Una formidable obra maestra. Algo que nunca antes se ha hecho. FUCKING WOW!
Lynch, Maestro!!!!!!!!!!
PD. No se quejen compas porteños, ya que según la IMDb, El imperio abre en estreno comercial en la Argentina el 30 de agosto. Nosotros, probablemente la veamos en cine, en corridas de 7 días, en el 2008 o 2009. Puta madre. = (
No nos quejamos, puteamos, nomás... que vendría a ser lo mismo, pero con bronca. Eso sí, si querés ver toda la avanzada japonesa, películas "rarísimas" y "deformes" como Geo Lobotomy, tomate un avión para Buenos Aires, Paxton...
Hablando de Perrone, en el comentario de sin aliento de Canadá, el cronista (JA)compara a Perrone con Apichatpong, que te puede no gustar, pero no ver diferencias!! Bueno, que me sorprendo, habían dicho que el pibe de Sábado era Truffaut. Me deprimo.Socorro!!!! dj malhumor
Me contaron que Lynch tiene contrato exclusivo con Haciendo Cine. Vieron? De ahi la pelea: Peña-Guerschuny. Me contaron ademas que David (de onda por supuesto) les dirigió el comercial ese con Pedrero y Antonella Costa, cuyo guión(?) plagiaron los muchachos de Clarin este año. Ahhh...por eso el quilombo.
Ojo que a Perrone no solo le roba Apichatpong, sino que tambien le robo Linklater. Texano ladrón!!
Antes del atardecer? dalee!! si tuviste la idea despues de ver 8 años despues en el malba...texano que mal que me caes por dió.
Yo nunca había visto una peli de Perrone hasta este festival, leí muchisimas entrevistas a él y notas sobre él, por lo que sabía bastante bien para donde iba y que me iba a encontrar, por lo que lo había esquivado a conciencia muy prolijamente seguro de que su cine no me iba a gustar. Y no se porque maldita razon este año decidi ver "Canada", compite entre lo peor del festival con Geo-lobotomy. Minutos y minutos de lo peor del cine lejos.
"Hablando de Perrone, en el comentario de sin aliento de Canadá, el cronista (JA)compara a Perrone con Apichatpong, que te puede no gustar, pero no ver diferencias..."
Comparar a un director con otro o a una película con otra no quiere decir que no ves diferencias entre ellas; simplemente quiere decir que ves alguna similitud.
Desgraciadamente en nuestra Nueva Crítica Argentina (NCA), se intenta todo el tiempo crear paralelos que exceden una simple comparación. Hay segundas intenciones detrás de ese paralelo de nombres y mucho tiene que ver con dos factores: -el primero y más aberrante: los argentinos siempre somos buenos en lo que hacemos. Fuimos los primeros, lo más vivos, los más indies, los que inventamos películas en las que los personajes ser reencuentran años después, todo esto mucho antes que Linklater, of course. -el intentar abrir nuevas vías de discusión, armar escándalo, quilombo. Que está bien por un lado: puede ser una de las funciones de la crítica, pero si se lo hace desde la comparación facilista, resulta un poco irresponsable. - de un tiempo acá se fue notando cómo la ignorancia en determinados campos -puntualmente en el cine- lleva que todos los que tocan de oído se suban a algún vagón de un tren manejado por los que arman los festivales. Un buen ejemplo es lo que pasó levemente con Christopher Guest, que en dos o tres publicaciones hablaron de él como un genio, mientras que en el texto se notaba que quien escribía esas palabras no tenía idea de quién se trataba, más allá del catálogo del Festival. La crítica especializada tiene una responsabilidad ante el público y otra ante el resto de la crítica, más relajada en cuanto a conocimientoy seriedad. Por eso que un exponente de la NCA te salga con una comparación de este tipo e sun poco indignante. Apicha y Perrone pueden tener algunos puntos en común, ocmo los puede tener con Lynch o con Scorsese. Pero si la comparación se justifica con tres palabras y los universos están tan separados como en estos casos, la comparación resulta un poco escandalosa. Pero hay responsabilidades que no son tomadas como tal. Ciertos lugares de "poder informativo" terminan siendo usados para el mal, en muchos sentidos.
Y ya sé, mi perorata en este post, para mcuhos se debe parecer a cierto periodista del Sumplemento Ñ... ¿Perdón?
