The Office es una de las comedias más amargas que conozco. Ever. Verla es una adicción difícil de describir. Una mezcla de ternura con malestar estomacal. Vergüenza ajena constante y empatía hasta la risa convertida en lágrimas. Un exceso de humanidad también. No vi la versión inglesa que solo imagino, conociendo un poco a Gervais, solo despiadada. Todos somos el pibe que se las sabe todas. Prefiero ser labrador en la tierra a monarca en el Hades. ¿Quién lo dijo? ¿Ulises? ¿Aquiles? ¿Dwight? No, lejos de eso; Dwight es quien lucha para ser rey en el inframundo. No se puede no admirar su perseverancia y método. Algunos luchan timidamente para escapar de él y la mayoría solamente quiere no hundirse en esas agua profundas. La galería de perdedores pop es tan larga como la lista de nuestros amigos (una lista en la que estamos todos). La vida está en otra parte; lugar común a esta altura, sin embargo nunca llevado adelante con tal evidencia. Michael perdido en el bosque; Michael en Nueva York; Michael tiene un hijo; Michael juega al basquetbol. Todo es de mentiritas. Michael es un personaje entrañable enfrascado en sus límites, siempre queriendo ser más de lo que es y mucho más de lo que jamás podría ser. Es admirable la evolución del personaje (si, Michael a su manera madura). Los golpes que recibe no podrían ser más dolorosos; directamente proporcional a su ceguera estructural (jua, parezco salido de un seminario de Lacan). Círculos concéntricos de ignorancia; laberintos de dudosas salidas. Humano, demasiado humano.
Santiago B.
3 comentarios:
buenísimo este post santiago.
:)
gracias!!
Si la yankee te apareció amarga, cuando veas la inglesa, lo es aún mas. Gervais suele ser mas incómodo que la indiosincracia del yankee pum para arriba.
(Eso si, no la veas buscando paralelismo entre los personajes porque no la hay, por mas que la historia y los capítulos sean los mismos) Eso es lo que hace que las dos series sean geniales partiendo de lo mismo (bueno, una es la original, claro)
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