sábado, abril 10

El ambulante

Sigo cayendo en el truco: me compran con una ruta. Veo la ruta y sonrío. Si viene acompañada por canción alegórica, como Piedra y camino, mejor.
Algún angelito debe estar cuidándome que vi tres argentinas y todavía no puteo. Es más, estoy contenta. El ambulante es el lo que Carlos Sorín hubiera querido hacer y nunca logrará: una auténtica historia mínima en un pueblito perdido, con una alegría y un humor simplón difíciles de igualar. Sé que contado así suena mal, pero está bien.
El ambulante sigue a Daniel Burmeister, un "cineasta artesanal", como él se define, que anda por los pueblitos del interior con un Dodge destartalado y una cámara de vhs, haciendo películas con los habitantes de los pueblos como actores. Repite siempre los mismos cuatro o cinco guiones, en un tono de picaresca costumbrista; pide a cambio alojamiento y comida, todo de lo más humilde. Y es feliz, y sus actores-técnicos-asistentes son felices. Después la película se estrena, él cobra cinco pesos la entrada y se va a empezar de nuevo al pueblo de al lado. Los directores del documental, que lograron invisibilizarse notoriamente, permiten que hasta a nosotros, espectadores de la ciudad, se nos contagie la risa.
Maravillosas son, por ejemplo, la escena del casting, o aquella en la que se improvisa un travelling con unos chicos arrastrando una frazada. Suena ñoño. Está buenísimo.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

una huevada.

Los directores dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Cristian Baigorria dijo...

Es, sin dudas, lo mejor del 12º BAFICI... Aguante El ambulante!!

Anónimo dijo...

che que copado que ellos mismos digan imperdible,y los b...........lo publiquen,buenisimooooo.

Anónimo dijo...

Buenísimo!!!!!!!!!!Se ganaron el Premio