Colma, el musical

Los musicales son como predica el eslogan de este año: si no es para vos, no es para vos. Sé que muchísima gente dice “Eso de que estén ahí los personajes y de repente se pongan a cantar y bailar no me da”. Nadie dice que no da que el hombre araña se suba por las paredes, pero esa es otra historia. A mí, la verdad, me encanta que la gente se ponga a cantar de la nada. Y me encantó Colma.
Colma parece hecho por cuatro amigos. De hecho, el guión y todas las canciones fueron escritas por uno de los actores protagónicos, H. P. Mendoza, el que hace el gay del pueblo. El otro protagonista es Jake Moreno, y representan a dos chicos latinos, o más bien filipinos, en Colma, un suburbio de San Francisco que se caracteriza por albergar un enorme cementerio. Acaban de terminar el secundario y se dedican a lamentarse y pensar en su nueva vida, junto a su amiga Maribel. La anécdota es mínima, pero las canciones están muy bien, todo en su tamaño de película chiquita. Un encanto. Porque, ¿vieron que los musicales suelen ser grandilocuentes? Este no.