Hay películas que hacen todo bien. Son correctas, inteligentes, bien pensadas, tienen todo en su lugar... y sin embargo, ¿es suficiente? ¿Es suficiente la estructuración teórica irreprochable? ¿Es suficiente que la idea fuerza de la película esté en cada plano, en cada composición? Está bueno, sí, ¿pero es suficiente?
En Avanti Popolo pasa un poco esto. Trabaja con tags criticos-friendly (memoria individual, memoria colectiva, reflexion sobre el cine, lo íntimo, lo público, etcétera) y está todo en su lugar. Encuentra la forma-registro adecuada (el super 8) para hablar, por agarrar uno de estos tags, de la memoria colectiva e individual, formato que a su vez sirve para trazar un ida y vuelta entre las viejas formas de cine y las viejas formas de construcción política, de su agonía y su caída en la obsolencia. También tiene elementos de distancia (mirada a cámara, soliloquios). Se encarga, sí, muy bien, en general, de que la forma corra a la par de la melancolía del protagonista por el olvido y la muerte gris de las utopías. Pero repito, ¿con eso estamos? Será que hay películas para críticos, pero no para cualquier crítico, sino para aquellos que evalúan las películas como si fueran trabajos prácticos. Entonces si hablás de la memoria, tenes que meter un registro visual pertinente y adoptar los gestos de enunciación correspondientes. Es casi un unir con flechas, ¿no? ¿No hay algo más en el cine? ¿No tiene que haber algo más? ¿una dimensión más estrictamente creativa? ¿Una poesía? ¿una potencia creadora de imágenes huidizas que hagan estallar la sensibilidad y la comprensión de los espectadores en mil pedazos? ¿No tenemos que crear imágenes más que simplemente ensamblar las piezas en stock correspondientes a la idea fuerza? Todo eso es lo que no sentí en Avanti Popolo. No me sorprendió casi ninguna imagen, no percibí ninguna evolución, ninguna ruptura, todo me parecía normalmente desplegable una vez que entendí qué quería mostrar la película. Si, sí, hay algun momento propio, con aura, en Avanti Pópolo. Quizás cuando padre e hijo son atravesados por la proyección en super 8 del hijo desaparecido. No es una composición muy original, pero al menos es algo. No sé. Ahora que la escribí me parece una idea más bien genérica. Lo seguiré meditando. Igual valoro mucho que Avanti Popolo dure 70 minutos. La duración de una película también es una cuestión moral.
PD: Además de estas reflexiones, no me gustó que es nostálgica y, por momentos, cancherita. Le doy seis melocotones.
Se puede ver el miércoles 17 a las 16 horas en el Village Recoleta 6
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