Vamos todavía con los documentales argentinos. Un documental argentino como una fábula oriental, casi como un haiku. Cómo se hace un haiku en Formosa, teniendo como materiales el rugby, un grupo de pibes tobas, un entrenador filofascista y un montón de armas y milicos es algo que bien podría preguntársele al amigo Rosenfeld. Un anécdota mínima que se expande para todos lados: un ex rugbier, grandote, cabezón, hipercristiano y facho él como corresponde, toma como su misión en esta tierra constituir un equipo de rugby aborigen. En el medio, les dice que no chupen, que se respeten ("eso implica que pueden pasar por arriba del otro, rugbísticamente hablando"), que su único ascenso social posible es ganarles a los Pumitas y ya que estamos les predica tradición, familia y propiedad. En serio. En sus términos, claro.
La secuencia final trata a un partido de rugby con un spleen digno de la más melancólica toma europea. Cosa seria.
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