Este año que acaba de irse John Carpenter se esmeró bastante más en su capítulo de Masters of Horror. En lugar de la anodina y auto referencial del director de cine loco por lo real del año pasado esta vez se metió con lo real de en serio: todas las fantasías y ansiedades del nacimiento, del parto y su negativo, el aborto. Asquerosa, repelente, revulsiva e inteligente en sus chanchadas y excesos. Hay una escena homenaje también a todo el cine de horror y suspenso centrada en un objeto que ya no es el que era: el teléfono!!! Ya no se puede dejar incomunicado a nadie cortando cables!!! Sin embargo el malo de esta peli, ese actor grandote que es el eslabón perdido entre Tom Waits y alguna clase de Homo Erectus (¿No lo ubican?) antes de entrar a los tiros en una clínica de abortos, situada en un paisaje de fantasía por llamarlo de algún modo, manda a sus hijos a cortar todos los cables. Me encantaría encontrar algún otro significado simbólico a este corte pero bueno, todavía no termino la carrera. Ahh...chin chin.
Miss Mundo.
PD: Ya se que en Temperley se roban los cables para venderlos y te quedas sin telefono por semanas. Pero bueno, la realidad argentina es otro genero de horror.
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