lunes, abril 29

La noche que el K-Pop invadió Buenos Aires

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Argentina es un lugar extraño e impredecible. En el mismo día (el ya histórico 23/04/13) tocaron en el país Television, una banda cuya cantidad de discos editados es inversamente proporcional a su importancia en la historia de la música; Daniel Johnston, un personaje imposible de definir en pocas líneas (y de quien seguramente algunos de los compañeros de este blog se ocupará en extensión); y... Super Junior, sensación mundial y una de las bandas más relevantes de ese fenómeno surgido de las tierras de Corea del Sur llamado K-pop. Adivinen donde, contra todos los pronósticos, estuvo este intrépido cronista. 
Pero comencemos desde el principio.

Un par de meses atrás me entero que la banda de ídolos adolescentes coreanos Super Junior (son diez en total, ¡diez!) iba a realizar un concierto en el Luna Park. En uno de esos momentos de entusiasmos inexplicables, le pregunté a una amiga coreana si era posible asistir al recital ya que me causaba mucha curiosidad ver en vivo a una de estas bandas y así, una excusa medio ridícula, poder escribir sobre el evento. Después como siempre, pasaron los días y la verdad que ya me había olvidado. Incluso llegué a pensar que dicho evento había ocurrido durante las fechas del BAFICI. Grande fue mi sorpresa cuando el mismo día del recital me llaman por teléfono para pedirme el número de mi DNI y avisarme que una entrada me esperaba en la puerta del mítico Luna Park. Lugar en donde supo pelear Monzón, romper todo Billy Bond y tantos otros hitos fundantes de la historia de la cultura popular argentina. Una nueva página estaba a punto de ser escrita. En horas, iban a realizar su debut argentino los jovenzuelos de Super Junior, y el K-pop, finalmente, a desembarcar en Argentina. Aunque en verdad el K-pop como fenómeno existe, de manera secreta, desde ya hace mucho tiempo en el país. 


Los datos que les puedo ofrecer sobre el K-pop están todos en Wikipedia. Basta darse una vuelta por dicha página para ver las cifras millonarias e increíbles que mueve este género musical devenido en industria (o viceversa). El k-pop nace con la llegada de los programas televisivos al estilo de American Idol, etc. La diferencia es que, cuando en el resto del mundo las bandas o solistas salidos de esos programas perduraban solamente un par de discos para pasar a la historia (en el mejor de los casos), en Corea la cosa fue diferente. Estas bandas y solistas no sólo superaron la efímera fama televisiva, sino que se multiplicaron y dejaron de necesitar de dichos concursos para lograr la fama. Hoy en día el K-pop factura millones de dólares, tiene varios canales propios en donde se proyectan clips y programas, y tiendas enormes en donde se vende todo tipo de merchandising relacionado con este fenómeno. Además, y he aquí lo más extraño e interesante, millones de fans repartidos en todo el mundo. 
Retrocedamos un poco más todavía. 


Hace poco menos de un año y por iniciativa de integrantes de la comunidad coreana en Argentina, se organizo la proyección del documental I AM, dirigido por Choi Jin-seong en el cine Premier. Dicho documental trata sobre el K-pop y aparecen varias bandas, entre ellas, Super Junior. Ese día el Premier estuvo lleno, pero no de coreanos, que los había –claro-, sino de pre-adolescentes argentinos que cantaban y repetían las coreografías como si se tratara de artistas locales a los que podrían ir a ver todos los fines de semana. Obviamente, ningún medio dio cuenta de esto. Pero no es este un fenómeno local, sino todo lo contrario. Super Junior después de tocar en Buenos Aires continúa su gira latinoamericana por Brasil y más tarde por Perú, en donde -me dicen-, el fanatismo por todo lo relacionado con la cultura coreana llega a extremos insospechados e inexplicables.
Desconozco por donde comenzar a buscar la respuesta de este misterio. En este momento nos haría falta un sociólogo o algo así. O al menos, un experto en cultura (pop) coreana. La explicación no está seguramente en la música de estas bandas. Al fin y al cabo, productos armados a partir de una formula probada que también se repite en todo el mundo. Todos los adolescentes (y pre-adolescentes) son en algún momento admiradores de bandas que con el tiempo sólo recordaran con nostalgia por la inocencia perdida. Todos estuvimos en ese lugar. Pero ¿por qué bandas coreanas? ¿Qué encuentran de atrayente estas niñas argentinas en todas estas bandas como para, en no pocos casos, tratar de aprender un idioma tan complejo con el simple fin de cantar las banales letras de una canción pop? 


En un reciente viaje a Montevideo me encuentro con una joven uruguaya que trabaja como moza en un bar coreano y es fanática del K-pop. Para mi sorpresa absoluta, con los dueños del local habla en coreano. Al notar mi acento me pregunta si soy argentino y me cuenta que en pocos días va a visitar Argentina. El motivo: la llegada de Super Junior, una de las más grandes bandas de K-pop del mundo y que, en su gira por estas tierras, hace una excepción y en vez de tocar en estadios, lo hará en lugares “chicos” como el Luna Park. (El día del recital no encuentro a la moza uruguaya, pero en un momento, uno de los integrantes de la banda muestra orgulloso una bandera de la banda oriental. Espero que hayas cumplido tu sueño, buena moza charrúa).
Mi ingenuidad occidental me lleva a pensar que asistir a un recital de esta banda, la primera en tocar en vivo en la Argentina, quizás eche un poco de luz sobre el misterio.
A pocos metros de cruzar la Avenida Alem, los manteros ya tenían ocupada la vereda de la calle Corrientes con todo el tipo de merchandising posible sobre Super Junior. Este es otro fenómeno social argentino, pero mucho más fácil de explicar. Remeras, gorritos, vinchas fluorescentes, tazas, en fin, todo objeto imaginable al que se le pueda imprimir una imagen, logo o palabra referida a la banda de turno estaba ahí, en esa mantas, a la venta. No compré nada, y como siempre, me arrepiento por eso.
Una vez superadas las vallas y los amables encargados de la seguridad del Luna Park (y lo digo sin ironía y con sorpresa) logramos entrar al recinto sagrado, tantas veces testigo de glorias deportivas. 

Con puntualidad oriental, el recital comenzó a las 20, hora estipulada. Los gritos del público, ensordecedores desde el principio, llegaron a límites inimaginables cuando las luces se apagaron y varias pantallas de videos dieron comienzo con el show. 
Cada parte del recital se iniciaba con unos cortometrajes en donde los integrantes de la banda eran mostrados como estilizados James Bond coreanos. Se sabe que nadie mejor que un oriental para vestir un traje. La realización de los cortos comprobaba que cualquier director coreano, incluso el más ignoto, es capaz de filmar mejor que el 80% de los directores del resto del mundo. Y sobre todo si se trata de escenas de acción. De estos pequeños films, vale rescatar a tres de ellos. En el primero la banda se sumaba a un tiroteo en un parque, en el cual todos se disparaban usando sus dedos como si se tratara de armas, y que tranquilamente podría haber sido uno de los short digital films que Andy Samberg y sus secuaces de Lonely Island supieron realizar para Saturday night live. El segundo era una reversión en clave gangsteril e hiper-dramática de La Jetée del finado Chris Marker, en donde el protagonista daba su vida para salvar a su amada de una muerte violenta. Y el tercero, y más pop y lisérgico, mostraba a Los vengadores (en versión del últimamente muy invocado Joss Whedon) interpretados por la banda. La parte más difícil de entender de este segmento, es que en esta formación de Los vengadores aparecían Goku de Dragon Ball y Woody de Toy story y terminaban venciendo al enemigo, un enorme oso de peluche, comportándose de manera afeminada y realizando extraños movimientos. Lo que provocaba una furia en el oso que lo dejaba fuera de competencia. Cosas más extrañas se han visto, pero no sé donde ni cuando. 


