Cuando era chiquita y el mundo todavía era enorme, algunos días especiales, en una clase de ritual, con mi hermano Santiago dábamos vuelta en el garage el canasto de los juguetes. El canasto apareció cuando el baúl que cumplía las mismas funciones se desfondó. El viejo baúl con que la abuela vino de Alemania y que ahora, renovado, queda tan lindo en mi departamento de
Boedo Hollywood. Dar vuelta el canasto de los juguetes era un ritual de renovación, tirar cartas y dar de nuevo. Los mismos juguetes viejos que después de un tiempo eran distintos, esos días en que el aburrimiento, previendo tantas cosas que iban a venir, había achatado todas las cosas. La misma felicidad y alegría siento hoy a veces, cuando alguna noche, después de un día de dolor de cabeza y sopor, meto en la compu alguno de los dvds que me graba periódicamente mi amigo Pablo. Están siempre ahí los dvds, pero una noche doy vuelta el canasto y voilá, alegría.
A saber: la revisión del clásico western
High noon (
A la hora señalada) en clave estudiantina
Three o clock high. Maravillosa; si
Adorno hubiera visto esta peli, seguro que no hubiera sido tan severo con los mass media. La frekeada Dreamscape que solo se justifica con ver a
Denis Quaid cuando tenía veinte años y creemos ver al chueco
suar en
clave de sol. No hay nada como un héroe revisando escritorios de la CIA en pantalones blancos ajustados y una bufandita escocesa alrededor del cuello. Lukacs se la perdió. Por último, como para que no piensen que mi amigo Pablo es un nostálgico el experimento canadiense llamado
Nothing. Encantadora desde el minuto cero. Solo basta decir que tiene la mejor frase desde hace tiempo (y que es otro manifiesto estético seguramente incomprendido por la
escuela de Frankfurt). Los personajes son dos amigos perdedores, refugiados y acorralados por las desgracias en una casona viejísima. Abren la puerta y la casona flota en una especie de atmósfera lechosa, nada. Por supuesto la primera reacción es volver a entrar a la casa y prender la tele. Uno de ellos dice casi llorando,
estamos muertos!!! El otro, el héroe, responde con frialdad,
no podemos estar muertos, tenemos cable!!!. Si era poco, apareció en el canasto otro juguete olvidado, un disco de
Beulah,
when your heartstring break. Tanta dicha cuando ya gastaste hace tiempo todos los discos de Belle & Sebastian!
Aunque estés muy aburrida algunos días me dije, nunca olvides que el mundo puede ser maravilloso y que los reyes magos existen. Es mi amigo Pablo. Hay tan solo dar vuelta el canasto algunas veces.
Miss Mundo.