Buenas. El que escribe ahora es el que comparó a Perrone con Apichatpong en la crítica publicada en “Sin Aliento”. Lo que sigue es extenso porque pretendo explicar lo que no ha sido entendido. Ojalá se tomen el tiempo y puedan leerlo. Antes de defender mi posición, pego acá abajo las líneas en las cuales se inscribía la polémica comparación:
"Podría haber contado, también, cómo Canadá pasa de la calma contemplativa de Blissfuly yours a los climas inquietantes de Gerry; cómo nos lleva de la amenaza de la segunda parte de Tropical Malady a la emoción pop de su primera sección; cómo hace de un hospital de Ituzaingó el reflejo opaco de la fascinante clínica de Syndromes and a Century. Y debería haber aclarado que, sin embargo, Canadá tiene un tono propio, producto de cómo visita y abandona cada uno de esos lugares con una ligereza desinteresada."
Antes de eso me ocupé de relatar, esta vez en palabras, la película de Perrone. Es decir: consideré (considero) que era necesario abordar Canadá a partir de un racconto de la historia, porque creo que la principal virtud de la película es -justamente- su fluidez, su liviandad para hacerse cargo y al mismo tiempo no hacerse cargo de sucesivos climas, estéticas y linajes del cine actual. Ese "visita y abandona” se refiere, entonces, a todo el primer párrafo de mi crítica (que vuelve a contar la película y sus progresivas mutaciones) y, fundamentalmente, a las líneas que pegué acá arriba y tanto revuelo generaron. Perrone, estoy convencido, visita y abandona a esos autores. No sé si la indignación generada por la referencia a Apichatpong apunta sus dardos a la mención de 1) Blissfuly Yours 2) Tropical Malady 3) Syndromes and a Century. Por si acaso, paso a explicar con mayor detenimiento las tres referencias: 1) A la luz de lo que sigue en la película, creo que la secuencia inicial de Canadá puede compararse con Blissfully Yours. O por lo menos a mi me remitió a esa película y me generó el mismo sentimiento reposado y contemplativo –aún en un momento de incomodidad para los personajes- que experimenté al ver la película de Apichatpong. El agua, la naturaleza, la relación de pareja perturbada levemente por un elemento anómalo... todo eso encuadrado pausadamente -y después abandonado por otra estética- llevan a pensar en Blissfully yours (aunque en ese caso la parte “de la naturaleza” estuviese al final y no al principio). 2) Asentada esa “contemplación del entorno”, Canadá nos hace creer por algunos minutos que la chica se perdió en el bosque. La sucesión de planos (que describo en mi crítica) que muestran al chino cuando la busca por el bosque construyen una tensión, un fuera de campo, un desencuadre que me remiten, dada la ambientación previa, a la parte selvática de Tropical Malady... esta “búsqueda enigmática” también gira, como en la película de Apichatpong, en torno a la desaparición de uno de los amantes y al fantasma de que esa relación se termine (el chino se va a Canadá, uno de los dos amantes de Tropical Malady deja colgado al otro al finalizar la primera parte de la película). Por otra parte, en el primer párrafo de la crítica describía el pasaje del riesgo vivido por los personajes en el bosque a su paseo en bicicleta por el barrio: “Del travelling-subjetiva hacia delante que nos impuso la huída del bosque pasamos a un travelling más calmo que mira hacia atrás por una calle de barrio. Ahora los vemos andar en bicicleta y oímos una balada pop”. Esa frescura romántica de la canción pop y los chicos andando en bicicleta entra en tensión con el riesgo recién vivido en el bosque, de la misma manera en que la presencia del “tigre” durante la segunda parte de Tropical Malady dialogaba con la canción de karaoke de la primera parte, que era tan pop y “día de ocio y deambule” como el paseo en bicicleta de Canadá. Me parece inevitable ver en Tropical Malady un díptico que se ocupa de los dos lados de una relación amorosa: cara y ceca que también se imponen en la película de Perrone. 3) La que hago con Syndromes and a Century es la comparación más polémica de todas, aquella en la que los “universos están [más] separados”. La fascinación de Perrone por todo el proceso médico que atraviesa su personaje, por la fragilidad de su cuerpo y por el ámbito del hospital en general me remitieron a la sensación que había tenido viendo Syndromes... Tres observaciones: i. Perrone no sólo elige mostrar los momentos en los que Eber es atendido, además muestra a los médicos con otros pacientes. ii. Vemos todas las consultas de Eber, enteras y sin cortes. iii. Hay un particular interés por mostrar los aparatos médicos, y el hecho de que la secuencia termine con una de las radiografías ocupando toda la pantalla es prueba contundente de esto. Esa fascinación por el hospital y la voluntad de mostrarnos todo y al mismo tiempo extrañar la mirada sobre un espacio tan cotidiano se vinculan con la presencia de los hospitales (o consultas médicas) en el cine de Apichatpong. Hay médicos en Blissfuly yours (al principio), Tropical Malady (cuando se accidenta el perro) y, claro, Syndromes... En todos los casos la fragilidad de los cuerpos se vincula con el comienzo o el transcurso de una relación amorosa... como en Canadá. Más allá de esto, creo que una mirada atenta sobre la secuencia del hospital en la película de Perrone habilita la comparación... los críticos pueden a veces limitarse a sugerir lecturas a los espectadores, posibles sensaciones al enfrentarse a una película. No tiene por qué explicar todo; menos en críticas tan breves como la que estamos discutiendo.
