la situación de que un puma cruce el campamento. Ponerme en el lugar donde puede encontrar una pantera, la criatura más asesina del planeta. Así me decía mi tía cuando veíamos juntos Tarzán. La Pantera es el único animal que mata por placer me decía. Sanguinaria Alicia. En lo que siguió del día vi dos loros rojo brillante, un gavilán blanco y un tipo llevando una heladera en un ciclomotor. Pasé otra vez por Los Ángeles (batichica está en L.A. etc, etc) y por dos pueblos, uno llamado Alerta y el otro Alegría. Escuché Radio Dept hasta que me quedé sin batería. Los ríos aquí son majestuosos. Crucé el Madre de Dios (¡qué nombre!); el Beni y el Orthon (sí, como la chica de Portishead ¿no?). Son anchos, bajan lentos y están rodeados de selva. Aparte tienen puertos como solo había visto en el mar. Marineros, gente que sabe de barcos y la sensación que en cualquier momento puede suceder cualquier cosa; que un minuto alguien te puede tentar y llevar quien sabe dónde. Pasé por una comunidad donde servían pescado frito y carne de monte. Un chancho renegado llamado jochi que no se deja domesticar y vive de noche. Vi víboras muertas grandes de verdad y vi una especie de marmota parada en dos patas que cuando se bajó y corrió parecía un gato salvaje. En Cobija dormí en el Hotel Thriller. Aquí cualquiera pone el nombre que quiere a cualquier cosa. Pasé un Motel llamado Mí Tía, Un nido de amor. Al lado otro cartel señalaba el Motel Lujuria. Dos opciones a menos de 30 metros. Escribo en una habitación amplia con pisos de maderas y un ventilador de techo viejo y ruidoso, como si fuera un explorador inglés a las puertas del Níger. Desde el balcón puedo ver el río Beni, me dicen, infectado de anguilas; yacarés y unos peces que llegan a dos metros. Río abajo se llega al Amazonas, al Atlántico y a la casa de mi amigo Mario que se debe estar fumando un cigarro frente al mar. Dj malhumor.

Postales coreanas IV

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                                                                                                                                                              Los días pasan, el cansancio se acumula y cada vez hay más cosas que hacer y menos energía. Así que les pido disculpas, pero esta vez las postales coreanas son más postales que nunca. Como se suele decir, las imágenes hablan por sí mismas. Acá vamos:

Esperando el colectivo:

La ciudad de día:

A cinco cuadras del hotel:

La ciudad de noche:


Simpáticas voluntarias y el shuttle bus, colectivo que recorre constantemente las instalaciones del festival llevando a los acreditados:

El City Hall, impresionante sede central del festival:

Abbey road:

Batman:

Coreografía callejera:

Momento exacto en el que se me escapa el 9800, por suerte en un rato pasa el más gauchito 1300:

Un zombie recuperando el aliento (de ser esto posible) en una fiesta, con la ciudad de noche de fondo:

Y eso fue todo por hoy, me despido hasta la próxima en donde volveremos con más aventuras coreanas. Prometo empezar a hablar de las películas de una vez por todas. De nuevo, sepan disculpar la vagancia.

Marcelo Alderete, nunca tuve un fotolog...

