sábado, abril 10

Secuestro y muerte, de Rafael Filipelli

Bueno bueno, ya era demasiado, ¿no? Apostar a una cuarta película argentina que me diera placer era definitivamente demasiado. Pero no quería perderme el film de apertura del festival y todos sus laureles: tema interesantísimo, filmada por Filipelli, escrita por Sarlo, Oubiña y Llinás, actuada por los mejores actores de teatro de esta generación.
Veredicto: Tema interesantísimo. Muy bien filmada. Muy bien actuada, casi como una obra de cámara (laureles para Enrique Piñeyro, revelación, excelente en la piel del General). Pero. Por algún motivo. No pasa nada.
A mí, por lo menos, no me pasó nada al verlo. Nada de lo que esperaba: una objetivación extrema. Por supuesto que este efecto es buscado; no vamos a pensar que Filipelli, Sarlo y Llinás la pifiaron. Buscaban esto: la puesta en escena desapasionada, entomológica, de uno de los momentos más calientes de la historia argentina.
Ah: como le gusta a Llinás, no hay nombres propios en el guión. A puro sobreentendido, se habla de "el General", "ese cuerpo", "ella" y "nosotros". No apto para distraídos. A veces nos quejamos de no entender bien una película de Kazajstán. Pobre del extranjero -o el demasiado joven, o el distraído- que se meta con Secuestro y muerte, explícita, seca y directa desde el título.

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