Y esto último se aplica a todo lo otro: en este larguísimo post me ocupé de fundamentar mis comparaciones, pero creo que aquellas pudieron ser leídas como sugerencias a ser corroboradas (o no) al ver la película una segunda vez o como sensaciones a ser compartidas (o no) en esa misma segunda vuelta. De todos modos, esas breves comparaciones apuntaban a lo que decía al principio: la capacidad de Perrone para deslizarse de uno a otro de esos climas o linajes o estéticas. La poca fundamentación en esas comparaciones responde también a aquella idea de pasaje continuo que, por otra parte, resalto con claridad. Finalmente, discutir si Perrone se copió de Van Sant, Van Sant de Apichatpong, Apichatpong de Perrone o Perrone de todos ellos... me parece del todo irrelevante. No me importan “los argentinos”, sus logros, sus originalidades o sus vivezas. Me importa el cine, y no creo que de mi crítica se desprenda una celebración de la “originalidad” de Perrone (y menos aún la sentencia de que alguno de esos autores se copiaron de él). No me importa la “originalidad”. Tampoco creo que mi crítica buscase hacer quilombo o escándalo, ni que fuese irresponsable: como en este caso, firmé con nombre y apellido.
Gracias por el trabajo que te tomaste, y lo digo sinceramente. Desde ya no estoy de acuerdo y eso es lo que me deprime, que era el comentario que seguía, porque tal vez tengas razón y no haya diferencias significativas, ya que podés mencionar a un nombre junto al otro, podés poner a Perrone, a quién considero un amateur, un oportunista que ha encontrado su nicho (lo digo en el sentido darwiniano) un inflado por cierta crítica que necesita los equivalentes locales para poder hacer su trabajo (Melero es nuestro Brian Eno, Acuña nuestro Linklater, etc) junto a Apichatpong a quien considero un autor inspirado. Y digo autor a pesar mío, porque incluso con tres películas llenas de talento, hablar de un autor es excesivo y solamente una conjetura. No creo que un crìtico tenga que explicarlo todo, pero sí controlar las asociaciones que dispara. Los catàlogos de todos los festivales a la fecha son una buena muestra de esas asociaciones caprichosas que una y otra vez llevan al cine espectadores engañados. Si jamás hubiera visto una película del tailandés nunca hubiera ido a ver esta última al poner el nombre Perrone. Si nunca hubiera visto una de Perrone hubiera corrido al cine a ver una gran película para salir tremendamente decepcionado. Nunca había leído nada tuyo hasta ahora, durante el festival y en el contexto de cómo se hace crítica, me resultaba otro ejemplo de los excesos de los que nos quejamos todas las mañanas antes de ir a trabajar.
13 comentarios:
Ya la vi! Ya la vi!!! Ya la vi!! Waaaaaaaaaaaaaa!
Una formidable obra maestra. Algo que nunca antes se ha hecho. FUCKING WOW!
Lynch, Maestro!!!!!!!!!!
