jueves, noviembre 1

BARS 13: The Last Will and Testament of Rosalind Leigh, de Rodrigo Guidiño


Rodrigo Guidiño fundó en 1997 la revista canadiense Rue Morgue y hace algunos años que viene involucrándose en distintos proyectos, escribiendo, actuando, dirigiendo cortos, pero recién este año su labor como director lo llevó a hacer The Last Will and Testament of Rosalind Leigh.

Leon, con toda su pinta de cafisho, acaba de heredar la casa de la madre que murió. En los últimos tiempos, la señora estuvo un poco fanática religiosa. El fanatismo religioso y las películas de terror ya son un lugar muy común, pero intento no dejarme llevar por mis prejuicios. A continuación, el hombre quiere mudarse a la casa, pero pasa una noche un poco incómoda, llama su ex-pareja para que lo ayude a pasar el tiempo, ve cosas en el jardín, entra en trance para hablar con muertos y una larga lista de cosas que son típicas de este tipo de película, aunque hubiesen faltado cosas que se caen solas, apariciones inexplicables, etc. No se entiende qué quiso hacer el niño Rodrigo con esto.

Con una sola persona en cámara contínuamente, que sólo hace contacto con otros personajes que nunca son puestos en pantalla, suena complicado de mantener a un espectador atento. Con sólo ochenta y cinco minutos de duración, esta película parecería haber sido filmada a medida que se iba escribiendo, sin importar qué pasaba antes: primero la historia va para un lado, después para otro, pero no a modo de giro en la trama, sino como si algo le hubiese faltado en el medio que justifique por qué ese cambio. También es un poco irritante el uso de los elementos de la casa que, a modo de advertencia, van mostrando qué pasará a continuación. En lugar de ser guiños al espectador o advertencias, son recursos que terminan haciendo de The Last Testament (…) algo completamente predecible.

En mi vida cabecée dos veces en el cine y, gracias a Guidiño, ahora hay una tercera.

Ludmila Iara K.

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