Los Super Junior son ocho, o diez. Me explican más tarde que hay dos que funcionan como complementos de los otros a la hora de ciertas coreografías, pero que no son considerados parte de la banda. Pero que lo pueden ser en el futuro. Esperemos que lo logren. Todos ellos tienen su personaje: el canchero, el sensible, el estudioso y así (como en la vida misma). Y a todos les gusta hablar. Y mucho. Cada introducción (y la despedida, pero a eso llegaremos más tarde) se llevaba buena parte del show. La presentación de cada miembro de la banda incluyó palabras en español, leídas en su mayoría, pero en algunos casos aprendidas de memoria o con conocimientos previos. Debo confesar, sorprendido, que el castellano de algunos de ellos era superior al de algunos latinoamericanistas como Manu Chao. Hasta llegó a escucharse el famoso trabalenguas (repetido por uno de los SJ cual mantra), en el cual un tal Pablito realiza una tarea que incluye pequeños clavos y martillos.
También, claro, estaba la música. Pero acá no hay nada raro. Se trata del típico repertorio de boy bands que van del pop a la balada, pasando por algún que otro momento un poco más moderno y movido. Siempre con coreografías y cambios de vestuarios que no dejaban dudas de la profesionalidad de la banda y su equipo de producción. Por no hablar del impecable estado físico que los hace dar un show de tres horas (si, tres horas) y llegar al final con mínimas muestras de cansancio. Mientras que este cronista necesitó doce horas de sueño para poder recuperarse. 


Hay que destacar la elección de la balada de Michael Bolton, How Am Supposed To Live Without You, como uno de los covers interpretados. Momento en el que este cronista reconoce haber cantado a viva voz hasta llegar, casi, a las lágrimas. La mezcla de sensibilidad ochentera atravesada por el sentimentalismo coreano fue demasiado para él. El otro cover fue una versión reggae del hit de Michael Teló, Ai Se Eu Te Pego. Supongo que no habrán tenido tiempo de aprenderse una de, digamos, Miranda. Pero me imagino el desmadre que puede llegar a ocurrir cuando hagan esta canción en Río de Janeiro, capital de la Argentina.
El otro gran momento (quizás el más alto) del recital llegó con una canción que arrancó en formato disco (bola de espejos enorme descolgándose del techo) para después trasformarse en un tremendo y machacante big beat que haría palidecer al mismísimo David Guetta (o alguno de esos), y que la banda cortaba en seco para volver a arrancar creando por momentos (yo estuve ahí) el pogo más grande y adolescente del mundo. Tremendo momento en el cual el show podría haber terminado pero no, todavía faltaba más de la mitad. Y el cuerpo de este anciano cronista, ya no está para esos, ni para otros, trotes. El resto del concierto siguió sin mayores sobresaltos. 


Me explica Luna, la chica del sur, que a los artistas coreanos a diferencia de los argentinos, no les gusta terminar el show muy arriba, sino en el momento que logran que el público, de tan emocionado, llegue al llanto. Y quizás por eso la despedida de Super Junior, ya todos uniformados con la camiseta de la selección de fútbol argentina, se hizo interminable, con los miembros de la banda jurando y perjurando que se vendrían a vivir a la Argentina (basta recordar la estadía bonaerense de un tal Dee Dee Ramone para no sorprendernos tanto con esta posibilidad), que el público argentino era el mejor y que volverían pronto. Por qué, me pregunto, no creerles. O acaso el pop no es eso, un artificio que nos hace -aunque sea por un rato- ser un poquito más felices. Y eso, felicidad, era lo que se veía en el rostro de las fans. Podemos ser todo lo cínico que queramos, pero ante esto no hay muchos argumentos. 


Casi terminando el recital se me acerca una señorita, obviamente de prensa, y me pregunta si estoy cubriendo el recital para algún medio. Tan desubicada era mi presencia en ese lugar. Sí, fue mi respuesta a la joven periodista. ¿Para qué medio?, insistió ella. Para una página web, trate de sacármela de encima yo. ¿Cuál? Siguió ella. Para Encerrados afuera. Aclaré yo como para poner fin al diálogo. ¿Es una página dedicada al fenómeno del K-pop? Insistió nuevamente ella. Sí, claro. Fue mi respuesta final. Mientras me alejaba la vi escribir en su libretita el nombre de Encerrados afuera y al lado, la palabra Kpop.
Nos fuimos con Luna, quien ofició de fotógrafa, y mientras caminábamos por Bouchard hacia Corrientes, veíamos y escuchábamos a través de las puertas de entrada, a los Super Junior todavía despidiéndose de sus fans argentinos. Quienes suponemos, a esta altura ya lagrimeaban. Me pregunto hasta que hora se habrán quedado así, unos despidiéndose, los otros llorando. Afuera, decenas de padres esperaban a sus hijos y los manteros remataban los últimos restos de merchandising. 


La visita de Super Junior, la primera banda de K-pop en poner un pie en tierra porteña, había llegado a su fin. El misterio de la atracción del K-pop en los jóvenes latinoamericanos seguía sin respuesta, pero nos íbamos -al menos- con algunas pistas. 


A pesar del cansancio, Luna me dice en un extraño e inesperado giro étnico, que vayamos a comer comida china. Le digo que no, que por hoy fue suficiente y la convenzo de ir a Las cuartetas argumentando la cercanía de la pizzería porteña.
Mientras cruzamos Alem me pregunto si no habré llevado demasiado lejos mi amor por la cultura coreana.
La respuesta, como siempre, está soplando en ese vientito fresco que sube por la avenida Corrientes.

Marcelo Alderete

Fotos: Sung Moon (Luna)

viernes, abril 26

Vecinos.

1 comentario:
Algunas mañanas de la semana me despierta la radio de mi vecina. Ella misma es la radio. Tiene una voz que traspasa toda clase de paredes y se eleva hasta alturas insospechadas. Le habla a la madre de cerca de noventa años que apenas habla (si es que alguna vez lo hizo) callada por una parálisis. Me entero de todo. Casi no necesito de internet. No solo da las noticias sino que también hace las editoriales y da los contextos básicos para entenderlas. Es una excelente periodista. Se ríe sola y putea de lo lindo. Comentando la gran ¨Lorenzino¨ le decía a la madre ¨la inflación, que es el tema más importante en la economía de un país¨ y después le contaba a la vieja (cariñosamente) la anécdota. Se queja, pero más que todo es un reconocimiento de así somos; este es el sainete que nos toca. Y continúa con más noticias. La otra mañana nos despertó con la lectura completa de todas las ofertas de una nueva rotisería del barrio: ¨Milanesa completa, 22 pesos¨. Silvana no paraba de reírse. También entremezclaba un ¨que hija de pu…¨. Con cariño también. Después nos dio la temperatura máxima para el día. Desde hace un tiempo, largo ya aunque difícil de medir, vivo en otra ciudad. También; aunque no es la razón, me entreno para correr una maratón, me entreno para subir montañas de más de 5ooo metros y por las noches leo novelas. Todas mezcladas. Un rato una, un rato otra. Seguramente en el DSM IV debe estar descripto como alguna clase de desorden de la atención. En esta nueva ciudad los lugares importantes son otros; los bodegones distintos y en muchos lugares tengo déjá vu intensos. Se parece por momentos a las ciudades de los sueños. Es y no es Buenos Aires. Los lugares y las personas; los mapas en el cerebro. Correr y correr. Me gusta quedarme en la casa de chicas que recién conozco porque todo es nuevo aunque conocido. Es lo mismo pero ligeramente distinto. Un nuevo punto de vista que lo cambia todo. Como en los grandes libros. Entonces las cosas pueden volverse algo lyncheanas. Más estilo Mull Holland Drive que Blue Velvet por suerte. Pequeños placeres de una ruptura y una vida nueva. Dj malhumor

miércoles, abril 24

Bafici 2013: Las elegidas de Encerrados Afuera

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Dj Malhumor - @djmundial - Cantidad de películas vistas: unas 25...
1) Mejor película Leviathan/Museum Hours (es chiquita pero una muestra tan elocuente de lo que un pequeño artista nos puede regalar). Mención para Dias de Nietzsche en Turín (me quedé con muchas ganas de ver más de Bressane) y La última vez que ví Macao.
2) Peor película Que dificil!!! Ese si que es un premio peleado...Noche entre las que ví pero no se sí hacemos justicia con tanta competencia en el rubro...
3) Mejor escena lisérgica: Leviathan entera es lisérgica de algún modo. La cámara bucea de una manera agónica y por momentos sale a la superficie y miles de pájaros van y vienen de una manera expectral...increíble...
4) Mejor escena de sexo no tuve el gusto
5) Mejor banda de sonido y/o canción El mató por las bicisendas rumbo al Village...
6) El personaje René Lavand!!
7) El inflado Fuguet y su homenaje a sí mismo: La importancia de Rumble Fish es que me volvió el artista que soy!! Anda a la lavarte las patas!
8) Basta ya de...de películas correctas...
9) La frase Esto no es una remisería la puta que lo pario! Rene Lavand...
10) En el Bafici 16 estaría bueno...Que vuelvan los policiales de Hong Kong!!

