viernes, marzo 5

Tennis

Voy a mirarlo del lado positivo (en el final todo es positivo aunque yo no lo vea). Desde mi nueva cama estiro la mano y ¿qué tengo? David Foster Wallace, Infinite Jest (1025 páginas); Laughing and Screaming (800 páginas); The Road Movie Book (600 páginas); Jonathan Franzen, Las correcciones; EASTWOOD (grueso); Douglas Coupland; Hey Nostradamus; 101 Reyjkiavik; TEEN SPIRIT; Casas Malditas La Arquitectura del Horror. Y solo para nombrar lo que me interesa; conozco un poco o intuyo de qué va. De Wallace había escuchado vagamente; como de esas bandas cuyo nombre empieza a sonar (y un día están allí instaladas como si fueran los Beatles). La biblioteca de Ruperto es la menos literaria que conozco. Se lo dije con una gran exclamación y como un gran elogio. Espero que se entienda. Estar en su casa es como entrar en una juguetería. Es la mejor y más cool biblioteca que conozco de una cultura que ya no está basada ni en los libros ni en un canon de respetabilidad aprendido en la escuela; en la facultad o en los suplementos literarios. Ruperto es una persona enciclopédica de una generación cuya enciclopedia ya no incluye, paradójicamente, ni a los enciclopedistas ni a Grecia ni a Roma ni a ningún canon heredado. Lo dijo George Steiner; para esta generación (una generación que incluye varias generaciones claro) la música y el cine (yo voy a agregar la biblioteca de Ruperto) equivale a lo que para él fue el latín y el griego. Alguien dijo que ya habían muerto todas las personas capaces de entender a Hegel. No fue Borges aunque suena a él. Steiner dice que ya van muriendo todas las personas capaces de entender la poesía del siglo XIX (y el XX por ahí anda). Todas sus referencias se esfumaron; ya nadie puede entender esas poesías como carne propia. Estoy de acuerdo aunque se complica cuando se va más atrás; la Iliada y la Odisea son las mejores novelas que conozco; ahí está Lost para demostrar la vigencia del problema de cómo volver a casa.
El resto del departamento está repleto de pilas de películas en VHS, de pilas de DVDs, CDs, revistas, muchas revistas, muñequitos; artefactos y comics que descubriré recién en unos años y que comprenderé en muchos años más. Lo malo es que la iluminación del departamento consta solamente de lamparitas peladas en el techo (Ruperto nunca abandonó el estado de soltero empedernido y antes que darle un poco de calidez a su hogar se consiguió otro; bien por él y las soluciones radicales) y en que básicamente no es mi casa. En estos días mi diversión es decirle a mi interlocutor: Preguntáme cómo andas; ¿Cómo andas? Me preguntan. Aparte de que se me cayeron la mayoría de los trabajos de los que vivo, de que la editora del diario no me responde los mails; de que me tuve que ir de mi casa y que me estoy separando luego de diez años, todo bien. Lo que es verdad.
Como todas las joyas cinematográficas y musicales de esta cueva del león a los libros de Ruperto, en su mayoría, aunque hay muchos a la mano también, hay que buscarlos en pilas o en estantes atestados. Mi biblioteca al contrario estaba pensada para impresionar. Entrabas a mi casa y lo primero que veías son los libros, perfectamente ordenados en una biblioteca de pared a pared para que se sepa que son lo más importante. Incluso los CDs y los vinilos (están a la venta por otra parte) están ordenados como libros. El pequeño drama de antiguos estudiantes de letras y filosofía; miembros de una cultura que ya no nos interesa como cultura y que solo nos cargó la mochila con lealtades idiotas y pesadas; a las cuales se digieren de algún modo, se las hace propia de alguna manera creativa o se muere. Había un corito de los Beatles; I´m dyiiing. Rupert es tan visionario para los libros que compró los libros de Wallace (en lugares impensados y a