viernes, julio 20

Postales coreanas III

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La ciudad de Puchon me recibe (como para que no extrañe mi Buenos Aires querida) con calor, humedad y mucha lluvia. En el camino del aeropuerto al hotel comparto el taxi con el irlandés Ciaran Foy, director de CITADEL. Ciaran es muy simpático y viene de gira con su película, un hit en el circuito de los festivales fantásticos que comenzó su carrera en SXSW y continúa hasta el día de hoy. Al enterarse que soy uno de los jurados que decidirá sobre la suerte de CITADEL, hacemos todos los chistes del caso. Buena onda el tal Ciaran, pero por ahora lo abandonamos, ya volveremos sobre él cuando tenga la oportunidad de ver su película.
Al llegar me espera una de las voluntarias del festival con un cartel con mi nombre. PIFAN está lleno de voluntarios. Chicas y chicos muy jóvenes con remeras rojas, siempre dispuestos a ayudar. Me cuenta alguien que son un pequeño ejercito de 300 personas. Y que para el cargo se inscriben alrededor de 4000 estudiantes. 
El paso por el aeropuerto es rápido, a pesar de (o quizás debido a) mi estado zombi. Los paisajes que se ven al costado de la ruta, parecen la escenografía de una película futurista post-Apocalipsis. Grandes extensiones de una extraña tierra negra que, en parte gracias a la lluvia y la neblina, parecen no tener fin. Ciaran se excusa y se duerme. Yo no me puedo dormir y miro por la ventana todo el viaje mientras un televisor en el taxi  (más grande que el que tengo en casa) muestra imágenes que bien podrían ser de un noticiero o algo por el estilo.
Puchon es una ciudad de provincias que se podría comparar con Rosario o Córdoba capital, por poner ejemplos. El centro son unas pocas cuadras y casi todo se puede recorrer caminando. El resto, grandes edificios tipo monoblocks. Cada manzana parece un lugar cerrado que contiene varias edificaciones y una pequeña plaza o escuela. No son lugares cerrados, sino cercados por rejas y diferentes lugares de entradas, llenos de árboles y naturaleza. El calor acá es tan fuerte que durante todo mi paseo me acompaña el canto de las chicharras (o su equivalente coreano). Todo el mundo me dice que esta ciudad mucho más chica que Seúl, pero esto lo voy a comprobar en los próximos días. 
A pesar del jet-lag, la mezcla de sueño y no poder dormir, y el estar en el otro lado del mundo, no siento que la ciudad sea un lugar ajeno. Obviamente, la culpa de esto la tiene el cine. Por otro lado, pienso que tampoco está mal no entender lo que sucede alrededor de uno. Al contrario, es casi un privilegio. En el cine y en la vida, entender está sobrevaluado.
Mientras escribo esto ya pasaron varios días, pero debido al ritmo de trabajo, reuniones y películas, no logro ponerme al día con estas crónicas. Ayer fue la inauguración del festival, alfombra roja incluida, en un lugar similar a nuestro Luna Park ambientado para la ocasión. La mezcla de emoción y surrealismo que fue toda la ceremonia de apertura, en donde fuimos presentados uno por uno todos los miembros del jurado, es algo difícil de describir, pero que voy a intentar en las próximas postales. Y también empezar a hablar de películas, que por algo estamos acá. Espero que el soju me ayude. 

Me despido por ahora.

Marcelo Alderete, yo estoy al derecho, al revés están ustedes.

jueves, julio 19

Postales coreanas II

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Ahora sí, escribo esto desde la comodidad absoluta del hotel Koryio, ubicado en la ciudad de Puchon, Corea del Sur. Finalmente, llegamos.
Pero antes…
El aeropuerto de Dubai es un lugar extraño y fastuoso (aunque no tanto como uno se lo podría imaginar, y a pesar de que sus instalaciones contengan una piscina con peces, similar a la que alguna vez hubo en el subsuelo de la Galería Jardín). Hay algo tan irreal en los aeropuertos (incluido el estado mental de las personas que circulan por ahí) que se hace difícil describirlo sin caer en lugares comunes. 
A simple vista, se parece a cualquier aeropuerto del primer mundo, pero es en los detalles en donde están las diferencias. Por ejemplo: en los baños uno se puede duchar, y no hablo de algo hecho a las apuradas para evitar malos olores después de horas de viaje. No, una ducha como la que cualquiera de nosotros nos daríamos en nuestras casas. Entre estos detalles están las “Prayers room”, habitaciones donde las personas pueden ir a rezar y que están señaladas en los carteles de informe. Por estos lados del mundo, rezar es tan importante como saber a que hora sale el vuelo K322 o donde hay que reclamar el equipaje. 
Aunque debo reconocer que mi paso por este aeropuerto fue demasiado rápido y con muchos nervios. Acostumbrado a los problemas de último momento que suelen surgir en nuestra patria y paranoico por la información cruzada sobre la visa para pasar por Dubai, hicieron que esté en la zona de pre-embarque casi dos horas antes de que salga el vuelo. Vuelo que finalmente se atrasó una hora. 
A la vuelta prometo tomarme más tiempo para recorrer las instalaciones y sacar fotos, otra deuda que quedó pendiente, debido a mi torpeza, malas experiencias sacando fotos en aeropuertos junto al amigo Conde, y a una cámara de fotos prestadas que se niega a hacer lo que le digo. Todo el tiempo que estuve era de noche, así que apenas si pude ver algunas luces de la ciudad allá a lo lejos. Sin dudas Dubai, la ciudad, debe ser un lugar hermoso. Y como todos los lugares hermosos, también contiene su parte terrible. En la página de Emirates Airlines advierten claramente, que si uno pasó por Israel, tiene la entrada prohibida:

Warning:
Visitors holding passports containing any Israeli visa or stamp could be refused entry.