Pablo Conde - @generacionvhs - Cantidad de películas vistas: perdí la cuenta...
1) Mejor película: A Última Vez Que Vi Macau, de João Pedro Rodrigues y João Rui Guerra da Mata. Inexplicablemente ignorada por los premios. Toda una experiencia. 
2) Peor película: You Make Me Feel So Young, de Zach Sitecruzotetrompeo. 
3) Mejor escena lisérgica:
4) Mejor escena de sexo: Todas las de Joven y alocada; la de Seth Brundle enfebrecido en La mosca.
5) Mejor banda de sonido y/o canción: La banda sonora de Berberian Sound Studio. La ópera pop de Peaches.
6) El personaje: Roddy Piper en They Live, sin dudas...
7) El inflado: Hong Sansoo. No, chiste, chiste. El inflado del año para mí fue Alberto Fuguet, que con su obliguismo me arruinó La ley de la calle. Quizás podría sumar ese dato para la segunda parte de su oda a las locaciones de la película, tan necesaria como la primera parte...
8) Basta ya de... público frío y desangelado. Películas de relleno. Reseñas de catálogo tan obviamente infladas y "descontracturadas"
9) La frase: "Nada de planchar en la fiesta. Dance, dance,  dance: hoy tu sueño es real.  Dance,  dance, dance: abre tu mente." Marcelo Panozzo, fin de su prólogo en catálogo al 15º Bafici. La fina diferencia entre el pop y el plop...
10) En el Bafici 16 estaría bueno... que no vuelvan a pasar en DCP películas que acá se consiguen en fílmico, con buena calidad. Que conserven las salas y vuelva la 25 de mayo, comprometida este año con funciones atrasadas por culpa de la toma del San Martín.

Marcelo Alderete - @Aldemarce - Cantidad de películas vistas: en sala, poco más de 30. En total, y debido a mi trabajo, más de 150. Demasiadas películas, si...
1) Mejor película: Like someone in love, de Abbas Kiarostami.
2) Peor película: Metamorphosen, de Sebastian Mez.
3) Mejor escena lisérgica: todo el cortometraje El rey de España, de Martín Mainoli.

4) Mejor escena de sexo: alguna de Joven y alocada, de Marialy Rivas.

5) Mejor banda de sonido y/o canción: La canción a dúo de María Villar y Esteban Bigliardi al final de Viola, de Matías Piñeiro.

6) El personaje: el ausente Hong Sang soo.
7) El inflado: la nueva sección Vanguardia y género.
8) Basta ya de...: críticas de la gente que no va al BAFICI.
9) La frase: ¡La prossima volta, quiero sentir pavura!, del guión de Berberian Sound Studio, de Peter Strickland.
10) En el Bafici 16 estaría bueno...: Más vanguardia.

Juan Zino - @juanzino_ - Cantidad de películas vistas: 28
1) Mejor película: Leviathan / The art of killing / Hahaha
2) Peor película: The poor stockinger, the luddite no se cuanto and the deluded followers de no sé quién.
3) Mejor escena lisérgica: vieja, pero el nacimiento de la larva en La Mosca es insuperable
4) Mejor escena de sexo: No de sexo, pero sexual, la escena lésbica shakesperiana loopeada en Viola
5) Mejor banda de sonido y/o canción: Abba/roxy music en Call Girl. simple pero efectivo
6) El personaje: Anwar Congo de The Art of Killing (no es que esté a favor eh)
7) El inflado: Jonás Trueba quizás, pero tampoco tanto. Gianvito siempre, ladri absoluto. James Benning un poquito también.
8) Basta ya de... la pose anti bafici, anti hipster. Ya estamos grandes, che
9) La frase: "no se puede hacer ser más lento"... del gran rené Lavand en el gran simulador
10) En el Bafici 15 estaría bueno... que el bafici no pierda su identidad; a mí también me copa el mainstream y las series de HBO, pero paremos un poco la mano. También estaría bueno que algun hippie se avive y venda pan relleno a la salida del village recoleta.

Jota - @encerradoafuera - Cantidad de películas vistas: En las salas: 5. En casa: unas 20
1) Mejor película: Shut Up and Play The Hits, El gran simulador
2) Peor película: Mujer lobo

3) Mejor escena lisérgica: no tuve el gusto de verla

4) Mejor escena de sexo:en Joven y alocada hay varias muy interesantes, con una puesta muy cuidada.
5) Mejor banda de sonido y/o canción: Moon River en Moon Man
6) El personaje: James Murphy

7) El inflado: Fuguet
8) Basta ya de... tener que trabajar y putear porque en mis horas libres no hay NADA para ver
9) La frase: "Nosotros estabamos escuchando lo que la gente escucho siete años después" Marcelo Moura en Imágenes Paganas
10) En el Bafici 15 estaría bueno... que vuelva el cine 25 de mayo!

Invitada Especial:
Eugenia Zicavo
@eugeniazicavo - Cantidad de películas vistas: 14
1) Mejor película: Joven y alocada (peli)/ Five broken cameras (documental)
2) Peor película: Acá adentro
3) Mejor escena lisérgica: ninguna (ya no hay drogas en Bafici, una pena)
4) Mejor escena de sexo: todas las de Joven y alocada
5) Mejor banda de sonido y/o canción: Shut up and play the hits
6) El personaje: Maximiliano Pelosi (Una familia gay)
7) El inflado: Loza/Perrone
8) Basta ya de... críticos diciendo que las de Loza y Perrone valen la pena.
9) La frase: "“If his father was half horse, what does that make him?”, Lukas the strange.
10) En el Bafici 15 estaría bueno... que el Abasto vuelva a ser sede central.

domingo, abril 21

Berberian Sound Studio, de Peter Strickland (II)

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Sí, BSS ya ganó el premio a la Mejor Película de la Competencia Internacional, una buena noticia, sin duda. Difícil de prever, por otro lado, aunque probablemente diríamos lo mismo con el resto de las películas, excepto Viola, of course. Pero bueno, hablemos un poco del asunto...
Tras un par de cortos, Peter Strickland debuta con el largometraje Katalin Varga, una crudísima historia de venganza: Katalin es desterrada por su esposo al enterarse que Orbán no es su hijo, sino el producto de una violación. Katalin y Orbán salen a buscar al responsable, en busca de redención. El paisaje de Transylvania se encargará de que el viaje no sea sencillo.
Como bien resume la reseña del catálogo del Festival de Mar del Plata, "al debutante Strickland sólo le hace falta una pequeña historia previa, un monólogo, tres personajes y un bote para desarrollar una envidiable construcción de arrolladora fuerza cinematográfica". Efectivamente, Katalin Varga es una película desoladora, no sólo por lo visceral de la premisa y lo crudo de su desarrollo, sino por ese cuidado -cuidadísimo- trabajo artesanal en cada área técnica, especialmente el sonido, cuya impresionante y detallista construcción se llevó un premio en el Festival de Berlín. Peter Bradshaw en The Guardian concluye su crítica con la frase "Este es una película que se ilumina desde el interior con su propio, terrible secreto".
Ante todo, Strickland es un cinéfilo y un melómano, citando películas y discos todo el tiempo, asegurando que Katalin Varga fue concebida al ritmo de The Cure, Suicide y la banda sonora del Nosferatu de Herzog, por Popol Vuh y Shadows of Our Forgotten Ancestors, de Sergei Parajanov y Night of the Hunter, de Charles Laughton. No se pierdan Katalin Varga, háganse el favor.



