jueves, abril 22
Les triplettes de Belleville
¿Cómo puede ser que todavía no dijimos nada de esta maravilla? Una película para ser feliz. Así nomás. Feliz como sólo se es feliz con los dibujos animados, inventados para felicidad de los niños. Los niños pueden ver esta peli y ser ampliamente felices y también podemos verla todos los demás y sentirnos niños gracias a ella. Una anécdota mínima pero eficiente (el secuestro de un ciclista en pleno tour de france, y la búsqueda implacable de sus fieles madre y perro) funciona para desplegar toda una serie infinita de maravillosidades animadas. La peli no tiene diálogos: tiene música, y sobre todo dibujos, dibujos fabulosos, de esos que si fueran pósters podríamos ponerlos al lado de la cama y pasar toda la infancia mirándolos. Enormes ciudades monocromáticas con rascacielos gigantescos, barcos tan grandes como los rascacielos, el paso del tiempo sobre las ciudades cambiándoles el color. Nunca podríamos cansarnos de mirar eso, y además la película no da tiempo: los personajes siempre están moviéndose, en bicicleta o usando los más insospechados medios de transporte. Ah, y además están las mismísimas triplettes: tres deliciosas ancianas que hacen jazz con cualquier elemento. En fin, me parece que hablar de esto no sirve. Entonces: véanla, y si quieren quedar bien con alguien, inviten.
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