Dejamos Dubai y partimos, finalmente, para Corea del Sur.
El tramo de este viaje duró solamente nueve horas y, a excepción de unos bruscos movimientos del avión minutos antes de aterrizar, no pasó nada especial. El servicio siguió siendo increíble, aunque uno no puede dejar de sentirse como un pollo de criadero al ser alimentado constantemente con cosas ricas mientras mira una pantalla con imágenes que se mueven todo el tiempo. A esta altura mi cerebro no reconocía otra cosa que la necesidad de alimentarse. Así que dejé pasar la oportunidad de ver LIFE WITHOUT PRINCIPLE de Johnny To (una de las cinco mejores películas del año, cualquier año), ya que me dio un poco de pudor ver semejante maravilla en esas condiciones y me dedique a la quinta temporada de 30 ROCK esa genialidad que hace Tina Fey. Y así transcurrió el viaje, entre series norteamericanas, la imposibilidad de dormir y azafatas que me daban de comer. No hubo más que eso.
Finalmente, arribamos al aeropuerto de Incheon, en donde después de un subte, pasar por los controles de migraciones y demás, me esperaba la gente del festival. 
Es un lugar común (de nuevo los lugares comunes, no hay caso) decir que una imagen vale más que mil palabras. Pero no me queda otra, incluso desde un lugar tan exótico como este. Me despido con esta foto que pone término a esta  primera parte del viaje y al comienzo de la verdadera aventura.
Me despido hasta la próxima postal coreana. 

Marcelo Alderete, toro en mi rodeo y torazo en rodeo ajeno.

miércoles, julio 18

Postales coreanas I

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Ir a Corea (invitado por un festival de cine fantástico para ser parte de su jurado) es lo suficientemente extraño como para que todo lo que suceda a partir  ahora suene normal. Sin embargo, al contar que viajaba por la aerolínea Emirates y que debía hacer el trasbordo en el aeropuerto de Dubai, todo el mundo volvía a sorprenderse. Mientras escribo esto todavía no conocí el aeropuerto de Dubai y me encuentro en el aire en algún lugar entre Europa y Asia. Por ahora mi experiencia con esta renombrada aerolínea es que las azafatas retoman algo olvidado en el tiempo o, quizás, perteneciente a un imaginario de los años 70 (imaginario que quizás le debemos al cine y la publicidad y no a la estricta realidad), y es que las azafatas son todas lindas y extremadamente amables. Aparte de eso, solo puedo contar que el servicio es igual al de todos lados, solo que mil veces (o algo así) mejor. Todo es más limpio y la comida se sirve más seguida, con cubiertos de verdad, cuchillo, tenedores y cucharas de metal (o lo que sea) que siempre están exageradamente fríos, suponemos que por motivos de higiene. El viaje, dividido en tres tramos, se detiene primero en Río de Janeiro, en donde se bajan mis dos compañeras de asiento, dos chicas argentinas hermosas y parlanchinas como sólo pueden serlo las chicas argentinas.
Por ahora mi actividad durante el vuelo se redujo a comer, no recuerdo haber cenado, desayunado y merendado tantas veces seguidas y en forma tan desordenada (aunque en verdad creo que ellos están al derecho y yo al revés). El resto es dormir, leer y mirar películas. Aunque ahora que lo escribo, esta descripción se parece bastante a mi vida diaria. Entre las cosas que veo está la espantosa THE HUNGER GAMES (versión pasteurizada de BATTLE ROYALE), una basura absolutamente innecesaria sobre la que si alguien escribió algo minimamente bueno, debería arrepentirse ya mismo. No hay nada en esta película, excepto la belleza de Jennifer Lawrence. El resto es puro narcisismo hollywoodense y actores de supuesto renombre con pelucas y trajes ridículos, seguramente tan ridículos como la cifra que cobran por hacer estas morisquetas. Veo, además, una película que había dejado pasar en su momento: WE BOUGHT A ZOO de Cameron Crowe, la cual me resultó bastante agradable en su ñoñeria. Alguna vez Daniel Melero dijo que él escuchaba los discos exitosos (usaba uno de Madonna como ejemplo), esos que vendían millones de copias, muchos años después de ser editados. Al hacer esto, evitaba todo el hype creado por los medios, preocupados por muchas cosas menos la música. Algo de esto me paso con WE BOUGHT A ZOO. Eso sí, esta película lejos estuvo de ser un éxito. También está lejos –bastante- de ser una buena película. Pero, voy a ser sincero con ustedes, debo reconocer que lloré desde el principio al final, todo mientras engullía mi comida de avión (que siempre me parece deliciosa). Hay algo sincero en esta especie de fábula en la que un Matt Damon recientemente soltero, debe lidiar con sus hijos, un zoológico y Scarlett Johannsson. Quizás ya no haya motivos, pero uno todavía lo quiere a Cameron Crowe. Aunque si uno busca motivos, ahí sigue JERRY MAGUIRE o el hacernos creer que Zooey Deschanel podía ser nuestra hermana azafata que nos heredaba todos los discos necesarios para nuestra educación musical y sentimental. O por decirnos cuál es nuestro lugar en el mundo, cuando hablando con el mismísimo Lester Bangs, nos explicó que nosotros éramos los “uncool” que no había nada que hacer al respeto, excepto sentirnos orgullosos de eso. O por que le gusta armar play-lists con sus canciones favoritas como a todos nosotros (aunque él después las transforme en bandas de sonido de películas millonarias). Hay algo en su inocencia (una inocencia consciente, eso sí) a prueba de todo que escapa a la ironía de estos tiempos. Aunque quizás, también sea la altura, la distancia y mi excitación. Ya lo dijimos, no es bueno que el hombre esté tanto tiempo en el aire. Como decía aquella película (y de nuevo los 70): el volar es para los pájaros.
Me despido por ahora. Ahí se ven las luces de las barriadas (?) de Dubai. Cuando lean esto ya habré arribado a Corea. Aunque al escribirlo todavía no pueda creerlo. La apertura del festival, alfombra roja incluida, es mañana. PIFAN 2012, allá vamos…

