Amigos de la diversión, de las balas y la desmesura, habrá que agendar al cine tailandés al lado del coreano, del japonés y del cine de Hong Kong. Comedia de acción super divertida dirigida y protagonizada por el señor con ese nombre enorme que ven en el titulo. El tipo es una especie de mezcla entre Kitano y Chakie Chan que tras un rostro impasible se toma al cine y a sí mismo en sorna y esa es una de las claves que hace que (sí estoy super pesado) el cine asiático luzca tan fresco al lado del americano. Sí hay algo que nos hartó de los héroes yankees es que se tomaran a sí mismos taaaan en serio, tan vamos a salvar el mundo de posta. Bueno así les va y así le va al planeta (periodismo de conciencia humana). Miike, To, este pibe, todos saben que se trata de cine y nada más que cine, de jugar con sus leyes, desarrollarlas, faltarle el respeto y hacer cosas inteligentes y divertidas. Pero sí bien hay que reconocer que la peli en algunos momentos parece caer en la farsa (casi única manera en que los yankees pueden tomarse el cine en broma) la mayoría del tiempo el efecto cómico se logra desde dentro, estirando y perfeccionando las leyes del género; algo frecuente en las pelis de Miike (como la que viene a continuación). Pero sigamos con la que nos toca, el comienzo de la película presenta a los personajes y a la película misma en una de las mejores escenas/composiciones de acción que he visto en los últimos tiempos. El guardia en acción ante el ataque contra su protegido en una convención muy estilo James Bond. Me como los dedos para no adelantar cosas, pero baste decir que los amantes de los detalles técnicos estarán de parabienes, detalles del tipo, la escena con más balas de la historia o la escena con más autos explotados de la historia. Pero sí nos creíamos que lo que viene es una serie de cuadros violentos y estilizados nos equivocamos y la peli nos lleva de un lado a otro a pura diversión. Tan lejos de los bodrios con Kevin Kostner! En fin...demasiado comercial para nuestros festivales, ya llegará el día en que alguin se anime a curar un ciclo de Chakie Chan en el San Martin.
Deadly Outlaw Rekka, Takashi Miike, 2002.
El placer de ver a Miike en el cine y no en esas copias que hacemos de todo por conseguir. Otra más, otra de yakuzas, otra de las buenas. Les digo algo igual, no he visto una peli de Miike que diga mala, una que diga no valió la pena, una que diga que no. A lo sumo demasiado para mí, a lo sumo caprichosa, siempre interesante. El tema del yakuza que emprende la venganza solitaria después del asesinato de su maestro y jefe no es nada nuevo, incluso Miike hizo una peli que podría resumirse exactamente con la misma frase, no recuerdo el nombre de aquella peli, recuerdo que era un poco larga (raro en Miike, que dirige con la potencia con que otros hacen canciones) y melodrámatica. Esta al contrario es potente, demente, graciosa y certera. Quisiera hacerme un poco el Mariano Grondona y diferenciar una peli demente de una peli loca. Si los personajes de Miike son dementes es porque están obsesionados con una idea, si Miike mismo parece un demente es porque sabe muy bien lo que quiere, demasiado bien. Las películas locas van más bien a la deriva, fruto del capricho (el propio Miike en el principio de su filmografía) mucho más que del talento. La película empieza con ese espectacular asesinato del maestro con la cadencia de una música hipnótica; imaginen un poco un Faith no More japonés en sus momentos instrumentales. Ese es el tono, a pesar de los entremeces cómicos (muy cómicos), a pesar de las alucinaciones. El demente en este caso es el actor de Dead or alive con la que tiene más de un punto en contacto y ya justifica la visión. Pero incluso hay más, bastante más. Más Miike!
Dj Malhumor.
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