PD. No se quejen compas porteños, ya que según la IMDb, El imperio abre en estreno comercial en la Argentina el 30 de agosto. Nosotros, probablemente la veamos en cine, en corridas de 7 días, en el 2008 o 2009. Puta madre. = (
Saludos cordiales,
No nos quejamos, puteamos, nomás... que vendría a ser lo mismo, pero con bronca.
Eso sí, si querés ver toda la avanzada japonesa, películas "rarísimas" y "deformes" como Geo Lobotomy, tomate un avión para Buenos Aires, Paxton...
Es que a Peña no le gusta Lynch, prefiere a Perrone.
Así es, bobbyfisher, Lynch debe ser "muy de estudiante de cine, muy obvio, muy trillado"...
Se la víe, y no te voy a decir a quién...
Hablando de Perrone, en el comentario de sin aliento de Canadá, el cronista (JA)compara a Perrone con Apichatpong, que te puede no gustar, pero no ver diferencias!! Bueno, que me sorprendo, habían dicho que el pibe de Sábado era Truffaut. Me deprimo.Socorro!!!!
dj malhumor
Premios, premios, PREMIOOSSS!!! Waaaaaaaaa!
jaja, esas comparaciones me matan
yo por suerte tuve mi cuota surrealista con Avida
pd: nadie vio Brand upon the brain? gloriosa
Me contaron que Lynch tiene contrato exclusivo con Haciendo Cine. Vieron? De ahi la pelea: Peña-Guerschuny. Me contaron ademas que David (de onda por supuesto) les dirigió el comercial ese con Pedrero y Antonella Costa, cuyo guión(?) plagiaron los muchachos de Clarin este año. Ahhh...por eso el quilombo.
Ojo que a Perrone no solo le roba Apichatpong, sino que tambien le robo Linklater. Texano ladrón!!
Antes del atardecer? dalee!! si tuviste la idea despues de ver 8 años despues en el malba...texano que mal que me caes por dió.
Yo nunca había visto una peli de Perrone hasta este festival, leí muchisimas entrevistas a él y notas sobre él, por lo que sabía bastante bien para donde iba y que me iba a encontrar, por lo que lo había esquivado a conciencia muy prolijamente seguro de que su cine no me iba a gustar. Y no se porque maldita razon este año decidi ver "Canada", compite entre lo peor del festival con Geo-lobotomy. Minutos y minutos de lo peor del cine lejos.
"Hablando de Perrone, en el comentario de sin aliento de Canadá, el cronista (JA)compara a Perrone con Apichatpong, que te puede no gustar, pero no ver diferencias..."
Comparar a un director con otro o a una película con otra no quiere decir que no ves diferencias entre ellas; simplemente quiere decir que ves alguna similitud.
Ezequiel
Desgraciadamente en nuestra Nueva Crítica Argentina (NCA), se intenta todo el tiempo crear paralelos que exceden una simple comparación. Hay segundas intenciones detrás de ese paralelo de nombres y mucho tiene que ver con dos factores:
-el primero y más aberrante: los argentinos siempre somos buenos en lo que hacemos. Fuimos los primeros, lo más vivos, los más indies, los que inventamos películas en las que los personajes ser reencuentran años después, todo esto mucho antes que Linklater, of course.
-el intentar abrir nuevas vías de discusión, armar escándalo, quilombo. Que está bien por un lado: puede ser una de las funciones de la crítica, pero si se lo hace desde la comparación facilista, resulta un poco irresponsable.
- de un tiempo acá se fue notando cómo la ignorancia en determinados campos -puntualmente en el cine- lleva que todos los que tocan de oído se suban a algún vagón de un tren manejado por los que arman los festivales. Un buen ejemplo es lo que pasó levemente con Christopher Guest, que en dos o tres publicaciones hablaron de él como un genio, mientras que en el texto se notaba que quien escribía esas palabras no tenía idea de quién se trataba, más allá del catálogo del Festival.
La crítica especializada tiene una responsabilidad ante el público y otra ante el resto de la crítica, más relajada en cuanto a conocimientoy seriedad. Por eso que un exponente de la NCA te salga con una comparación de este tipo e sun poco indignante. Apicha y Perrone pueden tener algunos puntos en común, ocmo los puede tener con Lynch o con Scorsese. Pero si la comparación se justifica con tres palabras y los universos están tan separados como en estos casos, la comparación resulta un poco escandalosa.