precios impensados por otra parte) incluso antes que se suicidara. Wallace era hijo de profesores de filosofía, pequeño genio de la matemáticas, norteamericano (lo que le permitió salvarse de la gran cultura o faltarle el respeto sin culpa al menos) y jugador de tenis sin talento. En un libro de ensayos titulado Una supuesta cosa graciosa que no volveré a hacer jamás aparece una genialidad de ensayo dedicado a sus días de tenis (no tenía gracia pero era único calculando curvas) y los tornados en su Illinois natal (por ahí nació Ray Bradbury ¿no?). Parece que solo mencionar Illinois funciona en EE.UU. como una ironía; algo así como decir que nací y crecí en La Pampa. Por supuesto que es una figura del lenguaje; ya nos mostraron en Historias Extraordinarias que en todos lados pasan muchas cosas.
Debo decir que mi Maradona personal nunca fue Maradona, fue Vilas. Para que no me traten de snob debo decir que tengo consciencia de clase y que Vilas es un auténtico héroe de la clase media. Todo un ejemplo para los que nacimos en un barrio de chalecitos en el Gran Buenos Aires. Encima una vuelta estaba entrando en obras a ver a Faith no More la primera vez que vino y al lado nuestro el gran Willy entregando su entrada, Grande Willy le dijo mi hermano y el sonrió. ¿En qué recital te cruzarías a Maradona? En mi cuarto tenía un poster gigante de Willy terminando un revés terrible y otro de Robert Smith.
Entre otros libros de Ruperto que me separé hay unos cuantos de los Amis padre e hijo. Del canchero Martin empecé a leer los ensayos de Visiting Mrs. Nabokov. Reportajes y artículos aún más cancheros del escritor en ascenso que era. Ya quiere ser tan anti comunista como el padre pero no le sale. Entre los artículos hay uno que apareció en la revista Vogue sobre un torneo de damas en Key Biscayne. Fue una de las pocas veces en que Sabatini le ganó la final a Steffi Graf. El artículo no es bueno; darle estatuto glamoroso a algo que todavía no está seguro de poseerlo y lo quiere obtener pagándole a un escritor de nombre. Amis hablando de Tenis es como Sebrelli hablando de fútbol. Aún así hay algunas páginas curiosas para la antología de los escritos sobre nuestra amada Argentina y nuestros próceres. Sabatini pasa por un gran caballo de carrera (sic). Es un elogio; para Amis la Gaby es la perfección de una cruza genética de belleza, talento y charme. Graf es una atleta; Sabatini un especímen superior de la raza humana. De hecho tiempo después en otro clásico del género escritores en ascenso dejó a su esposa e hijos por una mujer más joven y uruguaya; lo más parecido a Sabatini que consiguió. Del uso del tenis como usina cultural es mucho más interesante y potente Fabián Casas comparando a un poeta de vanguardia con Jimmy Connors, porque jugaba todas las pelotas a los flejes. Genial. De cómo descubrí tarde a Fabián Casas es otra historia. En este pequeño rejunte solo quería contar cuanto nos parecemos a los cuervos y a esos pájaros que hacen sus nidos con cosas que van encontrando aquí y allá. Así también nuestros hogares y nuestras cabezas.
El flaco Chela le va ganando a Gasquet; llueve, para y vuelve a llover en Buenos Aires.


Dj malhumor.

5 comentarios:

choclo2008@hotmail.com dijo...

ojala alguien tuviera la broma infinita en castellano y me la prestara... la cuidaria como loco, pagaria seña para que se quede tranquilo, etc...
Es que una vez lo vi en una libreria y salia una fortuna...con tantas cosas para comprar
ojala alguien lo lea y se cope...

Kermit dijo...

publicá el listado de vinilos!

154 dijo...

si hay subasta me prendo.

encerradosafuera dijo...

upa! Hagamos la prueba...Here comes the warm jets
cuánto ofertan?...Inglés, excelente estado!

154 dijo...

yo te doy $30. te lo tiro abajo por el hecho que eno sea hoy productor de coldplay