Berberian Sound Studio tiene, también, sus influencias y su prehistoria. Y su origen más profundo: hace unos quince años que Strickland es parte de una agrupación llamada The Sonic Catering Band, en la que utilizan todo tipo de sonidos provenientes de la cocina para hacer música concreta, avant garde, distinta. El Sonido -así, en mayúsculas- es, entonces, una obsesión impresa en la esencia artística de Strickland, hervida a fuego lento, así como también su interés cinematográfico, ambos bien explicitados en esta entrevista.
BSS empezó, con "Visage", una obra sonora experimental concebida en colaboración por la cantante y performer norteamericana Cathy Berberian y su marido Luciano Berio, compositor italiano, fundador del estudio de grabación Studio di Fonología (sí, entre Cathy y la Fonología sale el nombre de la película). Los veinte minutos de duración de Vusage bien podrían vivirse como un viaje al interior de una pesadilla de inenarrable horror. Guarda con avance del avant-garde:

Obviamente, de allí surge la idea de trasladar esta particular forma de expresión musical y sonora al cine, y ¡qué mejor contexto puede haber para hacerlo que el giallo! ¿Qué qué es el giallo? Bueno, como dice Wikipedia "es un subgénero cinematográfico de origen italiano, derivado del thriller y del cine de terror.
El nombre de "giallo" (amarillo en italiano) se debe a que algunas de estas películas están basadas en los argumentos de una colección de novelas policíacas, editadas en la década de 1930 en Italia, cuyas cubiertas eran de ese color". Para simplificar, un hermoso compilado de los clichés del giallo, de la A a la Z:
El giallo puede llegar a ser pura estridencia visual y sonora: colores fuertes -o virados totales- encuadres casi imposibles, lentes deformantes, chirridos, obsesivos punteos musicales, etc. Un festival de sensaciones, acompañando todo tipo de excesos humanos, sexuales, criminales y demases.
BSS es el resultado de la suma de ambos universos: la experimentación musical y sonora y la parafernalia visual, a los que se les suma el amor por los fierros, por la -vetusta- tecnología. Así es como llegamos a Gilderoy, ese impagable pusilánime interpretado por Tobey Jones, un sonidista de antaño, especializado en mezclas de bandas de sonido y foleys -recreación de ruidos, ruiditos, bordoneos, rasguidos y lo que sea-. Gilderoy es convocado para trabajar en la banda sonora de "Il vortice equestre", un giallo dirigido por Santini, un imaginario prohombre del género, comparable a un Darío Argento. Por supuesto, lo que empieza siendo un simple trabajo se terminará transformando en una pesadilla para el pobre Gilderoy, acosado por sus nuevos compañeros de trabajo, incluido el operador cuyo rostro nunca vemos, sólo sus manos enguantadas en cuero negro...
Párrafo aparte para la banda sonora, compuesta por los británicos Broadcast, antes del triste fallecimiento de Trish Keegan el 50% del grupo.
BSS no es una película de terror, así como tampoco Katalin Varga es, simplemente, un drama. Pero sobrevivir la experiencia es algo recomendable para quienes busquen otras formas de entender el cine. Para ponerlo en términos cinematográficos, BSS sería un buen equivalente a una road movie, en la que lo importante no es el destino final, sino el viaje en sí mismo.
Es realmente vigorizante encontrarse con directores que entienden de manera cabal los alcances de las comúnmente vilipendiadas bajas expresiones cinematográficas, como el cine de terror, llevando toda su impronta hacia un terreno de arriesgada revalorización, alguien que puede sugerir que Amer la genial ópera prima de Hélène Cattet y Bruno Forzani, parece un giallo filmado por Kenneth Anger, por la sustracción de líneas argumentales y la apuesta certera a la creación de climas, algo de lo que Peter Strickland sabe mucho...

Bonus track 1:
Una particular velada con los actores de BSS, soltando toda su estertónea imaginería sonora al finalizar una proyección, el año pasado en Budapest.

Bonus track 2
Cathy Berberian se despacha con Stripsody, una maravilla de la casi locura musical, vean.


Bonus track 3
El mejor final siempre es el comienzo: la hipnótica secuencia de títulos de "El vórtice equestre".

Imágenes paganas, de Sergio Cucho Costantino

1 comentario:
Buenas entrevistas, bastante archivo e imágenes inéditas del personaje protagonista. No le pedimos nada más a un documental sobre un personaje como Federico Moura. Si todo eso está ¿para qué agregarle más?
Entre animaciones y fondos con colores chillones y una pantalla siempre muy cargada - aquí hay alguien deslumbrado por las posibilidades de los programas de retoque digital - el film cuenta la historia de Moura y la banda paralelamente a la historia de Paloma, una de sus fans. Paloma, está presente desde 1981 vestida de colegiala hasta el 2011 que se acerca al escenario donde la banda toca la canción del título en el concierto aniversario de Wadu Wadu. En el medio la vemos bailar, tocarse, tener una novia, llorar larga y exageradamente la muerte de Moura y andar en moto en un video muy similar -pero MUY similar- al de Savage Night at the Opera de Destroyer.
Por suerte, además de la fan insoportable (y sus amigos bailarines), el film cuenta con testimonios interesantes que ayudan a conocer más a un personaje imprescindible del rock argentino. Hablan todos los Virus, varios amigos, músicos cómo Calamaro y Leo García y hasta la madre de los Moura que cuenta los primeros años de la vida del cantante y también sus últimos días. Entre el material de archivo sobresale el de un show de la época del álbum "Agujero Interior", grabado en un boliche chico en el que la cámara está en el borde del escenario y registra el tema casi como se hace en estas épocas de celulares y camaritas portátiles.

Jota Pérez

La parte de los leones - Los premios del BAFICI

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Una nueva edición del BAFICI que termina y una nueva lista de premiados que se agrega a su historia. Ayer, en un simple y rápido acto, se entregaron dichos premios en el siguiente orden:

Premios no oficiales:

FIPRESCI de la crítica internacional: Viola (Argentina), de Matías Piñeiro
FEISAL: Soy mucho mejor que vos (Chile), de Che Sandoval
SIGNIS: Su Re (Italia), de Giovanni Columbu
ADF (Directores de fotografía): Nic Knowland, por Berberian Sound Studio (UK), de Peter Strickland
ACCA (Asociación de Cronistas Cinematográficos): La Paz (Argentina), de Santiago Loza


Nunca supe cuales son los criterios de las entidades que entregan premios no oficiales en los festivales y por qué son estas asociaciones y no otras. El premio de SIGNIS a Su Re, es religioso en su obviedad y redundancia. Y en cuanto al de ADF (Asociación de directores de fotografía), qué decir. La idea de premiar a las películas por rubros separados siempre me recuerda a esa forma antigua (pero que todavía existe), que consiste en enumeras los valores de una película para una vez contabilizado todo decir si está bien o mal. Eso si, no hay duda que los DF son una asociación o sindicato con un muy buen departamento de prensa. En cuanto a SIGNIS, nunca entendí por qué una asociación religiosa entrega premios. Es cierto que los católicos y los fascistas siempre fueron grandes cinéfilos.
Los críticos de FIPRESCI hicieron lo que había que hacer, premiar a Viola y por una vez, tuvieron razón.      


Acerca de los premios del público, BAFICITO y los cortometrajes, no tengo nada para decir. Son temas que se me escapan y de la competencia de cortometrajes, sólo vi el compilado que no incluía ninguna de las ganadoras. Y algo similar me ocurre con la mención y la ganadora de la competencia de Derechos Humanos:

Mejor Película: Materia oscura (Italia), de Massimo D'Anolfi y Martina Parenti
Mención Especial: My Afghanistan, Life in the Forbidden Zone (Dinamarca), de Nagieb Caja

Títulos que escuche por primera vez en el momento de la premiación. Algo que ocurre al haber tantos títulos y competencias. Se hace física y temporalmente imposible seguirlas. Si decíamos que los religiosos y los directores de fotografía gozan de buena fama, qué decir de los derechos humanos. Como siempre, mejor es no decir nada y seguir adelante. Quizás en el futuro veamos estas películas, o no.