Pero hay responsabilidades que no son tomadas como tal. Ciertos lugares de "poder informativo" terminan siendo usados para el mal, en muchos sentidos.
Y ya sé, mi perorata en este post, para mcuhos se debe parecer a cierto periodista del Sumplemento Ñ...
¿Perdón?
Buenas. El que escribe ahora es el que comparó a Perrone con Apichatpong en la crítica publicada en “Sin Aliento”. Lo que sigue es extenso porque pretendo explicar lo que no ha sido entendido. Ojalá se tomen el tiempo y puedan leerlo. Antes de defender mi posición, pego acá abajo las líneas en las cuales se inscribía la polémica comparación:
"Podría haber contado, también, cómo Canadá pasa de la calma contemplativa de Blissfuly yours a los climas inquietantes de Gerry; cómo nos lleva de la amenaza de la segunda parte de Tropical Malady a la emoción pop de su primera sección; cómo hace de un hospital de Ituzaingó el reflejo opaco de la fascinante clínica de Syndromes and a Century. Y debería haber aclarado que, sin embargo, Canadá tiene un tono propio, producto de cómo visita y abandona cada uno de esos lugares con una ligereza desinteresada."
Antes de eso me ocupé de relatar, esta vez en palabras, la película de Perrone. Es decir: consideré (considero) que era necesario abordar Canadá a partir de un racconto de la historia, porque creo que la principal virtud de la película es -justamente- su fluidez, su liviandad para hacerse cargo y al mismo tiempo no hacerse cargo de sucesivos climas, estéticas y linajes del cine actual. Ese "visita y abandona” se refiere, entonces, a todo el primer párrafo de mi crítica (que vuelve a contar la película y sus progresivas mutaciones) y, fundamentalmente, a las líneas que pegué acá arriba y tanto revuelo generaron. Perrone, estoy convencido, visita y abandona a esos autores. No sé si la indignación generada por la referencia a Apichatpong apunta sus dardos a la mención de 1) Blissfuly Yours 2) Tropical Malady 3) Syndromes and a Century. Por si acaso, paso a explicar con mayor detenimiento las tres referencias: 1) A la luz de lo que sigue en la película, creo que la secuencia inicial de Canadá puede compararse con Blissfully Yours. O por lo menos a mi me remitió a esa película y me generó el mismo sentimiento reposado y contemplativo –aún en un momento de incomodidad para los personajes- que experimenté al ver la película de Apichatpong. El agua, la naturaleza, la relación de pareja perturbada levemente por un elemento anómalo... todo eso encuadrado pausadamente -y después abandonado por otra estética- llevan a pensar en Blissfully yours (aunque en ese caso la parte “de la naturaleza” estuviese al final y no al principio). 2) Asentada esa “contemplación del entorno”, Canadá nos hace creer por algunos minutos que la chica se perdió en el bosque. La sucesión de planos (que describo en mi crítica) que muestran al chino cuando la busca por el bosque construyen una tensión, un fuera de campo, un desencuadre que me remiten, dada la ambientación previa, a la parte selvática de Tropical Malady... esta “búsqueda enigmática” también gira, como en la película de Apichatpong, en torno a la desaparición de uno de los amantes y al fantasma de que esa relación se termine (el chino se va a Canadá, uno de los dos amantes de Tropical Malady deja colgado al otro al finalizar la primera parte de la película). Por otra parte, en el primer párrafo de la crítica describía el pasaje del riesgo vivido por los personajes en el bosque a su paseo en bicicleta por el barrio: “Del travelling-subjetiva hacia delante que nos impuso la huída del bosque pasamos a un travelling más calmo que mira hacia atrás por una calle de barrio. Ahora los vemos andar en bicicleta y oímos una balada pop”. Esa frescura romántica de la canción pop y los chicos andando en bicicleta entra en tensión con el riesgo recién vivido en el bosque, de la misma manera en que la presencia del “tigre” durante la segunda parte de Tropical Malady dialogaba con la canción de karaoke de la primera parte, que era tan pop y “día de ocio y deambule” como el paseo en bicicleta de Canadá. Me parece inevitable ver en Tropical Malady un díptico que se ocupa de los dos lados de una relación amorosa: cara y ceca que también se imponen en la película de Perrone. 