Marcelo Alderete con la colaboración de su Jet-Lag.

sábado, julio 7

Dj malhumor en el Pacífico.

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No me había dado cuenta pero los valles estrechos donde el sol tarda en salir y rápido llegan las sombras al atardecer me estaban dando claustrofobia. Lo descubrí cuando el quinto día comencé a descender hacia el mar. Después de sortear un paso a 4300 ms. solo quedaba ir hacia el océano. Noventa kilómetros ininterrumpidos sin pedalear. Primero una pampa enorme desde donde se veían los picos nevados a las distancia y después un cañón sin vegetación que me llevó hasta que se terminaron los Andes. La bajada larguísima en caracol y la aparición increíble de una duna gigante. Ahí me di cuenta que necesitaba el cielo abierto; ver el horizonte y confundido con la bruma del mediodía el mar. Bajé y bajé por una tierra estéril hasta llegar a un valle donde corría agua como un oasis. Llegué también al calor y las ganas de tomar cerveza en lugar de sopa caliente. Me quedaban todavía 70 kilómetros hasta la costa a través de un verdadero desierto. La primera mitad al pie de montañas que parecen que se están desgastando hasta un cruce con un puesto prolijo y esmerado para comer algo atendido por un travesti pintado y arreglado como una diva. Parecía una alucinación de película de Lynch. Charlamos un rato mientras me tomaba mi café y de allí a través de las dunas hasta el mar. Creo que en la bajada escuchaba una compilación de los 20 años del sello Merge. The National y St Vincent haciendo juntos un tema de Crooked Finger y The Shins gritando que el amor nunca es suficiente. La costa era accidentada con acantilados y formaciones rocosas sobrevoladas por aves de todas clases.Petreles, rayadores y zambullidores. Estos últimos son unos pájaros dementes que se lanzan en picadas increíbles para salir airosos con un pescado en el pico. Pasé las horas escuchando las olas y viendo a las aves ir y venir. Volví a Nazca en unos taxis colectivos iguales a los autos de Mad-Max. Caía el atardecer, sí lo cuento no me lo creen. Pero no tengo pruebas porque borré las fotos en una maniobra torpe y auto punitiva. Arriba tuve nieve y frente al puerto me comí un ceviche como si fuera una parrillada. En general estaba feliz y nada me importaba. Incluso que la dama haya desaparecido. Dj malhumor