En la debutante sección Vanguardia y género, las ganadoras fueron las siguientes:

Gran Premio: Arraianos (España), de Eloy Enciso
Mejor Largometraje: Joven y alocada (Chile), de Marialy Rivas
Mejor Cortometraje: A Story for the Modlins (España), de Sergio Oksman

No termine de entender (como muchas otras cosas, según veo lo que voy escribiendo) lo de entregar premios separados a un corto y a un largometraje. Pensaba que el sentido de esta sección era que todos competían con todos en igualdad de condiciones, pero parece que no, que no era así y cada una de las duraciones tuvo su premio. A story for the Modlins, fue el corto ganador del Goya y se trata de una original historia, con cierto toque de crueldad a la hora de exponer a sus personajes. Joven y alocada representa lo mejor del muy profesional cine chileno que apareció últimamente y Arraianos es, sin dudas, una de las grandes películas del esta edición. Gran exponente del cine gallego, Enciso hace uso de sus innegables influencias de los Straub, pero crea una obra que va más allá de las simples referencias.


De la competencia argentina vi poco. Los ganadores fueron:

Película: La Paz, de Santiago Loza
Director: Raúl Perrone, por P3ND3JO5
Mención Especial: El loro y el cisne, de Alejo Moguillansky

La Paz funciona como una versión luminosa de Extraño, la opera prima de Loza. Es justo entonces que haya ganado el premio en su categoría en este nuevo BAFICI que aspira a la alegría y “lo pop” (lo que sea que esto signifique y, siempre, en el mejor de los sentidos).


Y llegamos a los premios oficiales, que fueron los siguientes:

Mejor película: Berberian Sound Studio (Gran Bretaña), de Peter Strickland.
Premio Especial del Jurado: Leones (Argentina), de Jazmín López
Director: Matt Porterfield, por I used to be darker (Estados Unidos)
Actrices: María Villar, Agustina Muñoz, Elisa Carricajo y Romina Paula, por Viola (Argentina), de Matías Piñeiro
Actor: Francesco Carril, por Los ilusos (España), de Jonás Trueba
Mención Especial: Playback (Suiza), de Antoine Cattin y Pavel Kostomarov.


No ví Playback y Leones no es de mis favoritas (aunque sigo sin verla en óptimas condiciones y por lo tanto soy un poco injusto con mi comentario). I used to be darker representa el cine indie americano, un lugar del cual no sale mucho cine últimamente, pero su director es -como se suele decir- un nombre de la casa. Sobre los actores no tengo demasiado para opinar. Sí sobre las actrices. Ese grupo de hermosas mujeres que atraviesan el film de Piñeiro son de lo mejor que ha dado el cine argentino. Un cine que no suele tener mucha predisposición por la belleza (más bien lo contrario). Haber premiado Viola sólo por esto, fue lo más extraño del palmarés baficiano y, quizás, lo más criticable. Pero desde aquí, y en concordancia con los tiempos que corren, lo habíamos vaticinado cuando dijimos que “el que entra Papa sale cardenal”. Viola era la favorita de todos desde (inclusive), antes de que comience el festival. Algo que suponemos, terminó jugándole en contra. Pero esto no importa, desde acá seguimos pensando que es una de las mejores películas argentinas en mucho, mucho tiempo. Se estrena pronto, por suerte.


Me gusta Berberian Sound Studio, ya lo dijimos en estas páginas. Sin embargo, siempre me pareció extraña su inclusión en la competencia oficial del BAFICI. Y lo mismo me pasa con Call girl y A highjacking y Vamps (en VyG). Todos estos, títulos que no parecen necesitar del festival. Películas grandes, con mucha producción que desentonan en la competencia del BAFICI y que repetimos, no necesitan de estos premios para resaltar o ser vistas por más público. Títulos que parecen pertenecer a otra esfera, mucho más profesional. Uno de los mayores logros del festival en su historia, fue el de darle público a un cine (más cercano a lo artesanal y personal) que en otro lugar o de otra forma jamás tendría. Ninguna de estas películas parece necesitar de esto. Como dato, basta agregar que ninguno de los directores de esos films estuvo presentes en el festival, aunque esto puede deberse a muchos motivos. (Cuando chequeo esta información, descubro que el director de Call girl sí estuvo en el festival, o al menos eso dicen las gacetillas de prensa). El triunfo de Berberian Sound Studio no hizo más que confirmar desde el palmarés los nuevos tiempos que corren en el BAFICI desde su dirección artística. Un gusto por el “género” y un acercamiento sin pudores ni resquemores al cine mainstream (de nuevo, lo que sea que signifique). Esperemos a ver hacía donde lleva todo esto.

Marcelo Alderete 

PD: Soy programador del “otro” festival de cine de la Argentina y no dejo se sentirme raro al escribir comentarios críticos sobre el BAFICI. Si embargo, de chiquito me enseñaron que el amor se demuestra ocupándose de la gente que uno quiere. Entonces, me ocupo. Aunque nadie me lo pida, claro.

Turning de Charles Atlas

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Después de ver Leviathan corrí al soulseek para ver que había sido de la vida de Oval. Qué haré después de escuchar a Anthony & The Johnsons por todo este tiempo? Me zambulliré en la melancolía absoluta? No. No lo creo. Los catálogos se equivocan para bien y mal. Digo. Tipo Loft todo luz. Pintaba mal pero arriesgamos igual. Después de todo se trata de la voz más hermosa del planeta. Nunca pude escuchar un disco entero. Como me dijo mi amigo Antonio esta mañana por teléfono (oh casualidad!); la mayoría de los occidentales no toleramos la India por su intensidad. Lo mismo con Anthony. Parece demasiado. Y lo es. Por eso quería ver la película y de algún modo obligarme a sentarme y escuchar. Tanta humanidad!! Tan alejado de la histeria y el histrionismo que nuestra imagen heredada asocia con el travestismo. Cuenta Anthony que Le Monde hablaba de su show como un Manifiesto Travesti. Como si eso dijera algo. No se molestó, al contrario; cualquier palabra asociada a la de Manifiesto suena bien bromeaba. Bienvenido. Anthony sale de gira con unas cuantas chicas que son retratadas durante el show. En el film, entrevistas que nos erizan la piel. Humano, demasiado humano. Se comprende tanto que haya personas que necesiten tanto amor habiendo vivido solo el rechazo; ¨esperaba que el dolor me devorara y un día volarme la cabeza como una liberación¨. Historia tras historia y Anthony interpretando las canciones más delicadas del planeta. Un gran final de fiesta. Dj Malhumor.

sábado, abril 20

Todos los premios oficiales del Bafici 15

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SELECCIÓN OFICIAL INTERNACIONAL
Mejor Película
Berberian Sound Studio, de Peter Strickland (Reino Unido, 2012).

Bafici 2013: Encuesta Encerrados Afuera

10 comentarios:
¿Fueron al Bafici? ¿La pasaron bien? ¿Se embolaron mucho? Los invitamos a elegir lo mejor y lo peor de esta edición número 15 del Festival cinéfilo porteño.
Aquí abajo están las categorías propuestas, pasen y voten en los comments por favor.

1) Mejor película
2) Peor película
3) Mejor escena lisérgica
4) Mejor escena de sexo
5) Mejor banda de sonido y/o canción
6) El personaje
7) El inflado
8) Basta ya de...
9) La frase
10) En el Bafici 16 estaría bueno...

