jueves, abril 8

Arrancó el Bafici: Rodríguez, de Julián Borrell y Demián Santander

Si soy así, qué voy a hacer... entre israelí nominada para el Oscar, sueca climática y argentina desconocida elegí la argentina desconocida. Casi haciendo ta-te-ti. El primer fotograma decía "Unviaje Films". Bien. ¿Por qué será que si la peli es buena decimos que es un viaje, pero si el viaje es bueno, decimos que es una película? Será que nos gustan los viajes y las películas. Será que se parecen.
No puedo resistirme a una road movie. Tengo la sensación de que el equipo tiene que ponerle muchas pero muchas ganas para arruinarla. Y sí, soy fácil, y por suerte, empecé bien: Rodríguez me gustó. De una forma un poco tonta, simplota: me gusta la ruta, me gustas tú; me gusta la ciudad, me gustas tú; me gustan los ríos, me gustas tú; me gusta la selva...
Es raro, pero las rutas argentinas tienen muchas menos películas que las que se merecen. Lo mismo pasa con Buenos Aires: nunca había visto el subte retratado como en Rodríguez. Es curioso tomarse el B para llegar al Bafici y veinte minutos más tarde, en la sala, verlo en pantalla gigante.
Sinopsis: dos chicas que fueron amigas emprenden un viaje juntas casi de casualidad. Casi. Algunas cosas podrían salir mal, pero a la larga todo sale bien.
Quizás le sobra un poco el redondeo de la última escena (¿necesitábamos eso? ¿te parece?), pero igual está bien. Si Rodríguez fuera malaya tendría chances de ganar un premio.

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