Ya sé que Billy Wilder es un clásico y no solo; sino que es uno de los directores favoritos de Cameron Crowe lo que garantiza su relevancia para cierto cine independiente o Hollywood pequeño, como quiera llamárselo; pero así y todo no dejo de sorprenderme cuando veo una de estas joyas de esa edad de oro inteligencia al servicio del entretenimiento. Y si el entretenimiento es inteligente es otra cosa. También me hace pensar acerca del supuesto pacatismo de la época cuando veo una peli donde una esposa modelo y enamorada se acuesta con su ídolo de juventud para venderle una canción de su marido músico algo frustrado (las cosas que hacemos por amor). Trama de enredos y trama comentario de la cultura popular. Es el año 1964 y todo está cambiando al respecto. Un Dean Martin decadente, mujeriego y borracho es la metáfora viviente de un tiempo que se va. Deliciosa desde donde se la mire.
Miss Mundo
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