Datos personales:
Nombre/Nick - Cantidad de películas vistas

Ma belle gosse, de Shalimar Preuss

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Esta es la típica película de festival. Películas que se pueden defender más por lo que no son que por lo que realmente proponen. Films placidos, sin mayores sobresaltos ni trazos gruesos. Una familia numerosa pasa sus días de vacaciones en alguna zona de la costa francesa, mientras se descubre que la adolescente protagonista intercambia cartas con un presidiario. Pero poco importa su trama, la idea de este cine pasa por otro lado. Situaciones, momentos, pequeñas observaciones. 
No es de esos títulos que causan sensación por el nombre de su director (autor) o por sus temas truculentos o formas originales. Es de esas películas que con sus aires menores terminan por no molestar a nadie. El problema es que este tipo de recursos ya se transformó también en un cine hecho para festivales.
Todo aquí es menor y se evita el subrayado como a la peste. Hay una trama pero es muy leve, hay actuaciones pero siempre contenidas, hay paisajes hermosos pero siempre mostrados de pasada, como si no importaran. Hasta el lugar (un pequeño pueblo playero) y el momento (las vacaciones), suenan repetidos. Lo dicho, el tipo de obras menores que no parecen decir mucho sobre nada. Excepto que a veces, tratar de escapar de formulas remanidas del cine mainstream, solo llevan a caer en otras formulas y transformar todo en un círculo del cual, parece, no hay salida. Un cine que de tanto alejarse de las truculencias habituales del cine actual, termina creando sus propios lugares comunes y transformándose en el cinema de qualité del mundillo festivalero.

Marcelo Alderete

Nobody's Daughter Haewon, de Hong Sang-soo

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Al final no vino Hong Sang soo. Una tristeza grande. A cambio estuvo casi toda su obra. Faltó esa pequeña gran película (nos negamos al termino cortometraje) llamada List, una variación sobre el comienzo de In another country (2012). Además, el festival editó un libro compilando notas, críticas y reportajes sobre el maestro coreano. En algún lado, escribimos lo siguiente:

El festival también editará un libro sobre su obra. No es un dato menor. A pesar de la importancia de HSS en el cine moderno, la bibliografía dedicada a su cine es injustamente escasa. Tampoco es mucho lo que aparece buscando por la red. Los reportajes que se encuentran no suelen ser muy esclarecedores. A Hong –parece-, y a diferencia de sus personajes, no le gusta hablar de su arte y menos teorizar sobre el. Una actitud que engrandece su figura y que parece decir que con las películas ya es suficiente. Ni desconfianza en las imágenes, ni exceso de confianza en las palabras. 

Al enterarnos que Hong no venía, la depresión nos hizo suspender un texto extremadamente largo que llevaba por título “Hombres con mochilas: un recorrido por las películas de Hong Sang soo”. Esperamos, una vez superado el cansancio festivalero, poder continuarlo y alguna vez darlo a conocer. 
Ayer vimos la última (por ahora) película de HSS, Nobody's Daughter Haewon y, como suele suceder, nos gustó mucho. En el texto sobre esta película en el libro editado por el festival, se citan declaraciones sacadas de un reportaje realizado por la revista Korean Cinema Today. En dicha entrevista Hong, como siempre, habla poco pero dice algunas cosas. Por ejemplo, estas:

Esta es la primera de sus películas en la que una mujer, una joven, es la narradora desde el principio hasta el final, en su totalidad. ¿Hay alguna razón para que Haewon, una de poco más de veinte años, sea la protagonista? También me da curiosidad saber por qué le puso ese nombre. 

Había decidido hacer una película y estaba buscando actores cuando conocí a Jeong Eun-chae. Su encanto fue probablemente la razón por la que este film se centró en una mujer joven de veintipico. Con respecto al nombre Haewon, sonaba lindo. 
Jeong Eun-chae es un nuevo nombre en el grupo de actores de sus películas. ¿Qué lo impresionó y qué descubrió de ella durante el rodaje? 

Para mí siempre es difícil describir lo que siento con un actor en palabras. Pienso que su actuación fue muy buena durante el rodaje. Trabajar juntos fue una experiencia agradable.

Jane Birkin aparece al principio de la película. Escuché que usted no sabía realmente quiénes eran ella y su hija Charlotte Gainsbourg. Cuéntenos cómo llego Jean Birkin a aparecer en la película. 

Nos estábamos preparando para el rodaje cuando Jane Birkin vino a Corea para un concierto. Me buscó y me invitó al concierto. No la conocía mucho en ese momento, pero creo que ella había escuchado de mí por Isabelle Huppert. Le dije que el primer día de rodaje era el mismo día del concierto, y ella dijo que vendría a visitar el set, y que incluso haría un cameo si yo quería. Me pareció un gesto divertido y considerado, y entonces le pedí que apareciera en la película.

Hay una escena en la cual Haewon dice: “Vendería mi alma por ser como la hija de Jane Birkin”. ¿La idea de esa línea del guión fue de Jeong Eun-chae? 

Cuando Jane Birkin vino al rodaje, le escuché decir al productor que Jeong Eun-chae era una gran fanática del trabajo de su hija, Charlotte Gainsbourg. Así que lo termine escribiendo en el guión esa mañana. Fue una oportunidad.

La ropa y el corte de pelo de Haewon también son extremadamente similares al estilo de Charlotte Gainsbourgh. ¿Fue esto una coincidencia? Me dijeron que usted personalmente se ocupa de la apariencia de los personajes en sus films. 

Fue una coincidencia. En el placard de Jeong Eun-chae encontré ropas que le iban bien al personaje. 
La aparición de los personajes Yeonju (Ye Ji-won) y Jungshik (Yu Junsang) son un guiño simpático para los fans de Hahaha (2010). Es la primera vez que personajes de uno de sus films reaparecen en otro. ¿Hubo una razón especial para presentar la personaje principal de Hahaha en Nobody's Daughter Haewon?

Necesitaba otros personajes para rodear a Haewon y elegí a Ye Ji-won sin planearlo demasiado. Antes del rodaje fui a la boda de uno de los miembros del equipo técnico y me encontré con Yu Junsang. El me dijo que tenía que estar en esta película. Bromeando le dije: “Entonces los dos van a tener que aparecer como el dúo de Hahaha”. Y ese chiste volvió a mi cabeza mientras escribía el guión por la mañana y así fue cómo ocurrió.

Continuará… (esperemos)

Agradecemos de antemano a la revista Korean Cinema Today (y al crítico Kim Hyun-min) y a la gente del BAFICI. Especialmente a Juan Manuel Domínguez, editor del libro El director desnudado por sus pretendientes – El cine de Hong Sang soo, de donde sacamos la traducción de dos de las preguntas / respuestas que aquí citamos. Obviamente, no sé le pidió autorización a nadie. Si alguien desea quejarse, nos avisa...

Marcelo Alderete

Su Re, de Giovanni Columbu

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Si hay una historia que uno jamás se imaginaría en una película de la competencia del BAFICI, prejuicios de por medio, esa historia es la de la pasión de Cristo. Que es, justamente, la historia que cuenta Su Re. La respuesta al por qué de su selección, supongo, está en las formas que elige este film. La película está filmada en Cerdeña, utilizando actores amateurs de esa misma zona, hablada (en sus escasos diálogos) en lengua sarda y con encuadres que por momento rozan lo pictórico (descubrir o conocer esas referencias, hablan de algo, pero no sabemos bien de qué).
Su Re cuenta la pasión de Cristo, decíamos, y lo hace con aires a lo Huillet - Straub. El problema surge entre el estilo elegido y la historia contada. Los films de Huillet y Straub nunca se cruzaron con los grandes relatos como sí lo hace este film. Hay algo sospechoso en la acumulación de todos estos recursos, que derivan en una lista de ideas preconcebidas.
Una película extraña, sin duda, y que tiene entre sus particularidades el raro honor de ser protagonizada por el Jesucristo más feo de la historia del cine. He aquí su verdadera blasfemia.

Marcelo Alderete

viernes, abril 19

Like Someone in Love de Abbas Kiarostami

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“Like someone in love” es una película extraña, un dispositivo complejo hecho para confundirnos, una película hecha de meras superficies (que no es lo mismo decir superficial), ya que su opacidad e ilegibilidad general se debe menos a la complejidad hermenéutica de su anécdota, que al efecto cegador que nos provoca la transparencia de su estilo.

Viola, de Matías Piñeiro

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Pienso que es importante la continuidad entre un rodaje y otro. Filmar sin tanta demora. Creo que una película llama a la siguiente, que se van trabajando temas y modos de una a otra según los cambios que se van viviendo. Creo también que esta actividad requiere de regularidad –como el ejercicio físico-, para poder encontrar el equilibrio que hace que las películas no se desconozcan entre sí y que resulten hermanas en esa tensión entre lo parecidas y lo diferentes. 