3) La que hago con Syndromes and a Century es la comparación más polémica de todas, aquella en la que los “universos están [más] separados”. La fascinación de Perrone por todo el proceso médico que atraviesa su personaje, por la fragilidad de su cuerpo y por el ámbito del hospital en general me remitieron a la sensación que había tenido viendo Syndromes... Tres observaciones: i. Perrone no sólo elige mostrar los momentos en los que Eber es atendido, además muestra a los médicos con otros pacientes. ii. Vemos todas las consultas de Eber, enteras y sin cortes. iii. Hay un particular interés por mostrar los aparatos médicos, y el hecho de que la secuencia termine con una de las radiografías ocupando toda la pantalla es prueba contundente de esto. Esa fascinación por el hospital y la voluntad de mostrarnos todo y al mismo tiempo extrañar la mirada sobre un espacio tan cotidiano se vinculan con la presencia de los hospitales (o consultas médicas) en el cine de Apichatpong. Hay médicos en Blissfuly yours (al principio), Tropical Malady (cuando se accidenta el perro) y, claro, Syndromes... En todos los casos la fragilidad de los cuerpos se vincula con el comienzo o el transcurso de una relación amorosa... como en Canadá. Más allá de esto, creo que una mirada atenta sobre la secuencia del hospital en la película de Perrone habilita la comparación... los críticos pueden a veces limitarse a sugerir lecturas a los espectadores, posibles sensaciones al enfrentarse a una película. No tiene por qué explicar todo; menos en críticas tan breves como la que estamos discutiendo.
Y esto último se aplica a todo lo otro: en este larguísimo post me ocupé de fundamentar mis comparaciones, pero creo que aquellas pudieron ser leídas como sugerencias a ser corroboradas (o no) al ver la película una segunda vez o como sensaciones a ser compartidas (o no) en esa misma segunda vuelta. De todos modos, esas breves comparaciones apuntaban a lo que decía al principio: la capacidad de Perrone para deslizarse de uno a otro de esos climas o linajes o estéticas. La poca fundamentación en esas comparaciones responde también a aquella idea de pasaje continuo que, por otra parte, resalto con claridad. Finalmente, discutir si Perrone se copió de Van Sant, Van Sant de Apichatpong, Apichatpong de Perrone o Perrone de todos ellos... me parece del todo irrelevante. No me importan “los argentinos”, sus logros, sus originalidades o sus vivezas. Me importa el cine, y no creo que de mi crítica se desprenda una celebración de la “originalidad” de Perrone (y menos aún la sentencia de que alguno de esos autores se copiaron de él). No me importa la “originalidad”. Tampoco creo que mi crítica buscase hacer quilombo o escándalo, ni que fuese irresponsable: como en este caso, firmé con nombre y apellido.
Tomás Binder
Gracias por el trabajo que te tomaste, y lo digo sinceramente. Desde ya no estoy de acuerdo y eso es lo que me deprime, que era el comentario que seguía, porque tal vez tengas razón y no haya diferencias significativas, ya que podés mencionar a un nombre junto al otro, podés poner a Perrone, a quién considero un amateur, un oportunista que ha encontrado su nicho (lo digo en el sentido darwiniano) un inflado por cierta crítica que necesita los equivalentes locales para poder hacer su trabajo (Melero es nuestro Brian Eno, Acuña nuestro Linklater, etc) junto a Apichatpong a quien considero un autor inspirado. Y digo autor a pesar mío, porque incluso con tres películas llenas de talento, hablar de un autor es excesivo y solamente una conjetura. No creo que un crìtico tenga que explicarlo todo, pero sí controlar las asociaciones que dispara. Los catàlogos de todos los festivales a la fecha son una buena muestra de esas asociaciones caprichosas que una y otra vez llevan al cine espectadores engañados. Si jamás hubiera visto una película del tailandés nunca hubiera ido a ver esta última al poner el nombre Perrone. Si nunca hubiera visto una de Perrone hubiera corrido al cine a ver una gran película para salir tremendamente decepcionado.
Nunca había leído nada tuyo hasta ahora, durante el festival y en el contexto de cómo se hace crítica, me resultaba otro ejemplo de los excesos de los que nos quejamos todas las mañanas antes de ir a trabajar.
Dj malhumor
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