My Bloody Valentine: MBV Tour. Barrowland, Glasgow, Escocia. Sábado 9 Marzo de 2013.
"Mi problema con el shoegaze es que cuando toca la banda se apagan las luces y no veo un puto zapato".
La gira presentación de MBV debía empezar hoy, sábado 9 de marzo, y acá estamos por verlos en Glasgow, pero nada de estreno para nosotros. A último momento agregaron una fecha anterior en Birmingham, Inglaterra. Muchas bandas inician sus giras por UK o europeas acá y suele ser más o menos así: Primera fecha, nervios, falta de contacto con el público, falta de escenario, poco entusiasmo, material nuevo poco ensayado. Juega todo, bien o mal, y siempre es un test que resulta wow o puaj. El secreto de un buen show no tiene que ver sólo con los músicos. Para que todo salga bien es importante el feedback del público con la banda. O sea, es simple: ellos cobran por tocar y nosotros compramos la entrada para verlos, pero la responsabilidad del resultado, que sea una buena noche, en mi humilde opinión, es compartida.
Hace dos días fui a ver a Living Colour abrir su gira por el 25 aniversario de Vivid. El show fue en un boliche chiquito, y no había ambición mayor que compartir la fiesta en sí. Arrancaron y parecía un ensayo. Digamosle nervios. Pero el ánimo de celebrar que había, tanto arriba como abajo del escenario, armó la complicidad. Los músicos se aflojaron, los espectadores bajamos las expectativas y entre todos la pasamos pipa. Vale decir que el concierto no entró a la historia de la música, nadie va a hablar de esa noche como fundamental, pero alguno que otro se habrá llevado un hito personal: ese jueves a la noche en un boliche sin pretenciones en el que tuve feedback con una banda de humanos y viceversa. Para algunos será cosa de fans, para mí es una responsabilidad del espectador para con toda forma de arte.
Barrowland es uno de esos salones de baile en donde te imaginás gente bailando swing en los 40's, twist en los 50's, rock&roll en los 60's y northern soul en los 70's. Desde entonces, sigue adelante por el empuje por sobrevivir a puro concierto. Actualmente, los pisos de parqué antes impolutos son testigos más de vasos plásticos vacíos que de bailarines tirando pasos innovadores. Pero es un lugar repleto de magia.
Entonces, decía, es sábado a la noche y estamos en la puerta de Barrowland con mi amigo Brydon, que ya vio a los MBV en vivo antes y hoy se trajo unos earplugs (tapones para los oídos). Yo canchereé y dije “no será para tanto”. El patovica corta las entradas y con la misma mala onda con que grita "por acá, no se amontonen" nos dice uno por uno "al final de la escalera mis colegas reparten tapones para los oídos y recomendamos seriamente que los usen". Entiendo que Brydon no exageró. Me siento un espectador que va al cine el día del estreno de Psycho y en la puerta uno de la Cruz Roja le dice: "No te preocupes, estamos acá para cuándo te desmayes".
Mirando zapatos en el Barrowland |
Con luces todavía prendidas como si fuera un martes a la tarde en un club de jubilados, My Bloody Valentine sube al histórico escenario. Hay titubeos, se miran entre ellos tipo "empezá vos" y no hacen nada. Parecen una banda nueva. Finalmente, cuando arrancan, cambia el aire y la incertidumbre se combierte en otra cosa, en todo lo opuesto a vacilar. Empiezan con "I only said", la canción más linda de Loveless, en un volumen que no conozco, con un sonido que no busca explicar nada. Ruido puro. Bailo como puedo en el montón. Me descubro sonriendo.
Un Rothko sonoro |
El ticket, el setlist y los tapones para los oídos oficiales de MBV |
TXT y fotos: Beto Jet-O
http://betojet-o.blogspot.com/
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