A veces creo que soy director de cine sólo por la gente con la que me junto a hacer estas películas. Son ellos lo que hacen que yo sea director, porque la verdad es que no me imagino haciendo una película sin ellos. La responsabilidad de trabajar con amigos es mayor porque a lo laboral se le suma lo personal. Todo es más complejo, pero así lo prefiero porque el compromiso se hace más denso y la satisfacción también. 

Matías Piñeiro en la revista Las naves 1 – Manifiestos de cine contemporáneo

Con Viola, Matías Piñeiro realiza su mejor obra y uno de los puntos más altos del cine argentino reciente. Película a película, Piñeiro fue creando un universo autónomo, cada vez más despojado de elementos superfluos y extrañamente, cada vez más rico y personal, en donde todo fluye con gracia y placidez. Para disfrutar de Viola, sólo hay que tener ese “gusto por la belleza” del que hablaba Rohmer. Esta vez, la excusa literaria es Shakespeare, pero nada más alejado del teatro que el cine de Piñeiro. (O al menos, de esa interpretación negativa que el cine suele hacer del teatro). La trama mínima es una simple excusa para seguir a estos personajes que recorren y se cruzan en una Buenos Aires habitada por jóvenes artistas y sus encuentros y desencuentros (amorosos y de los otros). Matías Piñeiro, por ahora, es el mejor director de cine de la Argentina. O al menos, el que mejor logra plasmar su talento. Un talento que le permitió crear, hasta ahora, una filmografía de una consistencia difícil de encontrar entre los nuevos realizadores.
Uno de los mejores títulos de esta competencia internacional del BAFICI (y junto a Parapalos y Mundo grua, quizás una de las mejores películas argentinas participantes en la historia de esta competencia). No se trata tanto de una adaptación de Shakesperare, sino de Shakespeare adaptándose al universo de Piñeiro. Me gustaría, también, decir que se trata de la mejor adaptación de Shakespeare al cine pero, por suerte, no vi todas las otras adaptaciones.

(Este texto es una mezcla de otros publicados previamente, aviso).

Marcelo Alderete

jueves, abril 18

Mini reseñas coritas o el flagelo de escribir en teclado ajeno

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Como las peliculas se acumulan en la ezacab y no hat tiempo de escribir sobre todo al menos como uno quisiera, acá va un rejunte de comentarios micro que al fin de cuentas es lo que los chicos de hoy quieren, si total no leen nada y se la pasan jugando al counter strike.

A  town of whales: Se llamaba asi realmente? este es un posteo adrenalinico. no hay tiempo de googlear datos. tampoco hay tiempo de  ubicarlas mayusculas ni de separar las palabras. Peli ultra indie, ultra amateur, con muchos de los motivos que atinadamente aborreció Dj Malhumor en posteo anterior. Pero aun así  triunfa. Y eso es lo que uno pide también, no? si total el cine indie es también un género, en un punto; la cuestión es, como en una canción pop, una de terror o una porno, encontrar el sello personal, encontrar la magia. Y esta pel´picula, consus problemas de actuación y de montaje subrayado, aúm así cuenta una historia muy linda, de coming of age , pero distinta, de coming of ages desfasados que no se encuentran, de refugios y de desencuentros. Muy linda.

Animals: La del osito de peluche. Otra que sorprende. Como no vi Donnie Darko me hizo acordar, en su feeling, a Heathers, pero quizás porque no la veo hace 20 años. Hay coming of age tambien, pasaje de la inocencia al salvajismo, a la pulsión de muerte y de sexo que como leí en un resumen de bataille es lo mismo, pero de un modo muy cool, muy oscuro. Buenos golpes, buenos animales, buen bosque, buen mar. mucha naturaleza de esa que les geusta a los catalanes, nebulosa, encantada, mucho gusto, mucho estar y no estar. Y una buena manera de estar y no estar es ser un adolescente indie. El oso indie se llama Deerhoff. Es genial, con eso podía bastar para toda la película. Si tu banda favorita es Deerhoff es que sos una persona muy sola. Estas y no estás. Bastaba con eso. Pero hay mucho más.

Los Ilusos. Arranqué odiándola. Me hizo acordar a los amantes regulares, toda esa mierda de juventud vanidosa, onanísitca, que se autoidealiza a través de la miseria; pero que nunca puede mostrarse banal, insegura, tonta, no se puede reír de sí misma. Para mí eso empezó con rayuela. O sea, seguro que no, pero mi odio a eso empezó con rayuela. Extrañé el mumble core, extrañé a Hong Sang Soo durante la película. Pero después se ablanda e incluso consigue buenos momentos cómicos.  Zafa. Igual... ya basta de cine dentro del cine. Basta de reflexionar sobre el cine,me tienen cansado. Reflexionen sobre la radio o el fax, dejen la reflexion sobre el cine para unos pocos que tengan algo que decir al respecto.

Far From Afghanistan. Un poco simplona, panfleto arty, con todo lo que eso supone. La película denuncia que los estadounidenses no le dan bola a las atrocidades en oriente porque los medios lo ocultan. Y entonces hacen una película que tiene muchos planos fijos largos de una lechuza mirando a cámara... qué se yo.

El olimpo vacío. Es... divertida, en algun momento logra generar algun punto argumentativo al menos desde el estímulo audiovisual, no desde las ideas. De Sebrelli... qué decir, pura vanidad y simplismo. Por ejemplo, quiere creer que todo el mundo piensa que Maradona es perfecto menos él. Que nadie sabe que apoyó a Menem y Cavallo, que es contradictorio, y entonces él viene, el outsider romántico que se enfrenta contra todos para demostrarnos lo tonto que somos, lo ingenuos, cómo se creen el mito! Un adolescente de como 100 años.

por ahora es lo que hay. Salió bastenante legiblwe dentro toddo






Llegaron las buenas buenas: A última vez que vi Macau de Joao Pedro Rodriguez y Joao Rui Guerra da Mata y Museum Hours de Jem Cohen

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Tan distintas y tan cercanas estas dos películas. Peliculas ensayos de autores a los que les maravilla el mundo. Salimos del cine y nos sentimos mejores; más ricos; sentimos que comprendemos más lo que nos rodea. Es extraño, mucho de lo que puedo decir de estas dos hermosas películas se aplica también a la mayoría de las mediocres que hemos visto; son sinceras, honestas y verdaderas. También hablan muchas veces en primera persona y a su manera intentan de retratar el ¨mundo¨. Sin embargo lo que en otras es pintoresquismo aquí es descubrimiento y revelación. No he visto película más roquera que la de Cohen cuyo protagonista es un guardián de museo entrado en años y amante del gran arte por decirlo de algún modo. En una escena memorable le confiesa a la mujer que acaba de conocer; ¨le tengo que confesar que me gusta el Heavy Metal¨...Tiran algunos nombres hasta que llegan a AC/DC. La mujer se rie; ¨a quién no!¨. Todo el cine independiente ¨adulto¨contenido en ese diálogo. Hay mucho más. Con tan pocos recursos tanta exhuberancia. La ficción creada a partir de hechos reales y la ficción transformada en la vida misma. Jem Cohen había presentado ya en otro BAFICI su memorable documental ¨Instrument¨ acerca de Fugazzi. El artista punk devenido en sabio. La irreverencia de los pequeños gestos. La independencia de la inteligencia y la sensibilidad. Los detalles de un cuadro de Bruegel confundidos con el escaparate de un negocio de chucherias en Viena que abre unas horas a la semana. Un Macao cubierto por la bruma como el lugar físico donde habita el pasado. La nostalgia y la memoria como una de las bellas artes. DJ malhumor.

Chroniques sexuelles d'une famille d'aujourd'hui, de Jean-Marc Barr y Pascal Arnold

1 comentario:
Esperábamos más. Simpática, livianita, francesita, y sí, algo de sexo y algo de crítica social. Una madre francesa, superpoderosa ella, rubia y flaca y sexy a pesar de ser madre de adultos ya, se pone a investigar en la vida sexual de su familia. Pobres hijos. Qué sé yo. No la van a pasar mal con esta peli, pero dudo que la recuerden el mes que viene.

Todavía pueden verla:

Jueves 18, 23.40, V. Recoleta 3
Domingo 21, 23.30, V. Recoleta 4

Tanta agua, de Ana Guevara y Leticia Jorge

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Más cine uruguayo. Me interesaba volver a ver un lugar entrañable como son las termas de Arapey. Pero, la verdad, salí un poco decepcionada. El catálogo ponía esta peli en serie con otras grandes obras uruguayas, como Whisky; me parece un poco excesivo. Más bien me hizo acordar a decenas de películas argentinas que vi en Baficis y que están bien pero no tanto, y a la larga cuesta recordar. Un aire a Celina Murga pero con medio toque de horno menos. Aguadito.

AninA, de Alfredo Sodergut

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Esta es la gran mimada del Baficito, porque es la primera vez que una peli de esa sección -mi favorita total- forma parte también de la competencia oficial. Así que me pidieron voto del público y puse 4, o sea, muy buena. Es una hermosa película de animación, con dibujos maravillosos y una historia tierna, sentida y conmovedora, que además toca de cerca por ser uruguaya y representar Montevideo (los directores comentaron que en Alemania les preguntaron "por qué son tan raras las casas"). Pero, por algún motivo, no me deslumbró. No todos los días se encuentra un McDull, o un Básicamente un pozo.
Anina Yatay Salas es una nena de diez años harta de que le digan niña capicúa en la escuela. Carga con ese nombre "que parece un chiste" por culpa de las obsesiones de su padre. La relación de Anina con su papá y su mamá me recuerda un poquito a Mafalda.
Los problemas de Anina -que le digan capicúa, que la directora la castigue o que el chico que le gusta no le dé bola- son tratados con la gravedad que merecen: toda. Ése es un acierto. Otro es la banda sonora con canciones uruguayas. Pero mi favorito total es la pesadilla de Anina, con inspiración en los terrores de Alicia ante la reina de corazones. O, directamente, de las penurias de los alumnos de The Wall.

Las funciones en cines ya terminaron, pero todavía pueden verla, gratis y al aire libre, en el hermoso anfiteatro de Parque Centenario.

Sábado 20 a las 19.30, Av. Ángel Gallardo y Leopoldo Marechal

Not in Tel Aviv, de Nony Geffen

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Es lindo cuando apostás por una peli de esas de las que nadie dice nada y ganás. ¿Comedia? ¿Romántica? ¿Negra? ¿Acción? ¿Persecuciones? ¿Policial? Sí. Y tríos (o al menos triángulos), y situaciones disparatadas, y miradas demasiado intensas, y gente muy linda filmada en blanco y negro. El protagonista -que, de paso, es encarnado por el director y guionista- es echado de la escuela en la que trabaja. El por qué es lo de menos, de aquí al final del film; lo único que hay es una vertiginosa fuga para adelante donde nadie quiere que el presente se termine. El muchacho secuestra a su mejor alumna y se la lleva a la casa; ella encuentra bajo la almohada la foto de otra chica. Hay una pistola y se usa, pero los sentimientos llevan la acción de las narices. La escena del aquelarre de feministas justifica toda la película. Advertencia: redondita no es. Pero vale la pena. Me hizo acordar a la primera vez que vi Tan de repente: energía.

Todavía pueden verla:

Jueves 18, 16.45, V. Recoleta 2
Domingo 21, 21.30, V. Recoleta 2

I catch a terrible cat, de Rikiya Imaizumi

1 comentario:
Siempre es bueno empezar el Bafici con una oriental. Sí, perdón, ya sé que el Bafici ya está por terminar; lo empecé tarde, el viernes pasado, y tardé en poder bajar la reseña, perdón. Como sea: comedia romántica japonesa es 110 por ciento Bafici. Un escritor bloqueado, otro escritor exitoso pero triste, el bar al que van y las tres mujeres que lo atienden, los hijos del escritor y sus miserias de pareja: listo el cóctel. Lo que empieza como una seria película de desencuentros emocionales termina en comedia coral a lo Hollywood, pero con la precisión y el humor filoso de los romances de Johnny To (cómo te extrañamos, Johnnie). Y a la final, el único que alcanza a su objeto de deseo es -con suerte- el espectador.

Todavía pueden verla:
Jueves 18, 16.55 V. Recoleta 10
Sábado 20, 19.10, San Martín 1

The Act of Killing (Joshua Oppenheimer)

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En una de las escenas más éticamente cuestionables, pero no por eso menos fascinantes de The Act of Killing sucede lo siguiente. Después de recrear el incendio de una aldea comunista, una niña no para de llorar. Además de extra, es la hija de uno de los asesinos que protagonizan la película. Su padre le pregunta, sinceramente extrañado: "¿Por qué llorás? Si es una película, nada más”.

Lo primero que aparece en The Act of Killing es el horror de la impunidad que ni siquiera se percibe como impunidad. Mercenarios que mataron a miles de personas durante el genocidio político indonesio aparecen muy alegremente contando sus crímenes como quien cuenta un golazo que hizo hace 40 años. Le puse el cable acá, limpiábamos la sangre ahí, había mucho olor. Son tipos ni siquiera muy concientes políticamente, ni siquiera realmente anticomunistas, más que nada eran freelancers, “hombres libres” como se insiste desde el gobierno y los medios, gángsters. En terminos de banalidad, Eichmann es un poroto. Y ahí ya surge alguna cosa. ¿Cómo puede un criminal narrar su propia historia? ¿Qué distancia se puede tener frente a semejantes crímenes?

Después viene la representación. Los criminales acuerdan filmar una película de estética hollywoodense para contarle sus hazañas a las nuevas generaciones. A pesar de su fuerza represiva, el poder indonesio nunca relegó el papel de la propaganda, de las películas y los noticieros que ayudan a escribir la historia. En esta producción, los criminales no sólo se interpretan a sí mismos, también interpretan a sus víctimas. La evolución que provoca la representación en cada uno de ellos es diversa y fascinante. Para alguno todo continúa siendo un juego, para otro un nuevo capítulo en la historia de mentiras creadas para cubrir las atrocidades sin que eso implique remordimiento alguno, pero para otro, para Anwar Congo, ese personaje horriblemente humano, y que al comienzo de la película se mostraba orgulloso de sus asesinatos pero con un atisbo de duda, con una preocupación mayor por la justificación, empieza a tambalear. Con la representación comienza a crecer en él una nausea, un malestar inexpresable; el síndrome del padrastro de Hamlet. Seguir creyendo en la inocencia de la representación es un poco más difícil después de ver The Act of Killing. ¿Qué es la historia? ¿Cómo construimos la historia? ¿Cómo nos construye la historia? Nunca el imbrincado triángulo entre hechos, representación e historia tuvo una puesta en escena tan contundente. Donde empieza uno y termina el otro se revela como un límite totalmente artificial. La memoria, o como quieran llamarle, está por ahí, en el medio de esa ensalada de sangre y efectos especiales.


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Berberian Sound Studio, de Peter Strickland

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El grado de cinefilia y las fuentes en las que busca sus inspiraciones Berberian Sound Studio, hace que sea una película difícil de no ser amada por el cinéfilo. Aquí conviven La conversación, The shout, Blow up, Peeping Tom, el giallo, David Lynch y Dario Argento (lo que se dice sobre el director Santini: “no es una película de terror, es una película de Santini”, tranquilamente se podría adjudicar al grandísimo Argento). Sin embargo, y este es su mayor merito, la película supera el hecho de ser una lista de referencias cinéfilas para transformarse en una extraña pesadilla y la sofisticada descripción sensorial de un mundo alterado en el que cae el obsesionado sonidista protagonista del film. Debe haber algo en el giallo, ese género que en los 70 supo mezclar el suspenso con el terror que, tantos años después, su herencia (y espíritu) sigue generando obras tan particulares como Amer, de Hélène Cattet y Bruno Forzani (vista en el festival de Mar del Plata) y ahora Berberian Sound Studio. Seguramente se trata de algún tipo de (hermosa) maldición.


Marcelo Alderete